/ lunes 24 de junio de 2019

Desde la Izquierda

Muerte súbita al PRI


Lo dicho, al PRI le va ir muy mal, su crisis se agudiza producto de su proceso interno y evidencia lo que todo mexicano conoce de él, que es un partido con tremendas mañas al cual siguen dibujándolo como un instrumento del poder solo al servicio de las élites, desairando a su militancia, sin causas que encabece y ahora hasta sumiso a Andrés Manuel López Obrador.

La renuncia del Dr. Narro a la contienda interna expone una descomposición que aún no toca fondo, su alineamiento a las cúpulas es históricamente genético, como también lo es la espalda que siempre dieron a la ciudadanía, una sociedad que esperanzada en una mejor vida votó por el PRI desesperados por alcanzar una Justicia Social que nunca llegó, sus emblemas huecos lo dicen todo: “México Presente” de Salinas; “Colosio Sí”; “Yo voto por La Paz” de Zedillo; “Que el poder sirva a la gente” de Labastida; “Quien dice que no se puede?” de Madrazo, mismas que fueron agotando la paciencia de la sociedad dándoles una última oportunidad con “Mi compromiso es contigo” de Peña Nieto que terminó siendo aborrecido por el electorado.

El PRI tuvo un intento de democracia que funcionó parcialmente en 1965 cuando su Presidente Nacional, Carlos Alberto Madrazo, modificó los estatutos para la selección de candidatos e inició un proceso renovando los Comités Estatales y Municipales en nueve estados. Esto causó el disgusto de algunos gobernadores que veían peligrar su dominio en los procesos electorales de sus entidades.

Finalmente imperó un sistema interno de elecciones para seleccionar candidatos municipales, dejando los procesos de selección de diputados, senadores, gobernadores y presidente de la República bajo el tradicional sistema de convenciones, es decir a dedazos.

El PRI sigue siendo una organización conservadora, está reacia a transformarse, no quiere romper su identidad y su estabilidad aunque con esto pierda frente a la ciudadanía, no terminan de comprender que éste es otro país al que gobernaron por más de 80 años, que la ciudadanía evolucionó más rápido que sus concepciones prehistóricas de la participación ciudadana. La democracia interna, es un tema históricamente vetado por los grupos de interés que prefieren las prácticas arraigadas de control, y que hoy enfrenta una demanda y una exigencia de la militancia que se ve envuelta en un entramado de factores que intervienen y que escapan a la formalidad de las elecciones para que se dé en condiciones de igualdad y equidad.

Peña Nieto, su último bastión de poder real, hoy es investigado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos por la Securities and Exchange Commission (SEC), que lo involucra con un presunto soborno en la compra-venta de Fertinal, realizada por Pemex en 2015, de encontrarse frente a un juicio podría ser la cruz sobre la lápida que decore la tumba de un PRI profundamente antidemocrático.

Ulises Gómez de la Rosa

Director General de ICATEQ

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

Muerte súbita al PRI


Lo dicho, al PRI le va ir muy mal, su crisis se agudiza producto de su proceso interno y evidencia lo que todo mexicano conoce de él, que es un partido con tremendas mañas al cual siguen dibujándolo como un instrumento del poder solo al servicio de las élites, desairando a su militancia, sin causas que encabece y ahora hasta sumiso a Andrés Manuel López Obrador.

La renuncia del Dr. Narro a la contienda interna expone una descomposición que aún no toca fondo, su alineamiento a las cúpulas es históricamente genético, como también lo es la espalda que siempre dieron a la ciudadanía, una sociedad que esperanzada en una mejor vida votó por el PRI desesperados por alcanzar una Justicia Social que nunca llegó, sus emblemas huecos lo dicen todo: “México Presente” de Salinas; “Colosio Sí”; “Yo voto por La Paz” de Zedillo; “Que el poder sirva a la gente” de Labastida; “Quien dice que no se puede?” de Madrazo, mismas que fueron agotando la paciencia de la sociedad dándoles una última oportunidad con “Mi compromiso es contigo” de Peña Nieto que terminó siendo aborrecido por el electorado.

El PRI tuvo un intento de democracia que funcionó parcialmente en 1965 cuando su Presidente Nacional, Carlos Alberto Madrazo, modificó los estatutos para la selección de candidatos e inició un proceso renovando los Comités Estatales y Municipales en nueve estados. Esto causó el disgusto de algunos gobernadores que veían peligrar su dominio en los procesos electorales de sus entidades.

Finalmente imperó un sistema interno de elecciones para seleccionar candidatos municipales, dejando los procesos de selección de diputados, senadores, gobernadores y presidente de la República bajo el tradicional sistema de convenciones, es decir a dedazos.

El PRI sigue siendo una organización conservadora, está reacia a transformarse, no quiere romper su identidad y su estabilidad aunque con esto pierda frente a la ciudadanía, no terminan de comprender que éste es otro país al que gobernaron por más de 80 años, que la ciudadanía evolucionó más rápido que sus concepciones prehistóricas de la participación ciudadana. La democracia interna, es un tema históricamente vetado por los grupos de interés que prefieren las prácticas arraigadas de control, y que hoy enfrenta una demanda y una exigencia de la militancia que se ve envuelta en un entramado de factores que intervienen y que escapan a la formalidad de las elecciones para que se dé en condiciones de igualdad y equidad.

Peña Nieto, su último bastión de poder real, hoy es investigado por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos por la Securities and Exchange Commission (SEC), que lo involucra con un presunto soborno en la compra-venta de Fertinal, realizada por Pemex en 2015, de encontrarse frente a un juicio podría ser la cruz sobre la lápida que decore la tumba de un PRI profundamente antidemocrático.

Ulises Gómez de la Rosa

Director General de ICATEQ

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

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