/ miércoles 14 de julio de 2021

Contraluz

Mientras Nicaragua, bajo el control autócrata y violento de un dictador ya sin máscara, se sume en oscuridades cada vez más lejanas del ideal democrático de libertad, dignidad y respeto, Cuba ha sorprendido a todo el mundo con espectaculares, imprevisibles e inusuales protestas que han provocado en principio una reflexión y cuestionamiento básico: ¿qué tanto se aleja el hemisferio de las vertientes de bolivarismo y monroísmo –disfrazado de panamericanismo- que hace casi 80 años planteó, entre otros, el insigne maestro José Vasconcelos?

Las manifestaciones y protestas populares reprimidas con fuerza por el estado cubano no parecieron sorprender en grado óptimo a la comunidad internacional, luego de que, por vigésima novena ocasión, una amplísima mayoría de la Asamblea General de Naciones Unidas condenara el embargo comercial de Estados Unidos a Cuba. Miguel Díaz-Canel, presidente cubano acusó a Estados Unidos de mantener y reforzar “una política de asfixia económica para crear estallidos sociales en su país”.

Ciertamente Cuba vivió este domingo manifestaciones sin precedente durante décadas de gobierno comunista; aunque también quizá sin precedente sean sus crisis económica y sanitaria.

Lejos, muy lejos se ven ya las acciones heroicas del ataque al Cuartel de Moncada, o el inicio de la revolución que culminó con el triunfo de los rebeldes liderados por Fidel Castro, en 1959. Muy lejos quedaron también las propuestas revolucionarias, la “limpieza” de adversarios.

incluidas las enormes migraciones a otros países del continente, especialmente Estados Unidos-, las reformas en educación y sanidad, la declaración de estado marxista-leninista, y la aceptación del padrinazgo de la entonces poderosa Unión Soviética, incluida la crisis de los misiles y la fallida incursión en Bahía de Cochinos a principios de los años 60 del siglo anterior.

Ante las manifestaciones, el mismo domingo Díaz Canel dio orden de combate a las fuerzas del estado para responder a las protestas en las calles y un día después acusó que en las movilizaciones había delincuentes.

Por su parte el presidente de Estados Unidos Joe Biden apoyó en un comunicado el “clamor por la libertad en Cuba” y reclamó al gobierno de La Habana “que escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital”.

Aunque Biden ha prometido una nueva política hacia Cuba, congruente con el acercamiento del gobierno de Barack Obama, hasta ahora ha mantenido restricciones en viajes y remesas a la isla impuestas por Donald Trump, quien revirtió la estrategia de Obama hacia la isla caribeña.

A las críticas por mantener el embargo económico a Cuba, la Casa Blanca respondió el lunes a través de su portavoz Jen Psaki que se permite que lleguen a Cuba bienes humanitarios, suministros médicos y alimentos.

También aludió a que Cuba se ha mantenido al margen del sistema Covax para el reparto de vacunas contra el covid-19 y ha decidido usar su propia vacuna.

Según analistas y expertos en el tema de Cuba, el pueblo vive actualmente situaciones muy difíciles y complejas que se han ahondado con la pandemia.

La economía está mal; y la producción y comercio de alimentos peor.

Ni con dinero se pude comprar alimentos, afirman.

La pandemia del coronavirus también es una preocupación popular pues pese a tener vacuna propia, los casos de contagios y muertes se han incrementado en las últimas semanas, generando angustia. Y por supuesto, quizá lo de mayor impacto, ha sido la política de Donald Trump que quitó la ayuda financiera del exilio cubano a familiares y amistades en Cuba.

Aunado a lo anterior está la tecnología y el nuevo esquema de comunicaciones. El pueblo cubano en general parece ya no creer que sus males derivan solamente del embargo económico; consideran que la mayoría de sus problemas son internos.

Queda como esquema el multilateralismo, la mediación y la negociación; Estados Unidos no va a levantar el embargo sin que Cuba negocie y ceda en cuanto a libertad de expresión o derechos humanos.

Por lo pronto fue la policía, órgano civil, la que fue enviada a contener o reprimir las manifestaciones.

El Ejército es definitivamente leal al gobierno y se considera que Raúl Castro, quien fue su jefe mayor durante 47 años y quien mantiene gran prestigio, influirá para que éste continúe con su lealtad a toda prueba.

Por lo pronto la comunidad internacional está a la expectativa.

Y a vieja disputa entre bolivarismo y monroísmo de la que hablaba José Vaconcelos, vivirá un capítulo más, entre la bruma del multilateralismo, en la que evidentemente la segunda tendrá más espacios y más poder.

Por cierto, la referencia de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos de que “si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo”, parece justa pero poco diplomática.

