/ miércoles 8 de septiembre de 2021

Contraluz | Forma y fondo

Hacia 1987 México cargaba con serios problemas económicos por la magnitud de su deuda externa, la fuga de capitales y la incertidumbre en cuanto al orden económico.

Si bien había dejado atrás la gravísima crisis económica de 1982, que se definió con devaluaciones y la estatización de la banca comercial, los problemas económicos persistían.

A ello se añadían algunas señales erráticas al exterior que incidía en caída de inversión extranjera, incremento del desempleo, inflación rampante, pauperización y desaliento, pese a diversas políticas sensatas en búsqueda de diálogo y renegociación.

“Es muy difícil que un país ponga un pie en un país con un orden económico incierto”, escuché decir en Bonn, capital entonces de la República Federal de Alemania, a Klaus Dieter Von Horn encargado de gobierno de las relaciones económicas de la RDA con América Latina y el Caribe.

“Su fuga de capitales tan grande no es signo que de confianza” me dijo por su parte el doctor Ingo Sholtz asesor económico de la mayoría parlamentaria de aquel entonces.

“Invertir en México, ni lo pensamos, su problema del débito tan grande no es signo que de confianza…” expresó Erich Krebs, dirigente empresarial de la más importante asociación metalúrgica de la RDA. Por lo bajo nos había expresado también su profundo enojo por signos erráticos que había mandado el gobierno mexicano un año antes. Sucede que en gira por Alemania Federal el presidente Miguel de la Madrid se hizo acompañar del entonces secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog Flores quien dialogó amplia y abiertamente con funcionarios y empresarios alemanes dejándoles una excelente impresión. El acompañamiento del secretario con el presidente lo consideraron, a tres años de las elecciones en México, como placeo de quien muy probablemente sería el futuro presidente de México en 1988. Pero poco después, por los periódicos, los funcionarios y empresarios de Alemania Federal se enteraron de que el placeado por De la Madrid, Jesús Silva Herzog Flores, había sido sorpresivamente defenestado del gobierno mexicano y había dejado de ser secretario. Ninguna explicación, ninguna nota de la Embajada. Nada. Ello les causó la peor impresión, a tal grado que fue uno de los motivos por los que la inversión alemana cayó en un año de 987 millones de marcos en 1985 a 0.5 millones de marcos en 1986…

Hoy por fortuna la situación es distinta; a lo largo de los últimos años se han incrementado las reservas monetarias, la inflación se ha mantenido bajo control, y aunque el desempleo ha aumentado dada la pandemia, los indicadores no avizoran situaciones de alarma. Aunque sí habría que atender qué señales se lanzan al exterior y si son confiables o no.

Por ello no está de más recordar historias recientes sembradas en el camino que no pueden ni deben ser ignoradas.

Vale recordar hoy que hubo otra crisis más severa que en diciembre cumplirá 27 años y que afectó severamente a la Nación.

Es la conocida como el “error de diciembre” ocurrido entre el 19 y el 20 de diciembre de 1994 cuando se anunció una devaluación de 15 por ciento del peso frente al dólar con un nivel de reservas monetarias enormemente bajo y un evidente enfrentamiento entre los presidentes saliente Carlos Salinas de Gortari y entrante, Ernesto Zedillo Ponce de León.

A lo largo de ese año 1994 se registró una devaluación del 71 por ciento en tanto que las reservas monetarias cayeron de 29 mil millones de dólares en febrero a 10 mil 457 millones en diciembre. No hace mucho el experto economista Jesús Rangel recordó que Robert Rubin, entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo que en México se originó “la primera crisis global del siglo XXI”, resultado no solo de una (mala) decisión sino de “desequilibrios acumulados por varios años”, mientras que Michel Camdessus, como director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), apuntó que la crisis surgió porque México “bajó la guardia y los mercados ejercieron la disciplina”.

Los poco más de 90 millones de habitantes que México tenía entonces sufrieron las consecuencias: un año crítico en lo político y económico que dejó en la ruina a miles de familias y a cientos de empresas. Salinas de Gortari dijo que el error fue avisar a los empresarios del cambio en la política monetaria porque favoreció la salida de capitales.

