/ miércoles 9 de junio de 2021

Contraluz | Querétaro Azul

Este domingo el Partido Acción Nacional (PAN) arrasó en Querétaro. Las proyecciones que daban su triunfo, quedaron muy cortas. De acuerdo al PREP la gubernatura fue para Mauricio Kuri que sumó más del 50 por ciento de los votos a su favor; de las 18 presidencias municipales, 12 son para el PAN que además ganó los 25 distritos locales y los cinco federales.

Además, la jornada discurrió con gran orden y participación; los mínimos incidentes que se dieron, sobre todo en la apertura de casillas, fueron subsanados pronto y civilizadamente.

Las principales alcaldías, con el mayor peso demográfico, fueron retenidas por Acción Nacional: Querétaro con Luis Bernardo Nava; San Juan del Río con Roberto Cabrera; Corregidora con Roberto Sosa y El Marqués con Enrique Vega Carriles. Además, Cadereyta con Miguel Martínez Peñaloza; Pedro Escobedo con Isidro Bárcenas;

Ezequiel Montes con Magda Guadalupe Pérez Montes, en alianza con

QI y PRD; Colón con Leopoldo Pérez Bárcenas; Tolimán con María Guadalupe Alcántara; Pinal con María Rodríguez Plaza; Peñamiller con Juan Carlos Linares y Landa con Marina Ponce Camacho. El PRI ganó Amealco, con René Mejía Montoya; Morena, el limítrofe Arroyo Seco con Ofelia del Castillo Guillén. El PVEM obtuvo dos alcaldías con Juan Guzmán en Huimilpan y Carlos Manuel Ledezma en San Joaquín. Candidatos independientes se impusieron en Tequisquiapan: José Antonio Mejía Lira; y Jalpan: Efraín Muñoz Cosme.

Lejos, muy lejos quedaron los tiempos, hablo de la década de los años 60 del siglo pasado, en los que el PAN en Querétaro, y en todas partes, sufría el desprecio o la compasión ciudadana con un puñado de luchadores y luchadoras que se mantenían firmes en los afanes del bien común y la brega de eternidad y lucha gradual y permanente que proponía Manuel Gómez Morín.

Un tenue apoyo ciudadano al PAN existía, pero era discreto, por no decir sigiloso y casi callado.

Sus oficinas centrales eran dos destartalados cuartuchos al lado de una vecindad –que hoy son parte del Mesón de Santa Rosa- cuya entrada era por el callejón de Libertad entonces Cabrera, a donde se llegaba luego de subir una escalera de madera crujiente. Ahí se reunían con grupos de jóvenes –obreros, sindicalistas, estudiantes, miembros de la ACJM- el maestro José Puga Vértiz, Natalia Carrillo, Alicia Esquivel, Alfonso Adame, Leobardo Mendoza,

Roberto Piedra, Jesús Lavín, Camerino “N”, Francisco Ugalde, Jesús Munguía… con quienes estudiaban y hablaban de la Constitución, de las leyes electorales, de las sombras de un país con un sistema supuestamente democrático, pero de partido único; de los abusos de la autoridad; de los principios doctrinarios del partido; de la importancia de una oposición fuerte en toda república que se precie de serlo; de los movimientos sociales en Cuba, Venezuela, Dominicana, Guatemala… de la “cuestión social” y la democracia; de Pacem in

Terris, de Juan XXIII y de Populorum Progressio de Paulo VI, encíclicas que abordaban las bases para la paz entre los pueblos y las demandas sociales de los débiles y oprimidos.

Repartían o vendía, además, tanto al interior del partido como en las calles, la modesta revista oficial del PAN “La Nación” y hojas impresas como “Combate” y otras.

Tras las primeras grandes reformas electorales -1977- los panistas de Querétaro vieron las primeras luces, tenues aún, al lograr cierta representación en la Cámara de Diputados local con la presencia de los diputados José Puga Vértiz, Tomás Maciel Landaverde y Alfredo Oropeza.

Puga Vértiz y Maciel Landaverde llevaron con dignidad su representación aunque, ínfima minoría, pocos logros obtuvieron. Pero de ahí partió una presencia creciente y apreciada por la ciudadanía que derivó con el tiempo en triunfos, el primero en 1991 no muy claro en San Juan del Río, y posteriormente la gubernatura del Estado en 1997 con Ignacio Loyola.

