/ domingo 6 de marzo de 2022

El cronista sanjuanense | Escuela Normal Rural

Las escuelas normales de varones y señoritas de herencia porfirista, han tenido un desarrollo de larga duración, muchas de ellas siguen existiendo mostrando diversos ritmos y tiempos, cambios de domicilio, nombres, se han convertido en mixtas, han presentado períodos gloriosos y de crisis en los que se han tenido que cerrar los planteles, o bien depender de los institutos, universidades u otras instituciones. Los estudios sobre normalismo, sin embargo, en algunos estados han sido olvidados o poco estudiados.

La historia de las escuelas normales a partir de 1921, ha presentado cambios muy importantes para la carrera normalista, basados en las políticas educativas de acuerdo a los proyectos de educación nacionalista, rural, socialista, unidad nacional, Plan de 11 años, reforma, descentralización, modernización y los retos actuales del normalismo. Las escuelas normales rurales, junto con la escuela rural, fueron una de las mejores creaciones generadas a raíz de la Revolución Mexicana. Forman parte de aquella educación rural que en sus mejores tiempos fue el orgullo de nuestros más auténticos maestros, y despertó el interés y la admiración de los más destacados educadores de otros países.

Con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, el 20 de Julio de 1921, se da un cambio trascendental a la educación, como instancia que se encargara de regir a la educación en todo el país a través de la federalización, sin lesionar la soberanía de los estados, bajo la dirección de José Vasconcelos durante el gobierno del general Álvaro Obregón.

Entre 1924 y 1926, empezó a funcionar la primera Escuela Normal Rural en San Juan del Río. Esta escuela funcionaba de forma provisional en los altos de la propiedad ubicada en la esquina de la entonces Calle Real (actual Avenida Juárez) con la de Iturbide (actual 16 de Septiembre), mientras les era entregada una propiedad en la antigua calle San Antonio (Mariano Jiménez).

En febrero de 1928, esta escuela inició sus cursos en esta última casona, ubicada en la esquina de las calles de San Antonio y Leñadores (actuales Mariano Jiménez y Reforma), mismos que termina en noviembre. Su primer director fue Martín V. González, le siguió Alfredo Izaguirre Díaz y el tercero fue Abel Reyes Pimentel.

Los alumnos tenían un programa de actividades que cumplían a cabalidad; era de internado. Se levantaban a las cinco de la mañana e iban a bañarse al río o a los bordos que estaban detrás del antiguo mesón de La Venta, regresaban corriendo y a las 8 de la mañana desayunaban; entraban a clases y, según les tocara, iban a hacer sus tareas de agricultura en un terreno que dispuso para tal efecto el entonces presidente municipal José C. González y que estaba en inmediaciones de la antigua estación del ferrocarril. En este terreno sembraban cebolla, chiles, lechugas, tenían árboles frutales como duraznos, uvas, manzanas, también tenían criaderos de conejos y gallinas; en esto los enseñaba un italiano de nombre José Torazo. Por la tarde acudían a talleres y realizaban consultas bibliográficas para hacer sus tareas. Había dos salones de talleres en los que se impartían carpintería, herrería, zapatería y hojalatería. Recibían clases de lengua nacional, aritmética y geometría, música, economía doméstica y cultura física; sólo tenían dos horas de descanso los domingos.

Cuando estuvo en esta casona la Escuela Normal Rural, el recibidor o sala de estar se transformó en la dirección, en la primer recamara dormía el director, en la siguiente habitación estaba el Salón de Pequeña Industria, la recamara que seguía era salón de clases. Al fondo, en unos paredones, estaban los curtidores que, al mandarse techar, se convirtieron en bóvedas que después fueron capilla y más tarde los dormitorios masculinos. Otra recamara fue salón de clases y la bodega fue el dormitorio femenino. En otra bodega era donde resguardaban los implementos de la banda de guerra y la biblioteca estaba en el taller de carpintería. Los alumnos de la escuela estudiaban de primero hasta cuarto año. En ese tiempo no había educación secundaria.

En aquella época era mal visto que hombres con mujeres compartieran escuela. Al ser la ciudad de San Juan del Río una población en la que la religión católica tendía mucho arraigo entre una población muy conservadora, en algún momento, según la tradición oral, apedrearon el edificio en repudio a que ambos sexos cursaran educación en un mismo plantel. Inmediato a este acto, el director dio aviso a sus superiores quienes le ordenaron a éste se cambiara a Río Grande en Zacatecas. Para ese mismo año (1928), se traslada el director a su nuevo sitio y es entonces que desaparece la Escuela Normal Rural de San Juan del Río. Se van sus alumnos y se queda incluso sin muebles, quedando la casona abandonada.

Esta casona ocupa actualmente la Escuela Primaria Mártir de Chihuahua, que antes fue la Enrique Pestalozzi.

