/ domingo 31 de marzo de 2019

El Cronista Sanjuanense

Desde que México obtuvo la independencia en 1821, la administración pública y la documentación que ésta ha generado han crecido y se ha convertido en un monstruo difícil de manejar, controlar y conservar. A pesar de recomendaciones, circulares y reglamentos que subrayaron la necesidad e importancia de organizar los archivos, muchos tendieron a crecer sin orden, en espacios inadecuados y sin personal calificado. En 1988, el entonces presidente municipal, Jaime Nieto Ramírez, encargó a Beatriz Cuéllar Quiroz la tarea de organizar montones de atados y cajas de documentos, entre otros, que se encontraban en los sótanos del Centro Cultural y de Convenciones “José María Morelos y Pavón” (Ce.Cu.Co.); inicia trabajando en la limpieza y ordenamiento de los documentos que fueron mandados a este sitio después de estar por mucho tiempo bajo una escalera en el ex convento de Santo Domingo y que incluso tuvo connato de incendio, que fue apagado a cubetadas, lo que perjudicó más los documentos. Los expedientes estaban en condiciones lamentables de abandono porque el traslados de legajos se hizo sin consideración alguna, sin cuidado en cuanto al almacenaje. Esta acción contribuyó a dispersar y desorganizar aún más los acervos. Con el tiempo, se generó un foco de infección y por consiguiente una grave afectación. Todo allí, en los sótanos del Ce.Cu.Co., era contaminación microbiana, humedad, alimañas, roedores, en fin. Se tomó pues la decisión de rescatar, en lo posible, estos documentos que, por su índole cronológica, informativa y trascendental, debían ser preservados.

Así, Beatriz Cuéllar organizó, depuró, inventarió y clasificó estos escritos. Los documentos fueron rescatados de ser destruidos y desechados; fueron puestos en nuevos atados, posteriormente colocados en cajas y transferidos para formar el Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río. A la par, en la etapa final del gobierno municipal 1988-1991, fue que se rehabilitó el edificio que era la antigua cárcel de San Juan del Río para convertirse en el Centro Histórico y Cultural, y fue allí que se destinó un espacio para el depósito final del Archivo Histórico Municipal. Beatriz siguió allí limpiando, organizando, seleccionando, inventariando y catalogando todo ese repertorio. A la par, ella misma los restauraba y hacia un análisis de esas memorias que iban arrojando información histórica en diversos ámbitos de la vida de esta tierra. Para fortuna de todos, esta preocupación por conservar y rescatar estos documentos y organizarlos en fondos documentales dio pie a una rica colección que integra importantísima información histórica, no sólo de San Juan del Río, sino del estado de Querétaro y de nuestra nación.

En 2005, este archivo se unió al programa del Registro Nacional de Archivos, emprendido por el Archivo General de la Nación, institución que le otorgó la clave MX22016AMSJR, el 4 de mayo de aquel año. El Archivo Histórico de San Juan del Río, proporciona asistencia a investigadores, historiadores, académicos, estudiantes y público en general. La misión de este espacio es la de custodiar, conservar, organizar y difundir la memoria escrita de San Juan del Río desde el año 1661 y de manera cronológica de 1822 -cuando se forma el Ayuntamiento como tal- hasta 1991. Desde el enero de 2016 tiene como sede el histórico y emblemático Portal del Diezmo, donde además se le adecuó con acceso a Internet para usuarios y se inició el proceso de digitalización de los documentos más antiguos lo que permite ponerlos a disposición del público Hoy ya no se toca el papel, al menos en los documentos más antiguos, contribuyendo con ello a la preservación de los mismos y, a la vez, dando cumplimiento a los principios de transparencia que marcan las leyes.

El conocimiento histórico y social de los pueblos se vuelve un imperativo necesario, donde las fuentes documentales se constituyen en portadoras de huellas y vestigios del pasado. El Archivo Histórico de San Juan del Río es una fuente documental muy rica para estudiar diferentes aspectos de la vida social, política, cultural y económica que debemos aprovechar. La investigación histórica nos da la posibilidad de que el investigador pueda explicar, comprender o interpretar un determinado aspecto del pasado. En este sentido los archivos históricos se constituyen en reservorios en partes significativas de la memoria colectiva de los pueblos. Cobrando especial importancia, por cuanto en sus fondos reposan valiosos testimonios documentales a la espera de ser descubiertos.

