/ lunes 20 de enero de 2020

El Campo de los Sueños

La pelota ensalivada


Al igual que en gran parte del deporte organizado, el nivel de competencia de las Grandes Ligas de Béisbol es enorme y la diferencia entre destacar o fracasar, un campeonato o la derrota, son pequeños detalles o atributos. La disciplina, el estudio, el entrenamiento, la concentración pueden hacer esa diferencia. No obstante, la pelota caliente no ha estado desligada de practicas irregulares que dan ventaja sobre los competidores.

A inicios de la Gran Carpa, era una practica recurrente la llamada “pelota ensalivada”. El pitcher escupía en la bola, lo que le permitía darle una mayor rotación en su camino hacía la goma. El 16 de agosto de 1920, el lanzador Carl Mays impactó con su pelota ensalivada la cabeza del bateador Ray Chapman de los Indios, lo que le provocó unas horas después la muerte. Este lamentable hecho, fue el inicio de la prohibición de escupir o mojar deliberadamente la pelota.

La prohibición de la pelota ensalivada, derivó en la utilización de otras practicas que daban ventaja al pitcher frente al bateador. Algunos lanzadores, ocultaban en su gorra o en el guante una pequeñísima lija con la que raspaban la pelota para con ello, agarrarla de mejor manera y lanzar de forma efectiva los pitcheos rompientes. Peloteros como Gaylord Perry, Jay Howell o Michael Pineda fueron señalados por untar a la bola resina de pino o aceite para bebé.

Los bateadores también se han servido de artimañas para sacar ventaja en su enfrentamiento con los pitchers. La más común de ellas, es la utilización de bates rellenos de corcho que les permite sacar el tolete con mayor velocidad, impactando con mayor potencia la pelota. La más famosa queja por la utilización de ventajas ilegales al batear ocurrió el 24 de julio de 1983, en un partido entre los Yanquis y los Reales. Con dos outs en la parte alta de la novena entrada, George Brett, antesalista de Kansas City conectó un jonrón que dio la vuelta al marcador, sin embargo, el piloto de Nueva York, el controversial Billy Martin, alegó a los de negro, que el bate del tercera base de los Reales contenía más alquitrán del permitido. La queja del manager de los Mulos fue aceptada y el cuadrangular de Brett, anulado.

Después de la huelga de peloteros de 1994, la Gran Carpa sufrió para atraer a los fanáticos a los estadios. El interés hacia las Grandes Ligas se reavivó a finales de dicha década con la lucha entre Mark McGwire y Sammy Sosa por el cetro histórico de cuadrangulares. La gente regresó a las gradas y parecía que se venía una época dorada para el mejor béisbol del mundo. Señalamientos a estos peloteros, así como a Barry Bonds, Roger Clemens, Rafael Palmeiro, José Canseco y Alex Rodríguez de utilizar esteroides y anabólicos para mejorar el rendimiento, cayeron como un balde de agua fría. La oficina del Comisionado, actúo rápido y de forma severa, buscando limpiar la imagen del Rey de los Deportes.

La semana que recién concluye, trajo un nuevo escándalo que cimbró a la pelota caliente. Los señalamientos a la organización de los Astros de Houston y en especifico a A.J Hinch y Alex Cora de robo de señales, vuelve a virar la atención del deporte hacía la trampa y la deshonestidad. Los responsables de las Grandes Ligas actuaron de forma expedita y con severidad, no obstante, la credibilidad del Rey de los Deportes, se puso en entredicho. Las acciones, políticas y cambios reglamentarios que surjan de esta nueva crisis, serán fundamentales para la supervivencia de las Grandes Ligas como una institución cimentada en la sana competencia, la disciplina, el esfuerzo y la honestidad.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

La pelota ensalivada


Al igual que en gran parte del deporte organizado, el nivel de competencia de las Grandes Ligas de Béisbol es enorme y la diferencia entre destacar o fracasar, un campeonato o la derrota, son pequeños detalles o atributos. La disciplina, el estudio, el entrenamiento, la concentración pueden hacer esa diferencia. No obstante, la pelota caliente no ha estado desligada de practicas irregulares que dan ventaja sobre los competidores.

A inicios de la Gran Carpa, era una practica recurrente la llamada “pelota ensalivada”. El pitcher escupía en la bola, lo que le permitía darle una mayor rotación en su camino hacía la goma. El 16 de agosto de 1920, el lanzador Carl Mays impactó con su pelota ensalivada la cabeza del bateador Ray Chapman de los Indios, lo que le provocó unas horas después la muerte. Este lamentable hecho, fue el inicio de la prohibición de escupir o mojar deliberadamente la pelota.

La prohibición de la pelota ensalivada, derivó en la utilización de otras practicas que daban ventaja al pitcher frente al bateador. Algunos lanzadores, ocultaban en su gorra o en el guante una pequeñísima lija con la que raspaban la pelota para con ello, agarrarla de mejor manera y lanzar de forma efectiva los pitcheos rompientes. Peloteros como Gaylord Perry, Jay Howell o Michael Pineda fueron señalados por untar a la bola resina de pino o aceite para bebé.

Los bateadores también se han servido de artimañas para sacar ventaja en su enfrentamiento con los pitchers. La más común de ellas, es la utilización de bates rellenos de corcho que les permite sacar el tolete con mayor velocidad, impactando con mayor potencia la pelota. La más famosa queja por la utilización de ventajas ilegales al batear ocurrió el 24 de julio de 1983, en un partido entre los Yanquis y los Reales. Con dos outs en la parte alta de la novena entrada, George Brett, antesalista de Kansas City conectó un jonrón que dio la vuelta al marcador, sin embargo, el piloto de Nueva York, el controversial Billy Martin, alegó a los de negro, que el bate del tercera base de los Reales contenía más alquitrán del permitido. La queja del manager de los Mulos fue aceptada y el cuadrangular de Brett, anulado.

Después de la huelga de peloteros de 1994, la Gran Carpa sufrió para atraer a los fanáticos a los estadios. El interés hacia las Grandes Ligas se reavivó a finales de dicha década con la lucha entre Mark McGwire y Sammy Sosa por el cetro histórico de cuadrangulares. La gente regresó a las gradas y parecía que se venía una época dorada para el mejor béisbol del mundo. Señalamientos a estos peloteros, así como a Barry Bonds, Roger Clemens, Rafael Palmeiro, José Canseco y Alex Rodríguez de utilizar esteroides y anabólicos para mejorar el rendimiento, cayeron como un balde de agua fría. La oficina del Comisionado, actúo rápido y de forma severa, buscando limpiar la imagen del Rey de los Deportes.

La semana que recién concluye, trajo un nuevo escándalo que cimbró a la pelota caliente. Los señalamientos a la organización de los Astros de Houston y en especifico a A.J Hinch y Alex Cora de robo de señales, vuelve a virar la atención del deporte hacía la trampa y la deshonestidad. Los responsables de las Grandes Ligas actuaron de forma expedita y con severidad, no obstante, la credibilidad del Rey de los Deportes, se puso en entredicho. Las acciones, políticas y cambios reglamentarios que surjan de esta nueva crisis, serán fundamentales para la supervivencia de las Grandes Ligas como una institución cimentada en la sana competencia, la disciplina, el esfuerzo y la honestidad.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

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