REVANCHA. A los del partido Morena les encantan los simbolismos y en Pedro Escobedo el nuevo presidente municipal, Alberto Nava, tenía prisa por demostrar su profunda aberración y repudio contra Amarildo Bárcenas, su antecesor, quitando de las paredes del municipio una placa que el panista escogió para pasar a la historia (según él) como el modernizador del pueblo. Hoy en ese espacio sólo queda un muro resanado y un corazón roto, el de Amarildo, cuya memoria ya fue lanzada, dirían los de Morena, “al basurero de la historia”.
URGE. Lo que no es nada simbólica, sino totalmente palpable y alarmante, es la violencia e inseguridad que azota a Pedro Escobedo desde hace más de un año. Herencia, sí, de Amarildo Barcenas, pero también responsabilidad del nuevo presidente municipal que debe dedicar más tiempo a atender los problemas que a andar cobrando rencores.
CARESTÍA. Ejidatarios de Bordo Blanco, en Tequisquiapan, quieren aprovechar la construcción de un centro de salud para sacar más dinero del que originalmente se les prometió. Lograron cancelar la inauguración por parte del gobernador, pidiendo que se les pague, porque genuinamente no se les ha pagado, pero ya aprovechando la tardanza quieren sacarle más tajada.