/ domingo 10 de noviembre de 2019

El Cronista Sanjuanense

El ferrocarril en San Juan del Río


En 1825 se construyó en Inglaterra el primer ferrocarril que dio servicio público para el transporte de carga. En septiembre de 1850, se inauguró el primer ferrocarril de servicio público en México con un tramo de 13,6 kilómetros entre el puerto de Veracruz y El Molino. Su construcción continuó hasta la Ciudad de México y comenzó a funcionar en 1873 con 470,8 kilómetros.

El ferrocarril se consideró un invento que aseguraba la prosperidad del país, porque permitía la comunicación entre los centros urbanos con desarrollo comercial, y facilitaba el traslado de trabajadores y viajeros de las principales ciudades del interior hacia la capital del país y viceversa.

El golpe militar de Porfirio Díaz causó desconfianza en Europa para invertir en México, a pesar de las garantías ofrecidas. En cambio Estados Unidos aprovechó la oportunidad en un país que presentaba derechos de exportación más favorables; y el Ferrocarril Central Mexicano otorgó la concesión para construir la línea México-Paso del Norte a una empresa de aquel país; así llegó al estado de Querétaro el “camino de fierro”.

El ritmo de construcción del Ferrocarril Central Mexicano fue rápido, en promedio se tendió un kilómetro de vía diario; la primera etapa que iba de la Ciudad de México a San Antonio de Tula (Hidalgo), conocido simplemente desde entonces como Tula, un total de 93 kilómetros, se terminó el 15 de septiembre de 1881. Tres meses después, en diciembre de 1881, se finalizó la segunda etapa que tenía 98 kilómetros, e iba desde Tula hasta San Juan del Río en Querétaro. La tercera etapa cubría la distancia de 55 kilómetros, saliendo de San Juan del Río hasta la ciudad de Santiago de Querétaro y se completó el 16 de febrero de 1882. La ruta Ciudad de México a Santiago de Querétaro del Ferrocarril Central Mexicano, sumó un total de 246 kilómetros.

A inicios del año 1880, afanosamente unos quinientos trabajadores fueron tendiendo la vía del ferrocarril de Nopala (Hidalgo) hacia San Juan del Río donde entró de lleno por El Cazadero y posterior a Paso de Mata, horadando colinas y lomas hasta el cerro Pedregoso donde desciende en una gran curva llegando finalmente a la ciudad.

La tranquilidad adquirida en tantos años de vida de San Juan del Río no perturbaba la rutinaria vida de sus habitantes. La ciudad continuaba con su abundante comercio, con sus carreros y viandantes, con sus diligencias y arrieros, que seguían las viejas rutas de la rosa de los vientos. Todo era prosperidad, la Calle Nacional, antigua Calle Real y hoy Avenida Juárez, era la vida del pueblo; a los lados de ella se encontraban los mejores mesones y las principales casas de comercio, aquellas que proporcionaban quehaceres a carreros y cargadores, además de un sinnúmero de fondas que daban refrigerio a todo el cúmulo de gente flotante. Pero, un buen día, comenzó a intranquilizar la llegada de los peones de vía y armamentos para la construcción del camino de fierro, y así fue, se trazó la vía del ferrocarril, que pasa aún por el norte de la ciudad.

El 2 de diciembre de 1881 llegó a San Juan del Río la primera máquina del Ferrocarril Central Mexicano. Semanas antes hubo gran expectación entre los habitantes. Asombro, sorpresa, miedo e incredulidad causó al escuchar el silbato agudo de la máquina que se acercaba aquel viernes y que se asomó en el cerro Pedregoso. Lo mismo al ver y escuchar el estruendo del tren sobre los rieles que hacían temblar la tierra en su trayecto y hasta llegar a donde se construía la estación en terrenos del rancho La Guitarrilla.

Imaginemos los sentimientos de las personas que pudieron presenciar aquel gran acontecimiento. Las personas corriendo espantadas ante la presencia y tamaño del monstruo de acero que tronaba arrojando chispas mientras frenaba y despedía grandes nubes de vapor por sus lados. No habían visto más que carros y carretas de dos y cuatro ruedas a lo mucho.

