DOMINGO. Los priístas sueñan con un renacer de las cenizas, pero la verdad es que les urge un GPS que los ubique bien dónde están parados. Antes que aspirar a volver al poder, sea en la presidencia, en la gubernatura o en las alcaldías, los rojos deben superar la prueba de este domingo cuando elegirán entre Alejandro “Alito” Moreno e Ivonne Ortega para dirigente nacional. Esa decisión marcará si el PRI aspira a ser oposición real o descarada comparsa, partido chico o uno grande de nuevo.
POLVO ERES… A Querétaro, estado que vio nacer al otrora “partidazo”, le tocará ver también una ridícula participación de apenas unos cientos de votos en este proceso interno marcado por extrañas coincidencias: por simple supervivencia las cúpulas priístas le apuestan a “Alito” (AMLITO, le dicen), pero ni apoyando todos al mismo personaje esos tercos se unen y lo primero que harán, si el campechano los empodera, será aniquilarse. Por supervivencia, claro. Así se “canibalean” aquí en Querétaro, empezando por el dirigente Juan José Ruiz con sus infinitos detractores, y así pasa en todo el PRI. Lo que queda del PRI.
TRIBUS. Por si dudaban de la similitud entre Morena y el PRD y de ambos con el PRI, veamos que quien ya rindió protesta como embajador ante República Dominicana se niega a dejar la dirigencia del partido de AMLO en Querétaro y es ambas cosas a la vez (¿se puede?). No quiere dejar el poder (ni el maldito dinero de las prerrogativas) en manos de sus enemigos a los que ya acusa de “piratas”.