Zedillo aseguró que la crisis se fue gestando “durante mucho tiempo. Su naturaleza y su magnitud no pueden ser atribuidas a un solo hecho o a una determinada decisión de política económica”, y reconoció que deterioró “severamente los niveles de vida de la población y puso en riesgo mucho de lo construido con el trabajo de millones de mexicanos a lo largo de años”.

En definitiva, la crisis provocó la caída del producto interno bruto durante 1995 en un -6.9 por ciento.

El primero de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN pero el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) apagó las fanfarrias. El 14 de ese mes se conoció el secuestro de Alfredo Harp Helú, presidente del Grupo Financiero Banamex, y el 25 de enero el de Ángel Losada Moreno hijo del dueño de Grupo Gigante. El 24 de marzo fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio y Banxico anunció que por ese hecho se perdieron 10 mil 388 mdd en reservas; por la renuncia de Jorge Carpizo a la Secretaría de Gobernación bajaron dos mil 902 millones; por las denuncias del subprocurador Mario Ruiz Massieu otros 3 mil 713 millones y por la persistencia del EZLN mil 549 millones. Total: 18 mil 552 millones de dólares. En reunión del 11 de mayo de 1994 se entregó un informe a la junta de gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos, la Fed donde se afirmó que “el asesinato del candidato presidencial del partido gobernante, condujo a una mayor incertidumbre política en

México y alteró gravemente los mercados financieros”, y que el principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores cayó 23 por ciento. Vendría luego el rescate de Bill Clinton como protagonista y la renegociación con el FMI.

Hoy, a casi 27 años del inicio de una de las peores crisis del México moderno, observadores y expertos consideran que si bien la economía nacional muestra un estancamiento, estamos muy lejos de experimentar un suceso parecido, gracias a fortalezas como un tipo de cambio flotante y mayor regulación en el sistema financiero. Aunque no estaría de más como queda dicho cuidar más las formas que en diplomacia, economía y política, son fondo.

Hacia 1987 México cargaba con serios problemas económicos por la magnitud de su deuda externa, la fuga de capitales y la incertidumbre en cuanto al orden económico.

Si bien había dejado atrás la gravísima crisis económica de 1982, que se definió con devaluaciones y la estatización de la banca comercial, los problemas económicos persistían.

A ello se añadían algunas señales erráticas al exterior que incidía en caída de inversión extranjera, incremento del desempleo, inflación rampante, pauperización y desaliento, pese a diversas políticas sensatas en búsqueda de diálogo y renegociación.

“Es muy difícil que un país ponga un pie en un país con un orden económico incierto”, escuché decir en Bonn, capital entonces de la República Federal de Alemania, a Klaus Dieter Von Horn encargado de gobierno de las relaciones económicas de la RDA con América Latina y el Caribe.

“Su fuga de capitales tan grande no es signo que de confianza” me dijo por su parte el doctor Ingo Sholtz asesor económico de la mayoría parlamentaria de aquel entonces.

“Invertir en México, ni lo pensamos, su problema del débito tan grande no es signo que de confianza…” expresó Erich Krebs, dirigente empresarial de la más importante asociación metalúrgica de la RDA. Por lo bajo nos había expresado también su profundo enojo por signos erráticos que había mandado el gobierno mexicano un año antes. Sucede que en gira por Alemania Federal el presidente Miguel de la Madrid se hizo acompañar del entonces secretario de Hacienda Jesús Silva Herzog Flores quien dialogó amplia y abiertamente con funcionarios y empresarios alemanes dejándoles una excelente impresión. El acompañamiento del secretario con el presidente lo consideraron, a tres años de las elecciones en México, como placeo de quien muy probablemente sería el futuro presidente de México en 1988. Pero poco después, por los periódicos, los funcionarios y empresarios de Alemania Federal se enteraron de que el placeado por De la Madrid, Jesús Silva Herzog Flores, había sido sorpresivamente defenestado del gobierno mexicano y había dejado de ser secretario. Ninguna explicación, ninguna nota de la Embajada. Nada. Ello les causó la peor impresión, a tal grado que fue uno de los motivos por los que la inversión alemana cayó en un año de 987 millones de marcos en 1985 a 0.5 millones de marcos en 1986…

Hoy por fortuna la situación es distinta; a lo largo de los últimos años se han incrementado las reservas monetarias, la inflación se ha mantenido bajo control, y aunque el desempleo ha aumentado dada la pandemia, los indicadores no avizoran situaciones de alarma. Aunque sí habría que atender qué señales se lanzan al exterior y si son confiables o no.

