/ domingo 21 de marzo de 2021

El cronista sanjuanense | La carta de la traición

Mi compañero y amigo Jaime Zúñiga Burgos, cronista del municipio queretano de El Marqués, miembro a su vez de Preserva Patrimonio, A. C., compartió, con el que esto escribe y con el público, “La carta de la traición”, una importante aportación que hizo Querétaro al Acervo Histórico de la Nación al dar a conocer este documento original, que hasta el 4 de febrero de 2009 era desconocido, y que gracias al reportaje del periodista Luis Montes de Oca, también miembro de la asociación, saliera a la luz.

Se trata de una carta fechada el 15 de abril de 1811 en San Luis Potosí, dirigida al capitán Ignacio Elizondo y firmada por el general Félix María Calleja. Carta que por primera vez en nuestra historia se convierte en el documento que demuestra la traición de Elizondo al capturar, la mañana del domingo 21 de marzo de 1811, a los caudillos iniciadores de la Independencia: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez, en Acatita de Baján, Coahuila.

Las fuerzas del ejército insurgente, en su travesía a Estados Unidos, llegaron al dicho poblado de Coahuila; en su camino, Allende recibió la invitación del capitán Ignacio Elizondo, quien fuera un oficial realista que se había convertido en su aliado, para detenerse en las norias de Acatita de Baján a fin de abastecerse de agua. Sin embargo, todo se trató de una traición, Elizondo les tendió una emboscada. Así, Miguel Hidalgo, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez e Ignacio Allende fueron conducidos prisioneros a Chihuahua para ser fusilados; mientras que Indalecio, el hijo de Allende, perdió la vida durante esta captura.

Esta carta tiene su propia y muy interesante historia porque un distinguido sanjuanense, el embajador Pablo Campos Ortiz, quien fue el primer representante de México ante la ONU, durante su desempeño conoció a un diplomático filipino de nombre Cristóbal Regidor, el que le obsequió la carta de Calleja a Elizondo y que probablemente fue dejada por el considerado como uno de los grandes villanos de la historia de México, cuando temeroso por su traición salió a ocultarse en las islas Filipinas. La carta permaneció ahí, hasta que a mediados del siglo XX le fue entregada al embajador Campos quien, sabiendo de su gran importancia, solicitó al British Museum of London su análisis y autentificación, lo cual hizo en el año 1963.

El cronista Jaime Zúñiga cuenta, que en el mes de febrero de 2009 el señor José Miguel Canepa Campos, nieto de Pablo Campos, estableció por su conducto contacto con Preserva Patrimonio a quienes mostró la carta original, que está escrita en papel no oficial. Por la confidencialidad del asunto, guardándola protegida con unos cristales para evitar que continuara su deterioro, estaba tal como la entregó el museo británico, acompañada del resultado de los procedimientos empleados para su estudio y con su transcripción.

Esta carta inédita, que permaneció en poder del embajador Campos Ortiz hasta su muerte, fue encontrada años después por sus familiares. El contenido de la misma confirma la traición de Elizondo y el reconocimiento del que posteriormente sería virrey de la Nueva España, dejando Querétaro este testimonio, que será de gran utilidad para los estudiosos de nuestra historia y que aporta nuevos elementos para la historiografía nacional, siendo motivo de satisfacción el que después de trascurridos doscientos años este documento estuviera en nuestro territorio, en la ciudad de San Juan del Río, en el archivo de un distinguido personaje: Pablo Campos Ortiz, primer embajador de México ante la ONU, condecorado en veintitrés ocasiones por gobiernos extranjeros por sus servicios diplomáticos y que fue uno de los que introdujeron el Derecho de Amparo a nivel internacional.

Tristemente, Preserva Patrimonio, en platica reciente con José Miguel Canepa Campos, se enteró de que la carta ya no está en poder de la familia, por lo que, para evitar que su importante contenido se pierda en el olvido, habrá que difundirla. Mi especial reconocimiento para mi estimado cronista Jaime Zúñiga Burgos, así como para Preserva Patrimonio y para los investigadores que aportan a la historiografía nacional.

Para conocer el contenido de la carta en mención consultar mi página en Facebook: Cronista de San Juan del Río, Querétaro.