Desde entonces, salvo la alternancia con José Calzada Rovirosa del PRI, el crecimiento del PAN en la entidad ha sido más que gradual como avizoraban sus fundadores, exponencial con la integración a su militancia de cientos de queretanos oriundos y cientos de inmigrantes que han buscado cobijo y paz en esta tierra, como por ejemplo, el ex gobernador Francisco Garrido, Ricardo Anaya, Mauricio Kuri, gobernador electo y Roberto Sosa reelecto presidente municipal de Corregidora.

A ellos ha tocado el tránsito de pasar de ser oposición a ser gobierno, paso difícil y azaroso del que pueden colgarse ambiciones, tentaciones, traiciones, narcisismos y por supuesto, tránsfugas y aduladores.

Querétaro en fin votó el pasado domingo ordenadamente y lo hizo en su mayoría por el Partido Acción Nacional del que espera paz, desarrollo, honestidad y cumplimiento de retos que incluyen quizá en primer término: seguridad, empleo y movilidad.

Reacomodo

A nivel nacional y según los resultados del PREP el gran perdedor en esta elección intermedia fue el PRI que de 11 gubernaturas –cinco como fuerza única y seis en alianzas- se quedará sólo con cinco que serán resueltas en las siguientes elecciones: Coahuila, Colima, Hidalgo, Oaxaca y el Estado de México.

El segundo partido con mayor predominancia era el PAN, con nueve entidades; en tercer lugar quedaba el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados con siete estados. Seguían Jalisco con gobernador de Movimiento Ciudadano y Nuevo León con candidato independiente.

Ahora, de las 15 gubernaturas en juego, Morena y sus aliados obtuvieron 11, dejando sólo dos para el PAN, una para Movimiento Ciudadano y una más para la coalición entre el PT y el PVEM.

Con estos resultados, Morena tiene la mayoría en los Poderes Ejecutivo estatal, con 17 mandatarios, aunque el mayor golpe lo tuvo en la Ciudad de México donde perdió alcaldías clave como la Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Alvaro Obregón, Tlalpan, Coyoacán, quedándose con sólo siete delegación de las 16 existentes.

Además, Morena pierde 50 curules en la Cámara de Diputados, y aunque mantiene la mayoría absoluta no logra la mayoría calificada – dos terceras partes- necesaria para poder cambiar la Constitución.

Este domingo el Partido Acción Nacional (PAN) arrasó en Querétaro. Las proyecciones que daban su triunfo, quedaron muy cortas. De acuerdo al PREP la gubernatura fue para Mauricio Kuri que sumó más del 50 por ciento de los votos a su favor; de las 18 presidencias municipales, 12 son para el PAN que además ganó los 25 distritos locales y los cinco federales.

Además, la jornada discurrió con gran orden y participación; los mínimos incidentes que se dieron, sobre todo en la apertura de casillas, fueron subsanados pronto y civilizadamente.

Las principales alcaldías, con el mayor peso demográfico, fueron retenidas por Acción Nacional: Querétaro con Luis Bernardo Nava; San Juan del Río con Roberto Cabrera; Corregidora con Roberto Sosa y El Marqués con Enrique Vega Carriles. Además, Cadereyta con Miguel Martínez Peñaloza; Pedro Escobedo con Isidro Bárcenas;

Ezequiel Montes con Magda Guadalupe Pérez Montes, en alianza con

QI y PRD; Colón con Leopoldo Pérez Bárcenas; Tolimán con María Guadalupe Alcántara; Pinal con María Rodríguez Plaza; Peñamiller con Juan Carlos Linares y Landa con Marina Ponce Camacho. El PRI ganó Amealco, con René Mejía Montoya; Morena, el limítrofe Arroyo Seco con Ofelia del Castillo Guillén. El PVEM obtuvo dos alcaldías con Juan Guzmán en Huimilpan y Carlos Manuel Ledezma en San Joaquín. Candidatos independientes se impusieron en Tequisquiapan: José Antonio Mejía Lira; y Jalpan: Efraín Muñoz Cosme.

Lejos, muy lejos quedaron los tiempos, hablo de la década de los años 60 del siglo pasado, en los que el PAN en Querétaro, y en todas partes, sufría el desprecio o la compasión ciudadana con un puñado de luchadores y luchadoras que se mantenían firmes en los afanes del bien común y la brega de eternidad y lucha gradual y permanente que proponía Manuel Gómez Morín.

Un tenue apoyo ciudadano al PAN existía, pero era discreto, por no decir sigiloso y casi callado.

