ENDOSO. El alcalde de Colón, Alejandro Ochoa Valencia, le prometió a la familia Montes pagarle todos los favores recibidos “heredando” a Adán Gardiazábal, yerno de éstos, la presidencia municipal que él hoy ocupa. Así, como si fuera un lugar en la fila de las tortillas, piensa el silvestre de Ochoa que se traspasa un municipio, y por lo pronto ahí le va entregando la servilleta desde hace meses que lo nombró secretario de Desarrollo Sustentable. Nomás dos pequeños detalles podrían dejar sin “herencia” política a los Montes: la militancia priísta de Gardiazábal que el PAN no olvida y el desastre financiero, aún pendiente de auditar, que dejó el mismo personaje con la malograda Ciudad de las Mujeres y otros fiascos similares cuando fue delegado de Sedatu y amigo cercano, decía, de la hoy encarcelada Rosario Robles Berlanga.
GACHOS. El domingo en la Ciudad de México hubo cumbre de los “Súper delegados”, esa especie de virreyes que inventó AMLO para competir con los gobernadores o para fabricar candidatos usando los recursos federales que les recortó a los gobiernos estatales, a las estancias, a las medicinas, etcétera. Quien convocó a la junta fue el coordinador nacional de los virreyes, Gabriel García Hernández, quien además es uno de los empoderados en la estructura del partido Morena. Y bueno, pues nos cuentan que el representante en Querétaro, Gilberto Herrera Ruiz, no fue requerido.
PLEITO. Ni el sol calienta, dicen, en estos días a la defensora de los derechos humanos Roxana Ávalos, pues la recomendación que hizo no le provocó ni cosquillas a la diputada panista Elsa Méndez, quien sin ser doctora ya hasta le dio un revés legal. Ante el incumplimiento se pidió que un superior jerárquico ejerza acción contra la diputada, pero los legisladores no tienen más jefe que el pueblo sabio, juar juar. Error de primaria y la próxima semana la novela continuará.
