/ domingo 7 de junio de 2020

El Cronista Sanjuanense

Benito Juárez en San Juan

El 15 de mayo de 1867 es la fecha de nacimiento del México definitivamente indepen­diente y soberano, tras el triunfo del ejército republicano sobre las fuerzas francesas que fueron derrotadas en el Sitio de Querétaro, acto que culminó con el fusilamiento del emperador Maximiliano en el Cerro de las Campanas en la ciudad de Querétaro. El triunfo de la República fue un parteaguas en la historia de México.

Aunque la Independencia se consumó en 1821, es a partir de ahí que nuestro país vivió cuarenta y seis años de guerra constante, entonces el país estaba completamente devastado, menoscabado. Es hasta 1867 que inicia un pro­yecto de nación que adquirió un momento de madurez durante el porfiriato. En este tenor, el papel de San Juan del Río en la historia de aquella época merece destacarse.

Fue don Benito Juárez García quien lideró, con el Ejército Republicano, la lucha para lograr el triunfo de la República. Benito Juárez en aquel tiempo, motivado por la revuelta, recorrió de forma itinerante la nación. En este iti­nerario pernoctó en dos ocasiones en la ciudad de San Juan del Río, Querétaro.

El 31 de mayo de 1863, don Benito fue despedido en el zócalo de la Ciudad de México por miles de mexi­canos. Juárez abandonó la capital junto con una gran caravana para llevar consigo el Gobierno de la República hacia el norte del país, y mantenerse a salvo de los invasores franceses. En la caravana iban sus principales mi­nistros y carretas cargadas de documentos que contenían el archivo de la nación. La caravana era custodiada por unas tres centenas de soldados bien pertrechados. Su destino era San Luis Potosí.

Al pasar por San Juan del Río, el 2 de junio de 1863, trató de pasar la noche en la casa de don Ignacio Uribe -ubicada sobre la Calle Real-, un imperialista que no permitió que pasara don Benito a su casa por lo que tuvo éste que dirigirse a otra ubicada en la esquina de las antiguas calles de Iturbide y del Chirimoyo (16 de Septiembre y 27 de Septiembre), marcada con el número tres, a pasar la noche en ella. Ese rechazo molestó mucho a don Benito y no lo olvidó.

Cuatro años después, al triunfo de la República, al pasar de vuelta por San Juan del Río con di­rección a México el 8 de julio de 1867, Juárez recordó el agravio por lo que decidió ir directo a la casa del señor Uribe. Ordenó que se abrieran por la fuerza las puertas de la casa que le había negado, en efecto así se hizo pero no encontró a nadie, la casa estaba en desolación ya que su dueño -Uribe- se había ido a refugiar a la ciudad de Querétaro. Finalmente, don Benito pasó la noche en esa casa que le fue negada la primera vez. Posteriormente se marchó e hizo su entrada triunfal a la Ciudad de México reivindicado como el presidente de México.

En ambas fincas se encuentran sendas placas blanquecinas que fueron colocadas en 1906 en conmemoración del centenario del nacimiento de Benito Juárez (21 de marzo de 1806), que recuerdan el hecho de que don Benito pernoctó en ellas, pero un detalle curioso es que por error fueron colocadas de forma equivocada. La casa del señor Ignacio Uribe está en lo que hoy hace esquina la Avenida Juárez (antigua Calle Real) y la calle Hermenegildo Galeana (antigua de Aguadores, ahí está un banco) y la otra en la casa número tres de la calle 16 de Septiembre que hace esquina con la 27 de Septiembre; por el incidente que se narra anteriormente, la placa de la primera corresponde a la segunda y viceversa. En ambas casas también fueron colocadas otras placas de bronce en 1972, decretado “Año de Juárez” por el entonces presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, en conmemoración del centenario de la muerte de Juárez (18 de julio de 1872). Estas placas fueron colocadas por el Honorable Ayuntamiento de San Juan del Río, rindiendo homenaje. En la casa de Avenida Juárez, también hay otra placa de bronce que contiene un relieve del perfil del personaje y las fechas del centenario de su nacimiento (1806-1906) acompañados de la frase “El respeto al derecho ajeno es la paz”, que fue plasmada en el Manifiesto a la Nación por Benito Pablo Juárez García el 15 de julio de 1867.