Las escuelas normales de varones y señoritas de herencia porfirista, han tenido un desarrollo de larga duración, muchas de ellas siguen existiendo mostrando diversos ritmos y tiempos, cambios de domicilio, nombres, se han convertido en mixtas, han presentado períodos gloriosos y de crisis en los que se han tenido que cerrar los planteles, o bien depender de los institutos, universidades u otras instituciones. Los estudios sobre normalismo, sin embargo, en algunos estados han sido olvidados o poco estudiados.

La historia de las escuelas normales a partir de 1921, ha presentado cambios muy importantes para la carrera normalista, basados en las políticas educativas de acuerdo a los proyectos de educación nacionalista, rural, socialista, unidad nacional, Plan de 11 años, reforma, descentralización, modernización y los retos actuales del normalismo. Las escuelas normales rurales, junto con la escuela rural, fueron una de las mejores creaciones generadas a raíz de la Revolución Mexicana. Forman parte de aquella educación rural que en sus mejores tiempos fue el orgullo de nuestros más auténticos maestros, y despertó el interés y la admiración de los más destacados educadores de otros países.

Con la fundación de la Secretaría de Educación Pública, el 20 de Julio de 1921, se da un cambio trascendental a la educación, como instancia que se encargara de regir a la educación en todo el país a través de la federalización, sin lesionar la soberanía de los estados, bajo la dirección de José Vasconcelos durante el gobierno del general Álvaro Obregón.

Entre 1924 y 1926, empezó a funcionar la primera Escuela Normal Rural en San Juan del Río. Esta escuela funcionaba de forma provisional en los altos de la propiedad ubicada en la esquina de la entonces Calle Real (actual Avenida Juárez) con la de Iturbide (actual 16 de Septiembre), mientras les era entregada una propiedad en la antigua calle San Antonio (Mariano Jiménez).

En febrero de 1928, esta escuela inició sus cursos en esta última casona, ubicada en la esquina de las calles de San Antonio y Leñadores (actuales Mariano Jiménez y Reforma), mismos que termina en noviembre. Su primer director fue Martín V. González, le siguió Alfredo Izaguirre Díaz y el tercero fue Abel Reyes Pimentel.

Los alumnos tenían un programa de actividades que cumplían a cabalidad; era de internado. Se levantaban a las cinco de la mañana e iban a bañarse al río o a los bordos que estaban detrás del antiguo mesón de La Venta, regresaban corriendo y a las 8 de la mañana desayunaban; entraban a clases y, según les tocara, iban a hacer sus tareas de agricultura en un terreno que dispuso para tal efecto el entonces presidente municipal José C. González y que estaba en inmediaciones de la antigua estación del ferrocarril. En este terreno sembraban cebolla, chiles, lechugas, tenían árboles frutales como duraznos, uvas, manzanas, también tenían criaderos de conejos y gallinas; en esto los enseñaba un italiano de nombre José Torazo. Por la tarde acudían a talleres y realizaban consultas bibliográficas para hacer sus tareas. Había dos salones de talleres en los que se impartían carpintería, herrería, zapatería y hojalatería. Recibían clases de lengua nacional, aritmética y geometría, música, economía doméstica y cultura física; sólo tenían dos horas de descanso los domingos.

Cuando estuvo en esta casona la Escuela Normal Rural, el recibidor o sala de estar se transformó en la dirección, en la primer recamara dormía el director, en la siguiente habitación estaba el Salón de Pequeña Industria, la recamara que seguía era salón de clases. Al fondo, en unos paredones, estaban los curtidores que, al mandarse techar, se convirtieron en bóvedas que después fueron capilla y más tarde los dormitorios masculinos. Otra recamara fue salón de clases y la bodega fue el dormitorio femenino. En otra bodega era donde resguardaban los implementos de la banda de guerra y la biblioteca estaba en el taller de carpintería. Los alumnos de la escuela estudiaban de primero hasta cuarto año. En ese tiempo no había educación secundaria.

En aquella época era mal visto que hombres con mujeres compartieran escuela. Al ser la ciudad de San Juan del Río una población en la que la religión católica tendía mucho arraigo entre una población muy conservadora, en algún momento, según la tradición oral, apedrearon el edificio en repudio a que ambos sexos cursaran educación en un mismo plantel. Inmediato a este acto, el director dio aviso a sus superiores quienes le ordenaron a éste se cambiara a Río Grande en Zacatecas. Para ese mismo año (1928), se traslada el director a su nuevo sitio y es entonces que desaparece la Escuela Normal Rural de San Juan del Río. Se van sus alumnos y se queda incluso sin muebles, quedando la casona abandonada.

Esta casona ocupa actualmente la Escuela Primaria Mártir de Chihuahua, que antes fue la Enrique Pestalozzi.