Sus oficinas centrales eran dos destartalados cuartuchos al lado de una vecindad –que hoy son parte del Mesón de Santa Rosa- cuya entrada era por el callejón de Libertad entonces Cabrera, a donde se llegaba luego de subir una escalera de madera crujiente. Ahí se reunían con grupos de jóvenes –obreros, sindicalistas, estudiantes, miembros de la ACJM- el maestro José Puga Vértiz, Natalia Carrillo, Alicia Esquivel, Alfonso Adame, Leobardo Mendoza,

Roberto Piedra, Jesús Lavín, Camerino “N”, Francisco Ugalde, Jesús Munguía… con quienes estudiaban y hablaban de la Constitución, de las leyes electorales, de las sombras de un país con un sistema supuestamente democrático, pero de partido único; de los abusos de la autoridad; de los principios doctrinarios del partido; de la importancia de una oposición fuerte en toda república que se precie de serlo; de los movimientos sociales en Cuba, Venezuela, Dominicana, Guatemala… de la “cuestión social” y la democracia; de Pacem in

Terris, de Juan XXIII y de Populorum Progressio de Paulo VI, encíclicas que abordaban las bases para la paz entre los pueblos y las demandas sociales de los débiles y oprimidos.

Repartían o vendía, además, tanto al interior del partido como en las calles, la modesta revista oficial del PAN “La Nación” y hojas impresas como “Combate” y otras.

Tras las primeras grandes reformas electorales -1977- los panistas de Querétaro vieron las primeras luces, tenues aún, al lograr cierta representación en la Cámara de Diputados local con la presencia de los diputados José Puga Vértiz, Tomás Maciel Landaverde y Alfredo Oropeza.

Puga Vértiz y Maciel Landaverde llevaron con dignidad su representación aunque, ínfima minoría, pocos logros obtuvieron. Pero de ahí partió una presencia creciente y apreciada por la ciudadanía que derivó con el tiempo en triunfos, el primero en 1991 no muy claro en San Juan del Río, y posteriormente la gubernatura del Estado en 1997 con Ignacio Loyola.

Desde entonces, salvo la alternancia con José Calzada Rovirosa del PRI, el crecimiento del PAN en la entidad ha sido más que gradual como avizoraban sus fundadores, exponencial con la integración a su militancia de cientos de queretanos oriundos y cientos de inmigrantes que han buscado cobijo y paz en esta tierra, como por ejemplo, el ex gobernador Francisco Garrido, Ricardo Anaya, Mauricio Kuri, gobernador electo y Roberto Sosa reelecto presidente municipal de Corregidora.

A ellos ha tocado el tránsito de pasar de ser oposición a ser gobierno, paso difícil y azaroso del que pueden colgarse ambiciones, tentaciones, traiciones, narcisismos y por supuesto, tránsfugas y aduladores.

Querétaro en fin votó el pasado domingo ordenadamente y lo hizo en su mayoría por el Partido Acción Nacional del que espera paz, desarrollo, honestidad y cumplimiento de retos que incluyen quizá en primer término: seguridad, empleo y movilidad.

Reacomodo

A nivel nacional y según los resultados del PREP el gran perdedor en esta elección intermedia fue el PRI que de 11 gubernaturas –cinco como fuerza única y seis en alianzas- se quedará sólo con cinco que serán resueltas en las siguientes elecciones: Coahuila, Colima, Hidalgo, Oaxaca y el Estado de México.

El segundo partido con mayor predominancia era el PAN, con nueve entidades; en tercer lugar quedaba el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) y sus aliados con siete estados. Seguían Jalisco con gobernador de Movimiento Ciudadano y Nuevo León con candidato independiente.

Ahora, de las 15 gubernaturas en juego, Morena y sus aliados obtuvieron 11, dejando sólo dos para el PAN, una para Movimiento Ciudadano y una más para la coalición entre el PT y el PVEM.

Con estos resultados, Morena tiene la mayoría en los Poderes Ejecutivo estatal, con 17 mandatarios, aunque el mayor golpe lo tuvo en la Ciudad de México donde perdió alcaldías clave como la Cuauhtémoc, Miguel Hidalgo, Alvaro Obregón, Tlalpan, Coyoacán, quedándose con sólo siete delegación de las 16 existentes.

Además, Morena pierde 50 curules en la Cámara de Diputados, y aunque mantiene la mayoría absoluta no logra la mayoría calificada – dos terceras partes- necesaria para poder cambiar la Constitución.