Benito Juárez en San Juan

El 15 de mayo de 1867 es la fecha de nacimiento del México definitivamente indepen­diente y soberano, tras el triunfo del ejército republicano sobre las fuerzas francesas que fueron derrotadas en el Sitio de Querétaro, acto que culminó con el fusilamiento del emperador Maximiliano en el Cerro de las Campanas en la ciudad de Querétaro. El triunfo de la República fue un parteaguas en la historia de México.

Aunque la Independencia se consumó en 1821, es a partir de ahí que nuestro país vivió cuarenta y seis años de guerra constante, entonces el país estaba completamente devastado, menoscabado. Es hasta 1867 que inicia un pro­yecto de nación que adquirió un momento de madurez durante el porfiriato. En este tenor, el papel de San Juan del Río en la historia de aquella época merece destacarse.

Fue don Benito Juárez García quien lideró, con el Ejército Republicano, la lucha para lograr el triunfo de la República. Benito Juárez en aquel tiempo, motivado por la revuelta, recorrió de forma itinerante la nación. En este iti­nerario pernoctó en dos ocasiones en la ciudad de San Juan del Río, Querétaro.

El 31 de mayo de 1863, don Benito fue despedido en el zócalo de la Ciudad de México por miles de mexi­canos. Juárez abandonó la capital junto con una gran caravana para llevar consigo el Gobierno de la República hacia el norte del país, y mantenerse a salvo de los invasores franceses. En la caravana iban sus principales mi­nistros y carretas cargadas de documentos que contenían el archivo de la nación. La caravana era custodiada por unas tres centenas de soldados bien pertrechados. Su destino era San Luis Potosí.

Al pasar por San Juan del Río, el 2 de junio de 1863, trató de pasar la noche en la casa de don Ignacio Uribe -ubicada sobre la Calle Real-, un imperialista que no permitió que pasara don Benito a su casa por lo que tuvo éste que dirigirse a otra ubicada en la esquina de las antiguas calles de Iturbide y del Chirimoyo (16 de Septiembre y 27 de Septiembre), marcada con el número tres, a pasar la noche en ella. Ese rechazo molestó mucho a don Benito y no lo olvidó.

Cuatro años después, al triunfo de la República, al pasar de vuelta por San Juan del Río con di­rección a México el 8 de julio de 1867, Juárez recordó el agravio por lo que decidió ir directo a la casa del señor Uribe. Ordenó que se abrieran por la fuerza las puertas de la casa que le había negado, en efecto así se hizo pero no encontró a nadie, la casa estaba en desolación ya que su dueño -Uribe- se había ido a refugiar a la ciudad de Querétaro. Finalmente, don Benito pasó la noche en esa casa que le fue negada la primera vez. Posteriormente se marchó e hizo su entrada triunfal a la Ciudad de México reivindicado como el presidente de México.

En ambas fincas se encuentran sendas placas blanquecinas que fueron colocadas en 1906 en conmemoración del centenario del nacimiento de Benito Juárez (21 de marzo de 1806), que recuerdan el hecho de que don Benito pernoctó en ellas, pero un detalle curioso es que por error fueron colocadas de forma equivocada. La casa del señor Ignacio Uribe está en lo que hoy hace esquina la Avenida Juárez (antigua Calle Real) y la calle Hermenegildo Galeana (antigua de Aguadores, ahí está un banco) y la otra en la casa número tres de la calle 16 de Septiembre que hace esquina con la 27 de Septiembre; por el incidente que se narra anteriormente, la placa de la primera corresponde a la segunda y viceversa. En ambas casas también fueron colocadas otras placas de bronce en 1972, decretado “Año de Juárez” por el entonces presidente de la República Luis Echeverría Álvarez, en conmemoración del centenario de la muerte de Juárez (18 de julio de 1872). Estas placas fueron colocadas por el Honorable Ayuntamiento de San Juan del Río, rindiendo homenaje. En la casa de Avenida Juárez, también hay otra placa de bronce que contiene un relieve del perfil del personaje y las fechas del centenario de su nacimiento (1806-1906) acompañados de la frase “El respeto al derecho ajeno es la paz”, que fue plasmada en el Manifiesto a la Nación por Benito Pablo Juárez García el 15 de julio de 1867.