/ lunes 14 de octubre de 2019

Desde la Izquierda

Otra vez la tremenda Corte


Vaya que si la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado de qué hablar en esta semana, primero la renuncia del ministro Medina Mora y luego un magistrado suspendido por el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) por haber recibido un depósito injustificado por un monto de 80 millones de pesos.

La Corte tiene una historia ligada a la vida política de México, Morelos fue el impulsor de un Supremo Tribunal de Justicia para la América Mexicana en 1814 que funcionó por poco tiempo en el municipio de Ario Michoacán, es el antecedente de la Suprema Corte. En 1823 por primera vez se usa el término Corte Suprema de Justicia, en vez de Tribunal Supremo que utilizaba la Constitución de Cádiz, y posteriormente en el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, que marca el inicio de la vida jurídico-política del México independiente, se da origen a la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, documento en el que ya se dispone la división de los poderes.

Desde ese entonces se ha discutido los rasgos de independencia de la Corte: la permanencia en el cargo, método de elección, el perfil que debería de tener el juez constitucional y el poder que debía tener la Corte, mismo que hoy queda minado por una evidente injerencia del Poder Ejecutivo, llámese Andrés Manuel López Obrador, para presionar la renuncia de uno de sus integrantes y enfilarse a mantener un control a través de una mayoría de ministros.

No cabe duda que el señor Medina Mora es un personaje perverso y sería absurdo hacer una defensa de su persona cuando su vida está llena de actos de corrupción y bien merece ser juzgado y encarcelado, sin embargo lo que queda sobre el tintero es una estrategia muy agresiva del Presidente para apoderarse del Poder Judicial, circunstancia que se confirma cuando el Presidente de la Corte suspende a un magistrado corrupto, también indefendible, pero que tiene relación con los amparos contra la construcción del aeropuerto de Santa Lucía. Lo correcto sería hacer una limpia total y no selectiva si quisieran restaurar su prestigio.

Controlar a la Corte ha sido un objetivo y debilidad de los Presidentes, estos no entienden que su papel se rige por el principio liberal de la división de poderes y el objetivo es alejarla de la tiranía y del despotismo del poder ejecutivo. Desde su nacimiento en 1824 hasta 1855 había logrado actuar de forma independiente y había tenido estabilidad pese a los constantes conflictos políticos y la inestabilidad política, pero la subordinación de la Suprema Corte de Justicia al poder ejecutivo tiene paradójicamente su origen en la ley Juárez y la ley del 26 de noviembre, por la cual se designó una nueva lista de magistrados, tal y como sucedió después con Zedillo, y hoy pian pianito con AMLO.

Ulises Gómez de la Rosa

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

Face book @Ulises Gómez R

Twitter @Ulisesgrmx

Otra vez la tremenda Corte


Vaya que si la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha dado de qué hablar en esta semana, primero la renuncia del ministro Medina Mora y luego un magistrado suspendido por el Consejo de la Judicatura Federal (CJF) por haber recibido un depósito injustificado por un monto de 80 millones de pesos.

La Corte tiene una historia ligada a la vida política de México, Morelos fue el impulsor de un Supremo Tribunal de Justicia para la América Mexicana en 1814 que funcionó por poco tiempo en el municipio de Ario Michoacán, es el antecedente de la Suprema Corte. En 1823 por primera vez se usa el término Corte Suprema de Justicia, en vez de Tribunal Supremo que utilizaba la Constitución de Cádiz, y posteriormente en el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana, que marca el inicio de la vida jurídico-política del México independiente, se da origen a la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos, documento en el que ya se dispone la división de los poderes.

Desde ese entonces se ha discutido los rasgos de independencia de la Corte: la permanencia en el cargo, método de elección, el perfil que debería de tener el juez constitucional y el poder que debía tener la Corte, mismo que hoy queda minado por una evidente injerencia del Poder Ejecutivo, llámese Andrés Manuel López Obrador, para presionar la renuncia de uno de sus integrantes y enfilarse a mantener un control a través de una mayoría de ministros.

No cabe duda que el señor Medina Mora es un personaje perverso y sería absurdo hacer una defensa de su persona cuando su vida está llena de actos de corrupción y bien merece ser juzgado y encarcelado, sin embargo lo que queda sobre el tintero es una estrategia muy agresiva del Presidente para apoderarse del Poder Judicial, circunstancia que se confirma cuando el Presidente de la Corte suspende a un magistrado corrupto, también indefendible, pero que tiene relación con los amparos contra la construcción del aeropuerto de Santa Lucía. Lo correcto sería hacer una limpia total y no selectiva si quisieran restaurar su prestigio.

Controlar a la Corte ha sido un objetivo y debilidad de los Presidentes, estos no entienden que su papel se rige por el principio liberal de la división de poderes y el objetivo es alejarla de la tiranía y del despotismo del poder ejecutivo. Desde su nacimiento en 1824 hasta 1855 había logrado actuar de forma independiente y había tenido estabilidad pese a los constantes conflictos políticos y la inestabilidad política, pero la subordinación de la Suprema Corte de Justicia al poder ejecutivo tiene paradójicamente su origen en la ley Juárez y la ley del 26 de noviembre, por la cual se designó una nueva lista de magistrados, tal y como sucedió después con Zedillo, y hoy pian pianito con AMLO.

Ulises Gómez de la Rosa

Correo: ulisesgrmx@yahoo.com.mx

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