Desde que México obtuvo la independencia en 1821, la administración pública y la documentación que ésta ha generado han crecido y se ha convertido en un monstruo difícil de manejar, controlar y conservar. A pesar de recomendaciones, circulares y reglamentos que subrayaron la necesidad e importancia de organizar los archivos, muchos tendieron a crecer sin orden, en espacios inadecuados y sin personal calificado. En 1988, el entonces presidente municipal, Jaime Nieto Ramírez, encargó a Beatriz Cuéllar Quiroz la tarea de organizar montones de atados y cajas de documentos, entre otros, que se encontraban en los sótanos del Centro Cultural y de Convenciones “José María Morelos y Pavón” (Ce.Cu.Co.); inicia trabajando en la limpieza y ordenamiento de los documentos que fueron mandados a este sitio después de estar por mucho tiempo bajo una escalera en el ex convento de Santo Domingo y que incluso tuvo connato de incendio, que fue apagado a cubetadas, lo que perjudicó más los documentos. Los expedientes estaban en condiciones lamentables de abandono porque el traslados de legajos se hizo sin consideración alguna, sin cuidado en cuanto al almacenaje. Esta acción contribuyó a dispersar y desorganizar aún más los acervos. Con el tiempo, se generó un foco de infección y por consiguiente una grave afectación. Todo allí, en los sótanos del Ce.Cu.Co., era contaminación microbiana, humedad, alimañas, roedores, en fin. Se tomó pues la decisión de rescatar, en lo posible, estos documentos que, por su índole cronológica, informativa y trascendental, debían ser preservados.

Así, Beatriz Cuéllar organizó, depuró, inventarió y clasificó estos escritos. Los documentos fueron rescatados de ser destruidos y desechados; fueron puestos en nuevos atados, posteriormente colocados en cajas y transferidos para formar el Archivo Histórico Municipal de San Juan del Río. A la par, en la etapa final del gobierno municipal 1988-1991, fue que se rehabilitó el edificio que era la antigua cárcel de San Juan del Río para convertirse en el Centro Histórico y Cultural, y fue allí que se destinó un espacio para el depósito final del Archivo Histórico Municipal. Beatriz siguió allí limpiando, organizando, seleccionando, inventariando y catalogando todo ese repertorio. A la par, ella misma los restauraba y hacia un análisis de esas memorias que iban arrojando información histórica en diversos ámbitos de la vida de esta tierra. Para fortuna de todos, esta preocupación por conservar y rescatar estos documentos y organizarlos en fondos documentales dio pie a una rica colección que integra importantísima información histórica, no sólo de San Juan del Río, sino del estado de Querétaro y de nuestra nación.

En 2005, este archivo se unió al programa del Registro Nacional de Archivos, emprendido por el Archivo General de la Nación, institución que le otorgó la clave MX22016AMSJR, el 4 de mayo de aquel año. El Archivo Histórico de San Juan del Río, proporciona asistencia a investigadores, historiadores, académicos, estudiantes y público en general. La misión de este espacio es la de custodiar, conservar, organizar y difundir la memoria escrita de San Juan del Río desde el año 1661 y de manera cronológica de 1822 -cuando se forma el Ayuntamiento como tal- hasta 1991. Desde el enero de 2016 tiene como sede el histórico y emblemático Portal del Diezmo, donde además se le adecuó con acceso a Internet para usuarios y se inició el proceso de digitalización de los documentos más antiguos lo que permite ponerlos a disposición del público Hoy ya no se toca el papel, al menos en los documentos más antiguos, contribuyendo con ello a la preservación de los mismos y, a la vez, dando cumplimiento a los principios de transparencia que marcan las leyes.

El conocimiento histórico y social de los pueblos se vuelve un imperativo necesario, donde las fuentes documentales se constituyen en portadoras de huellas y vestigios del pasado. El Archivo Histórico de San Juan del Río es una fuente documental muy rica para estudiar diferentes aspectos de la vida social, política, cultural y económica que debemos aprovechar. La investigación histórica nos da la posibilidad de que el investigador pueda explicar, comprender o interpretar un determinado aspecto del pasado. En este sentido los archivos históricos se constituyen en reservorios en partes significativas de la memoria colectiva de los pueblos. Cobrando especial importancia, por cuanto en sus fondos reposan valiosos testimonios documentales a la espera de ser descubiertos.