/ domingo 30 de junio de 2019

El cronista sanjuanense - El Barrio de la Cruz

El barrio de La Cruz, una de las 87 comunas que integran la municipali­dad de San Juan del Río, lugar en el que hay unas cuantas callejuelas con empedrado y otras de tierra que tienen nombres “románticos” de árboles y plantas, en añoranza de aquellas famosas huertas que tuvo San Juan del Río junto a los márgenes del río. Una calle serpenteada a partir de la calle Jacarandas conduce a un portal contemporáneo cerrado con una reja, después de penetrarlo, cuesta arriba, se llega a una explanada en la cúspide del cerro. Como partido en dos, dividió por un camino principal al centro, al costado derecho se encuentra la mítica pirámide resguardada por unas simples tiras de cuerda de polipropileno torcido amarillo. Se trata de una construcción exigua –no debe medir más de diez metros de la base a la punta– construida con toba careada y baba de nopal. En la punta de la pirámide hay un nicho que hace las veces de capilla, que contiene una cruz bajo su cavidad. Esta es la cruz que le da el nombre a este barrio, lugar donde inició la historia de San Juan del Río, la antigua Iztacchichimecapan. En el año 1679, se construyó esta ermita sobre el “cue” (pirámide) para venerar a la Santa Cruz cuya inscripción, esculpida en la cantera de su base, ostenta la fecha del 3 de mayo de 1679, en que fue mayordomo el Sr. Guillermo Santiago, lo que nos permite afirmar que ya para entonces se efectuaban las fiestas en honor a la Santa Cruz en este lugar, las que se siguen celebrando hasta hoy. Ésa cruz es la que le dio el nombre al barrio.

Los lugareños suben cada tanto a la cima del cerro, pero por otro motivo: al otro lado del camino, lado izquierdo, se encuentra una capilla católica de aspecto humilde y recatado que fue construida en 1940 y que está adornada con azulejos que retratan pa­sajes de la pasión de Cristo. Principalmente suben a la fiesta grande el 3 de mayo, también lo hacen en la semana santa y el 24 de junio, el mero día de San Juan, de cada año. Aunque realmente lo hacen de forma periódica pues cada domingo se lleva a cabo allí la misa, se reza el rosario y se imparte el catecismo. Los habitantes del Barrio de la Cruz le rezan también al “Cristo del Santo Entierro”, una imagen que viene de visita a éste como a los otros siete barrios de San Juan del Río, y que lo hace de forma anual tocando a cada uno de ellos, en sentido inverso a las manecillas del re­loj. Afuera, justo frente a la puerta de la capilla, hay una gran cruz enclavada hacia el lado norte. En ese sitio exacto, hacia donde quiera que se mire, se tiene una vista panorámica del inmenso valle de San Juan del Río. Las evidencias indican que era un sitio estratégico para los pueblos que habitaban el otrora sitio sagrado del cual se tienen referencias desde 500 años antes del año de Cristo. En la cima del cerro el centro ceremonial y, en la parte baja, la zona habitacional.

Existe una relación (relato de los hechos) que envió el entonces delegado de San Juan del Río, don Pedro Martínez Salazar y Pacheco, al Virrey don Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, segundo Conde de Revilla Gigedo, el 31 de diciembre del año 1793, en la que ya se identificaba al barrio de La Cruz con ese nombre y comprendía uno de los ocho barrios que conformaban el pueblo de San Juan del Río. Anterior a esta relación, en uno de los planos más antiguos de San Juan del Río, el que levantó don Pedro de Quezada en el año 1590, aparece el barrio de La Cruz, marcado como un “Cue” -nombre que se le daba al lugar sagrado donde los indígenas adoraban a sus dioses, en este caso, se trataba de un grupo de otomíes que veneraban a Yocippa, que también era llamado Otontecutli-. De lo que se trata no es más que de lo que hoy se conoce como la Zona Arqueológica del Cerro y Barrio de la Cruz.

Quizá la pregunta más obvia, y al mismo tiempo la más difícil de con­testar es la concerniente a las culturas que construyeron y ocuparon este asentamiento prehispánico. Se ha distinguido por lo menos que hay una primera ocupación en el periodo formativo superior: estamos hablando de 500 a 100 años an­tes de Cristo, seguramente por grupos que comparten la tradición con gru­pos de Chupícuaro, cuyos asentamientos nucleares estaban en el área de Acámbaro (Guanajuato). Después, en la estratigrafía y en la arquitectura, se ha apreciado que en un momento cercano al año de Cristo hubo la intrusión de grupos provenientes de la cuenca de México. Fue entonces cuando se construyó el primer basamento pi­ramidal que rellena prácticamente todo el cerro. Hay después un vacío de ocupa­ción, porque aparentemente el sitio fue abandonado del año 200 al 700 d. C. Los edificios quedaron en ruinas. El sitio fue reocupado en el 700 o 900 d. C., pero ahora por grupos que compartían una tradición cultural con otros que se halla­ban asentados tanto en el valle del Mezquital (Hidalgo), como en el valle de Tula. La importancia de este sitio, en el que ocurrió la conquista española de San Juan del Río en el año 1531, es de relevancia no sólo para San Juan sino que fue el inicio de la historia del hoy estado de Querétaro.

