/ lunes 22 de febrero de 2021

El campo de los sueños|DOC

La ciudad de Houston, Texas aún continuaba celebrando la victoria de los Astros en la memorable Serie Mundial del año 2017, cuando una noticia ensombreció a las Grandes Ligas de Béisbol.

El 7 de noviembre, a los 40 años de edad, Roy Halladay uno de los más grandes lanzadores del presente milenio falleció trágicamente cuando su pequeña avioneta Icon A5 de un solo motor se desplomó sobre el Golfo de México. Halladay hijo de un piloto de aviones, había adquirido la aeronave tan sólo un mes antes, cumpliendo uno de sus más grandes anhelos: “He soñado con volar desde que era un niño, pero solo pude convertirme en piloto una vez que me retiré del béisbol”.

Durante gran parte de su carrera en las Grandes Ligas, Halladay sufrió de fuertes dolores en la espalda y en los hombros, al punto que necesitaba tomar fuertes dosis de analgésicos antes de cada una de sus aperturas. Su dependencia a las medicinas contra el dolor, continuó después de retirarse del béisbol en diciembre de 2013 y lo llevó a internarse en dos ocasiones en una clínica de rehabilitación.

Sumado a su dependencia a los fármacos, la depresión y ansiedad convirtieron en un infierno la vida fuera del parque de pelota del otrora dominante pitcher. En esas condiciones, la aviación era uno de los pocos distractores con los que contaba para disminuir su dolor físico y mental.

Halladay inició su carrera en la Gran Carpa en el año de 1998, después de ser seleccionado en la primera ronda del draft por los Azulejos de Toronto. En su primera campaña completa, en el 2000, “Doc” como era conocido entre sus compañeros, tuvo una efectividad de 10.64, la más grande en la historia de las Grandes Ligas para un pitcher con más de 50 entradas lanzadas. La perseverancia y una férrea disciplina, lo llevaron a recomponer pronto el camino. Para el año 2002, se había convertido en uno de los más temidos lanzadores al ganar 19 juegos con un promedio de carreras limpias inferior a 3.

“Doc”, quien durante su brillante trayectoria de dieciséis campañas vistió las franelas de los Azulejos de Toronto y los Filis de Filadelfia, fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en el 2019, su primer año de elegibilidad. Halladay, indudablemente, contaba con las credenciales suficientes para ello: 203 victorias, 67 juegos completos, dos veces ganador del trofeo Cy Young, al mejor lanzador de la liga; ocho selecciones al Juego de las Estrellas; vigésimo pitcher en la historia en lanzar un juego perfecto y apenas el segundo en tirar un juego sin hit ni carrera en postemporada.

Fuera del diamante, Roy Halladay se distinguió por su trabajo en apoyo de niños desfavorecidos, contra el hambre y en favor del rescate de animales, lo que lo llevó a ser nominado en varias ocasiones al premio Roberto Clemente, otorgado por las Grandes Ligas al pelotero que sobresale por su servicio a la comunidad.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

La ciudad de Houston, Texas aún continuaba celebrando la victoria de los Astros en la memorable Serie Mundial del año 2017, cuando una noticia ensombreció a las Grandes Ligas de Béisbol.

El 7 de noviembre, a los 40 años de edad, Roy Halladay uno de los más grandes lanzadores del presente milenio falleció trágicamente cuando su pequeña avioneta Icon A5 de un solo motor se desplomó sobre el Golfo de México. Halladay hijo de un piloto de aviones, había adquirido la aeronave tan sólo un mes antes, cumpliendo uno de sus más grandes anhelos: “He soñado con volar desde que era un niño, pero solo pude convertirme en piloto una vez que me retiré del béisbol”.

Durante gran parte de su carrera en las Grandes Ligas, Halladay sufrió de fuertes dolores en la espalda y en los hombros, al punto que necesitaba tomar fuertes dosis de analgésicos antes de cada una de sus aperturas. Su dependencia a las medicinas contra el dolor, continuó después de retirarse del béisbol en diciembre de 2013 y lo llevó a internarse en dos ocasiones en una clínica de rehabilitación.

Sumado a su dependencia a los fármacos, la depresión y ansiedad convirtieron en un infierno la vida fuera del parque de pelota del otrora dominante pitcher. En esas condiciones, la aviación era uno de los pocos distractores con los que contaba para disminuir su dolor físico y mental.

Halladay inició su carrera en la Gran Carpa en el año de 1998, después de ser seleccionado en la primera ronda del draft por los Azulejos de Toronto. En su primera campaña completa, en el 2000, “Doc” como era conocido entre sus compañeros, tuvo una efectividad de 10.64, la más grande en la historia de las Grandes Ligas para un pitcher con más de 50 entradas lanzadas. La perseverancia y una férrea disciplina, lo llevaron a recomponer pronto el camino. Para el año 2002, se había convertido en uno de los más temidos lanzadores al ganar 19 juegos con un promedio de carreras limpias inferior a 3.

“Doc”, quien durante su brillante trayectoria de dieciséis campañas vistió las franelas de los Azulejos de Toronto y los Filis de Filadelfia, fue exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown en el 2019, su primer año de elegibilidad. Halladay, indudablemente, contaba con las credenciales suficientes para ello: 203 victorias, 67 juegos completos, dos veces ganador del trofeo Cy Young, al mejor lanzador de la liga; ocho selecciones al Juego de las Estrellas; vigésimo pitcher en la historia en lanzar un juego perfecto y apenas el segundo en tirar un juego sin hit ni carrera en postemporada.

Fuera del diamante, Roy Halladay se distinguió por su trabajo en apoyo de niños desfavorecidos, contra el hambre y en favor del rescate de animales, lo que lo llevó a ser nominado en varias ocasiones al premio Roberto Clemente, otorgado por las Grandes Ligas al pelotero que sobresale por su servicio a la comunidad.

Mail: miguelparrodi@hotmail.com

Twitter: @MiguelParrodi

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