El ferrocarril en San Juan del Río


En 1825 se construyó en Inglaterra el primer ferrocarril que dio servicio público para el transporte de carga. En septiembre de 1850, se inauguró el primer ferrocarril de servicio público en México con un tramo de 13,6 kilómetros entre el puerto de Veracruz y El Molino. Su construcción continuó hasta la Ciudad de México y comenzó a funcionar en 1873 con 470,8 kilómetros.

El ferrocarril se consideró un invento que aseguraba la prosperidad del país, porque permitía la comunicación entre los centros urbanos con desarrollo comercial, y facilitaba el traslado de trabajadores y viajeros de las principales ciudades del interior hacia la capital del país y viceversa.

El golpe militar de Porfirio Díaz causó desconfianza en Europa para invertir en México, a pesar de las garantías ofrecidas. En cambio Estados Unidos aprovechó la oportunidad en un país que presentaba derechos de exportación más favorables; y el Ferrocarril Central Mexicano otorgó la concesión para construir la línea México-Paso del Norte a una empresa de aquel país; así llegó al estado de Querétaro el “camino de fierro”.

El ritmo de construcción del Ferrocarril Central Mexicano fue rápido, en promedio se tendió un kilómetro de vía diario; la primera etapa que iba de la Ciudad de México a San Antonio de Tula (Hidalgo), conocido simplemente desde entonces como Tula, un total de 93 kilómetros, se terminó el 15 de septiembre de 1881. Tres meses después, en diciembre de 1881, se finalizó la segunda etapa que tenía 98 kilómetros, e iba desde Tula hasta San Juan del Río en Querétaro. La tercera etapa cubría la distancia de 55 kilómetros, saliendo de San Juan del Río hasta la ciudad de Santiago de Querétaro y se completó el 16 de febrero de 1882. La ruta Ciudad de México a Santiago de Querétaro del Ferrocarril Central Mexicano, sumó un total de 246 kilómetros.

A inicios del año 1880, afanosamente unos quinientos trabajadores fueron tendiendo la vía del ferrocarril de Nopala (Hidalgo) hacia San Juan del Río donde entró de lleno por El Cazadero y posterior a Paso de Mata, horadando colinas y lomas hasta el cerro Pedregoso donde desciende en una gran curva llegando finalmente a la ciudad.

La tranquilidad adquirida en tantos años de vida de San Juan del Río no perturbaba la rutinaria vida de sus habitantes. La ciudad continuaba con su abundante comercio, con sus carreros y viandantes, con sus diligencias y arrieros, que seguían las viejas rutas de la rosa de los vientos. Todo era prosperidad, la Calle Nacional, antigua Calle Real y hoy Avenida Juárez, era la vida del pueblo; a los lados de ella se encontraban los mejores mesones y las principales casas de comercio, aquellas que proporcionaban quehaceres a carreros y cargadores, además de un sinnúmero de fondas que daban refrigerio a todo el cúmulo de gente flotante. Pero, un buen día, comenzó a intranquilizar la llegada de los peones de vía y armamentos para la construcción del camino de fierro, y así fue, se trazó la vía del ferrocarril, que pasa aún por el norte de la ciudad.

El 2 de diciembre de 1881 llegó a San Juan del Río la primera máquina del Ferrocarril Central Mexicano. Semanas antes hubo gran expectación entre los habitantes. Asombro, sorpresa, miedo e incredulidad causó al escuchar el silbato agudo de la máquina que se acercaba aquel viernes y que se asomó en el cerro Pedregoso. Lo mismo al ver y escuchar el estruendo del tren sobre los rieles que hacían temblar la tierra en su trayecto y hasta llegar a donde se construía la estación en terrenos del rancho La Guitarrilla.

Imaginemos los sentimientos de las personas que pudieron presenciar aquel gran acontecimiento. Las personas corriendo espantadas ante la presencia y tamaño del monstruo de acero que tronaba arrojando chispas mientras frenaba y despedía grandes nubes de vapor por sus lados. No habían visto más que carros y carretas de dos y cuatro ruedas a lo mucho.