El barrio de La Cruz, una de las 87 comunas que integran la municipali­dad de San Juan del Río, lugar en el que hay unas cuantas callejuelas con empedrado y otras de tierra que tienen nombres “románticos” de árboles y plantas, en añoranza de aquellas famosas huertas que tuvo San Juan del Río junto a los márgenes del río. Una calle serpenteada a partir de la calle Jacarandas conduce a un portal contemporáneo cerrado con una reja, después de penetrarlo, cuesta arriba, se llega a una explanada en la cúspide del cerro. Como partido en dos, dividió por un camino principal al centro, al costado derecho se encuentra la mítica pirámide resguardada por unas simples tiras de cuerda de polipropileno torcido amarillo. Se trata de una construcción exigua –no debe medir más de diez metros de la base a la punta– construida con toba careada y baba de nopal. En la punta de la pirámide hay un nicho que hace las veces de capilla, que contiene una cruz bajo su cavidad. Esta es la cruz que le da el nombre a este barrio, lugar donde inició la historia de San Juan del Río, la antigua Iztacchichimecapan. En el año 1679, se construyó esta ermita sobre el “cue” (pirámide) para venerar a la Santa Cruz cuya inscripción, esculpida en la cantera de su base, ostenta la fecha del 3 de mayo de 1679, en que fue mayordomo el Sr. Guillermo Santiago, lo que nos permite afirmar que ya para entonces se efectuaban las fiestas en honor a la Santa Cruz en este lugar, las que se siguen celebrando hasta hoy. Ésa cruz es la que le dio el nombre al barrio.

Los lugareños suben cada tanto a la cima del cerro, pero por otro motivo: al otro lado del camino, lado izquierdo, se encuentra una capilla católica de aspecto humilde y recatado que fue construida en 1940 y que está adornada con azulejos que retratan pa­sajes de la pasión de Cristo. Principalmente suben a la fiesta grande el 3 de mayo, también lo hacen en la semana santa y el 24 de junio, el mero día de San Juan, de cada año. Aunque realmente lo hacen de forma periódica pues cada domingo se lleva a cabo allí la misa, se reza el rosario y se imparte el catecismo. Los habitantes del Barrio de la Cruz le rezan también al “Cristo del Santo Entierro”, una imagen que viene de visita a éste como a los otros siete barrios de San Juan del Río, y que lo hace de forma anual tocando a cada uno de ellos, en sentido inverso a las manecillas del re­loj. Afuera, justo frente a la puerta de la capilla, hay una gran cruz enclavada hacia el lado norte. En ese sitio exacto, hacia donde quiera que se mire, se tiene una vista panorámica del inmenso valle de San Juan del Río. Las evidencias indican que era un sitio estratégico para los pueblos que habitaban el otrora sitio sagrado del cual se tienen referencias desde 500 años antes del año de Cristo. En la cima del cerro el centro ceremonial y, en la parte baja, la zona habitacional.

Existe una relación (relato de los hechos) que envió el entonces delegado de San Juan del Río, don Pedro Martínez Salazar y Pacheco, al Virrey don Juan Vicente de Güemes Pacheco de Padilla y Horcasitas, segundo Conde de Revilla Gigedo, el 31 de diciembre del año 1793, en la que ya se identificaba al barrio de La Cruz con ese nombre y comprendía uno de los ocho barrios que conformaban el pueblo de San Juan del Río. Anterior a esta relación, en uno de los planos más antiguos de San Juan del Río, el que levantó don Pedro de Quezada en el año 1590, aparece el barrio de La Cruz, marcado como un “Cue” -nombre que se le daba al lugar sagrado donde los indígenas adoraban a sus dioses, en este caso, se trataba de un grupo de otomíes que veneraban a Yocippa, que también era llamado Otontecutli-. De lo que se trata no es más que de lo que hoy se conoce como la Zona Arqueológica del Cerro y Barrio de la Cruz.

Quizá la pregunta más obvia, y al mismo tiempo la más difícil de con­testar es la concerniente a las culturas que construyeron y ocuparon este asentamiento prehispánico. Se ha distinguido por lo menos que hay una primera ocupación en el periodo formativo superior: estamos hablando de 500 a 100 años an­tes de Cristo, seguramente por grupos que comparten la tradición con gru­pos de Chupícuaro, cuyos asentamientos nucleares estaban en el área de Acámbaro (Guanajuato). Después, en la estratigrafía y en la arquitectura, se ha apreciado que en un momento cercano al año de Cristo hubo la intrusión de grupos provenientes de la cuenca de México. Fue entonces cuando se construyó el primer basamento pi­ramidal que rellena prácticamente todo el cerro. Hay después un vacío de ocupa­ción, porque aparentemente el sitio fue abandonado del año 200 al 700 d. C. Los edificios quedaron en ruinas. El sitio fue reocupado en el 700 o 900 d. C., pero ahora por grupos que compartían una tradición cultural con otros que se halla­ban asentados tanto en el valle del Mezquital (Hidalgo), como en el valle de Tula. La importancia de este sitio, en el que ocurrió la conquista española de San Juan del Río en el año 1531, es de relevancia no sólo para San Juan sino que fue el inicio de la historia del hoy estado de Querétaro.