Por ello no está de más recordar historias recientes sembradas en el camino que no pueden ni deben ser ignoradas.

Vale recordar hoy que hubo otra crisis más severa que en diciembre cumplirá 27 años y que afectó severamente a la Nación.

Es la conocida como el “error de diciembre” ocurrido entre el 19 y el 20 de diciembre de 1994 cuando se anunció una devaluación de 15 por ciento del peso frente al dólar con un nivel de reservas monetarias enormemente bajo y un evidente enfrentamiento entre los presidentes saliente Carlos Salinas de Gortari y entrante, Ernesto Zedillo Ponce de León.

A lo largo de ese año 1994 se registró una devaluación del 71 por ciento en tanto que las reservas monetarias cayeron de 29 mil millones de dólares en febrero a 10 mil 457 millones en diciembre. No hace mucho el experto economista Jesús Rangel recordó que Robert Rubin, entonces secretario del Tesoro de Estados Unidos, dijo que en México se originó “la primera crisis global del siglo XXI”, resultado no solo de una (mala) decisión sino de “desequilibrios acumulados por varios años”, mientras que Michel Camdessus, como director-gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), apuntó que la crisis surgió porque México “bajó la guardia y los mercados ejercieron la disciplina”.

Los poco más de 90 millones de habitantes que México tenía entonces sufrieron las consecuencias: un año crítico en lo político y económico que dejó en la ruina a miles de familias y a cientos de empresas. Salinas de Gortari dijo que el error fue avisar a los empresarios del cambio en la política monetaria porque favoreció la salida de capitales.

Zedillo aseguró que la crisis se fue gestando “durante mucho tiempo. Su naturaleza y su magnitud no pueden ser atribuidas a un solo hecho o a una determinada decisión de política económica”, y reconoció que deterioró “severamente los niveles de vida de la población y puso en riesgo mucho de lo construido con el trabajo de millones de mexicanos a lo largo de años”.

En definitiva, la crisis provocó la caída del producto interno bruto durante 1995 en un -6.9 por ciento.

El primero de enero de 1994 entró en vigor el TLCAN pero el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) apagó las fanfarrias. El 14 de ese mes se conoció el secuestro de Alfredo Harp Helú, presidente del Grupo Financiero Banamex, y el 25 de enero el de Ángel Losada Moreno hijo del dueño de Grupo Gigante. El 24 de marzo fue el asesinato de Luis Donaldo Colosio y Banxico anunció que por ese hecho se perdieron 10 mil 388 mdd en reservas; por la renuncia de Jorge Carpizo a la Secretaría de Gobernación bajaron dos mil 902 millones; por las denuncias del subprocurador Mario Ruiz Massieu otros 3 mil 713 millones y por la persistencia del EZLN mil 549 millones. Total: 18 mil 552 millones de dólares. En reunión del 11 de mayo de 1994 se entregó un informe a la junta de gobernadores de la Reserva Federal de Estados Unidos, la Fed donde se afirmó que “el asesinato del candidato presidencial del partido gobernante, condujo a una mayor incertidumbre política en

México y alteró gravemente los mercados financieros”, y que el principal indicador de la Bolsa Mexicana de Valores cayó 23 por ciento. Vendría luego el rescate de Bill Clinton como protagonista y la renegociación con el FMI.

Hoy, a casi 27 años del inicio de una de las peores crisis del México moderno, observadores y expertos consideran que si bien la economía nacional muestra un estancamiento, estamos muy lejos de experimentar un suceso parecido, gracias a fortalezas como un tipo de cambio flotante y mayor regulación en el sistema financiero. Aunque no estaría de más como queda dicho cuidar más las formas que en diplomacia, economía y política, son fondo.