/ domingo 1 de diciembre de 2019

Aquí Querétaro

Con antecedentes desde el siglo XIX, la Feria de Querétaro es un acontecimiento infaltable antes de que termine el año. Pese al crecimiento citadino, al cambio radical de costumbres y al notable deterioro de la movilidad, la Feria sigue ahí, siendo un referente y un atractivo destino para los queretanos.

En los últimos sesenta años, la Feria, siempre acompañada por su exposición ganadera como ingrediente principal, ha significado la atracción más importante del año, justo cuando éste está por terminar. Lo mismo en el Cerro de las Campanas que en los alrededores de la Colonia Burócrata, que en su actual ubicación, ya en el Municipio de El Marqués.

Allá en el histórico cerro donde hoy se ubica la Universidad Autónoma de Querétaro, era visitada por prácticamente la totalidad de la entonces no muy grande ciudad. En lo que hoy son aulas de las facultades de Química y de Ingeniería, las naves guarecían al ganado vacuno en exhibición y se descubrían variados estantes, entre los que siempre destacó el de la empresa vinícola Pedro Domecq.

En una apuesta por la modernidad, se construyeron sus nuevas instalaciones a un costado del Circuito Moisés Solana, allá en la por entonces lejanía de las faldas del Cimatario, con un complejo donde se albergaba a todo el ganado, un eficaz espacio de calificación e hípico, una local famosísimo de La Corona, y un palenque, pieza fundamental de las nuevas formas de organizar la Feria.

Quizá las novedades más claras de las nuevas instalaciones, en el actual Ecocentro Expositor, es la existencia de un larguísimo Teatro del Pueblo, un amplio local de la Coca Cola, y desde luego, un palenque con toda la barba.

Eso sí, en todas las sedes de nuestra Feria, desde la del Cerro de las Campanas hasta la actual, los juegos mecánicos como atractivo infaltable, el ganado a concurso, y los vendedores de cobijas que a fuerza de voz y micrófono hacen ahí sus ventas del año.

La edición 2019 de la Feria, o de la exposición ganadera, apenas inicio hace un par de días. Se dice que cuando los queretanos no asisten a ella algo se les perdió por el resto de los siguientes doce meses. Así que siempre, siempre, hay que ir a la Feria.

Con antecedentes desde el siglo XIX, la Feria de Querétaro es un acontecimiento infaltable antes de que termine el año. Pese al crecimiento citadino, al cambio radical de costumbres y al notable deterioro de la movilidad, la Feria sigue ahí, siendo un referente y un atractivo destino para los queretanos.

En los últimos sesenta años, la Feria, siempre acompañada por su exposición ganadera como ingrediente principal, ha significado la atracción más importante del año, justo cuando éste está por terminar. Lo mismo en el Cerro de las Campanas que en los alrededores de la Colonia Burócrata, que en su actual ubicación, ya en el Municipio de El Marqués.

Allá en el histórico cerro donde hoy se ubica la Universidad Autónoma de Querétaro, era visitada por prácticamente la totalidad de la entonces no muy grande ciudad. En lo que hoy son aulas de las facultades de Química y de Ingeniería, las naves guarecían al ganado vacuno en exhibición y se descubrían variados estantes, entre los que siempre destacó el de la empresa vinícola Pedro Domecq.

En una apuesta por la modernidad, se construyeron sus nuevas instalaciones a un costado del Circuito Moisés Solana, allá en la por entonces lejanía de las faldas del Cimatario, con un complejo donde se albergaba a todo el ganado, un eficaz espacio de calificación e hípico, una local famosísimo de La Corona, y un palenque, pieza fundamental de las nuevas formas de organizar la Feria.

Quizá las novedades más claras de las nuevas instalaciones, en el actual Ecocentro Expositor, es la existencia de un larguísimo Teatro del Pueblo, un amplio local de la Coca Cola, y desde luego, un palenque con toda la barba.

Eso sí, en todas las sedes de nuestra Feria, desde la del Cerro de las Campanas hasta la actual, los juegos mecánicos como atractivo infaltable, el ganado a concurso, y los vendedores de cobijas que a fuerza de voz y micrófono hacen ahí sus ventas del año.

La edición 2019 de la Feria, o de la exposición ganadera, apenas inicio hace un par de días. Se dice que cuando los queretanos no asisten a ella algo se les perdió por el resto de los siguientes doce meses. Así que siempre, siempre, hay que ir a la Feria.