Mientras Nicaragua, bajo el control autócrata y violento de un dictador ya sin máscara, se sume en oscuridades cada vez más lejanas del ideal democrático de libertad, dignidad y respeto, Cuba ha sorprendido a todo el mundo con espectaculares, imprevisibles e inusuales protestas que han provocado en principio una reflexión y cuestionamiento básico: ¿qué tanto se aleja el hemisferio de las vertientes de bolivarismo y monroísmo –disfrazado de panamericanismo- que hace casi 80 años planteó, entre otros, el insigne maestro José Vasconcelos?

Las manifestaciones y protestas populares reprimidas con fuerza por el estado cubano no parecieron sorprender en grado óptimo a la comunidad internacional, luego de que, por vigésima novena ocasión, una amplísima mayoría de la Asamblea General de Naciones Unidas condenara el embargo comercial de Estados Unidos a Cuba. Miguel Díaz-Canel, presidente cubano acusó a Estados Unidos de mantener y reforzar “una política de asfixia económica para crear estallidos sociales en su país”.

Ciertamente Cuba vivió este domingo manifestaciones sin precedente durante décadas de gobierno comunista; aunque también quizá sin precedente sean sus crisis económica y sanitaria.

Lejos, muy lejos se ven ya las acciones heroicas del ataque al Cuartel de Moncada, o el inicio de la revolución que culminó con el triunfo de los rebeldes liderados por Fidel Castro, en 1959. Muy lejos quedaron también las propuestas revolucionarias, la “limpieza” de adversarios.

incluidas las enormes migraciones a otros países del continente, especialmente Estados Unidos-, las reformas en educación y sanidad, la declaración de estado marxista-leninista, y la aceptación del padrinazgo de la entonces poderosa Unión Soviética, incluida la crisis de los misiles y la fallida incursión en Bahía de Cochinos a principios de los años 60 del siglo anterior.

Ante las manifestaciones, el mismo domingo Díaz Canel dio orden de combate a las fuerzas del estado para responder a las protestas en las calles y un día después acusó que en las movilizaciones había delincuentes.

Por su parte el presidente de Estados Unidos Joe Biden apoyó en un comunicado el “clamor por la libertad en Cuba” y reclamó al gobierno de La Habana “que escuche a su pueblo y atienda sus necesidades en este momento vital”.

Aunque Biden ha prometido una nueva política hacia Cuba, congruente con el acercamiento del gobierno de Barack Obama, hasta ahora ha mantenido restricciones en viajes y remesas a la isla impuestas por Donald Trump, quien revirtió la estrategia de Obama hacia la isla caribeña.

A las críticas por mantener el embargo económico a Cuba, la Casa Blanca respondió el lunes a través de su portavoz Jen Psaki que se permite que lleguen a Cuba bienes humanitarios, suministros médicos y alimentos.

También aludió a que Cuba se ha mantenido al margen del sistema Covax para el reparto de vacunas contra el covid-19 y ha decidido usar su propia vacuna.

Según analistas y expertos en el tema de Cuba, el pueblo vive actualmente situaciones muy difíciles y complejas que se han ahondado con la pandemia.

La economía está mal; y la producción y comercio de alimentos peor.

Ni con dinero se pude comprar alimentos, afirman.

La pandemia del coronavirus también es una preocupación popular pues pese a tener vacuna propia, los casos de contagios y muertes se han incrementado en las últimas semanas, generando angustia. Y por supuesto, quizá lo de mayor impacto, ha sido la política de Donald Trump que quitó la ayuda financiera del exilio cubano a familiares y amistades en Cuba.

Aunado a lo anterior está la tecnología y el nuevo esquema de comunicaciones. El pueblo cubano en general parece ya no creer que sus males derivan solamente del embargo económico; consideran que la mayoría de sus problemas son internos.

Queda como esquema el multilateralismo, la mediación y la negociación; Estados Unidos no va a levantar el embargo sin que Cuba negocie y ceda en cuanto a libertad de expresión o derechos humanos.

Por lo pronto fue la policía, órgano civil, la que fue enviada a contener o reprimir las manifestaciones.

El Ejército es definitivamente leal al gobierno y se considera que Raúl Castro, quien fue su jefe mayor durante 47 años y quien mantiene gran prestigio, influirá para que éste continúe con su lealtad a toda prueba.

Por lo pronto la comunidad internacional está a la expectativa.

Y a vieja disputa entre bolivarismo y monroísmo de la que hablaba José Vaconcelos, vivirá un capítulo más, entre la bruma del multilateralismo, en la que evidentemente la segunda tendrá más espacios y más poder.

Por cierto, la referencia de Andrés Manuel López Obrador a Estados Unidos de que “si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo”, parece justa pero poco diplomática.