El funcionamiento interno de los partidos políticos tiene que ver mucho con la forma en que asume las distintas necesidades, intereses y demandas de la sociedad, su actuación y visión interna es el reflejo de sus aspiraciones con el poder y por tanto es común que se exija un cierto grado de democracia interna.
Intensos como son en la extrema izquierda Morena vivió la renovación de sus máximos órganos en todo el país quienes no escaparon a las tentaciones de control de grupos, en la que los dogmáticos fueron superados por los pragmáticos, resultando un proceso que adoleció de organización, de logística, de seguridad electoral y de garantías a su militancia.
Es sabido que la estructura partidista es esencial en el funcionamiento interno, permite determinar quiénes influyen en los procesos de toma de decisión y qué tanta influencia tienen, pero estos no supieron contener sus ánimos, hubo prácticas ilegales, como los hay en todos los partidos, pero fue muy notorio el rasure de candidatos, acarreos, la compra de votos y otras prebendas que siempre salen a flote sin que ninguna autoridad partidaria cuestione los exabruptos, por el contrario los justifican, pero terminan por evidenciar una inmadurez política para llevar acabo procesos electivos.
El rebote en el discurso es negativo, el ataque contra el INE se cae a pedazos ante una marabunta que no supo vivir el momento trascendental que implicaba demostrar que son capaces de dirimir controversias por la vía legal y electoral apegándose a su norma y a su órgano jurisdiccional interno.
El nivel de violencia desatado en algunos estados muestra una división que rebasó lo interno, el comportamiento en términos de psicología de masas muestra su rostro más duro, la dicotomía entre racionalidad y la realidad del comportamiento humano se hace más patente en el funcionamiento de la masa que se mueve en torno a un interés específico que es conseguir el poder a como de lugar, los ánimos exaltados terminaron por encaminarse por los derroteros violentos abortando la consulta para colocarse en el limbo, dejando que una decisión superior subsane el vacío de dirigencia en cada estado donde no se concluyó el proceso.
Una realidad se asoma de forma contundente, este ejercicio muestra un fenómeno nunca antes visto en una elección de simples Consejeros, la cobertura mediática, en redes sociales y el seguimiento que le dieron la clase política fue puntual debido a la cantidad de personas que acudieron a votar, más allá de los conflictos a nivel votante, entre grupos o en la élite partidaria se expone el arrastre que tiene el Presidente y su partido reflejadas en las encuestas.
El músculo y la capacidad de movilización mostrada con todo y todo fueron importantes para disipar muchas dudas, más de 20 mil participantes en Querétaro dan para ser hartos competitivos. Para los círculos de poder en torno a Morena no importa el resultado, ni los hechos suscitados, el alcance de su movilización y la vigencia de López Obrador en la sociedad es un bien superior más que suficiente que sirve para medirse entre el electorado con el objetivo de repetir en el gobierno, ir por el Senado y afianzar la capital queretana.
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