Mi compañero y amigo Jaime Zúñiga Burgos, cronista del municipio queretano de El Marqués, miembro a su vez de Preserva Patrimonio, A. C., compartió, con el que esto escribe y con el público, “La carta de la traición”, una importante aportación que hizo Querétaro al Acervo Histórico de la Nación al dar a conocer este documento original, que hasta el 4 de febrero de 2009 era desconocido, y que gracias al reportaje del periodista Luis Montes de Oca, también miembro de la asociación, saliera a la luz.

Se trata de una carta fechada el 15 de abril de 1811 en San Luis Potosí, dirigida al capitán Ignacio Elizondo y firmada por el general Félix María Calleja. Carta que por primera vez en nuestra historia se convierte en el documento que demuestra la traición de Elizondo al capturar, la mañana del domingo 21 de marzo de 1811, a los caudillos iniciadores de la Independencia: Miguel Hidalgo, Ignacio Allende, Ignacio Aldama, Mariano Abasolo y Mariano Jiménez, en Acatita de Baján, Coahuila.

Las fuerzas del ejército insurgente, en su travesía a Estados Unidos, llegaron al dicho poblado de Coahuila; en su camino, Allende recibió la invitación del capitán Ignacio Elizondo, quien fuera un oficial realista que se había convertido en su aliado, para detenerse en las norias de Acatita de Baján a fin de abastecerse de agua. Sin embargo, todo se trató de una traición, Elizondo les tendió una emboscada. Así, Miguel Hidalgo, Juan Aldama, Mariano Abasolo, Mariano Jiménez e Ignacio Allende fueron conducidos prisioneros a Chihuahua para ser fusilados; mientras que Indalecio, el hijo de Allende, perdió la vida durante esta captura.

Esta carta tiene su propia y muy interesante historia porque un distinguido sanjuanense, el embajador Pablo Campos Ortiz, quien fue el primer representante de México ante la ONU, durante su desempeño conoció a un diplomático filipino de nombre Cristóbal Regidor, el que le obsequió la carta de Calleja a Elizondo y que probablemente fue dejada por el considerado como uno de los grandes villanos de la historia de México, cuando temeroso por su traición salió a ocultarse en las islas Filipinas. La carta permaneció ahí, hasta que a mediados del siglo XX le fue entregada al embajador Campos quien, sabiendo de su gran importancia, solicitó al British Museum of London su análisis y autentificación, lo cual hizo en el año 1963.

El cronista Jaime Zúñiga cuenta, que en el mes de febrero de 2009 el señor José Miguel Canepa Campos, nieto de Pablo Campos, estableció por su conducto contacto con Preserva Patrimonio a quienes mostró la carta original, que está escrita en papel no oficial. Por la confidencialidad del asunto, guardándola protegida con unos cristales para evitar que continuara su deterioro, estaba tal como la entregó el museo británico, acompañada del resultado de los procedimientos empleados para su estudio y con su transcripción.

Esta carta inédita, que permaneció en poder del embajador Campos Ortiz hasta su muerte, fue encontrada años después por sus familiares. El contenido de la misma confirma la traición de Elizondo y el reconocimiento del que posteriormente sería virrey de la Nueva España, dejando Querétaro este testimonio, que será de gran utilidad para los estudiosos de nuestra historia y que aporta nuevos elementos para la historiografía nacional, siendo motivo de satisfacción el que después de trascurridos doscientos años este documento estuviera en nuestro territorio, en la ciudad de San Juan del Río, en el archivo de un distinguido personaje: Pablo Campos Ortiz, primer embajador de México ante la ONU, condecorado en veintitrés ocasiones por gobiernos extranjeros por sus servicios diplomáticos y que fue uno de los que introdujeron el Derecho de Amparo a nivel internacional.

Tristemente, Preserva Patrimonio, en platica reciente con José Miguel Canepa Campos, se enteró de que la carta ya no está en poder de la familia, por lo que, para evitar que su importante contenido se pierda en el olvido, habrá que difundirla. Mi especial reconocimiento para mi estimado cronista Jaime Zúñiga Burgos, así como para Preserva Patrimonio y para los investigadores que aportan a la historiografía nacional.

Para conocer el contenido de la carta en mención consultar mi página en Facebook: Cronista de San Juan del Río, Querétaro.