/ domingo 21 de noviembre de 2021

El cronista sanjuanense | La Revolución en San Juan del Río

En tiempos previos a la Revolución (finales del siglo XIX) en San Juan del Río se hacían obras públicas de utilidad y de embellecimiento de la ciudad. En aquella época la paz porfiriana permitió que se reactivara la economía en San Juan del Río y que aparecieran nuevas construcciones o que las ya existentes fueran remodeladas.

En el año 1872, se reportó que en San Juan del Río se quitó de la plaza de Santo Domingo un banco de herrero para construir un jardín. También se mandó abrir un callejón que existía en la orilla del arroyo de Cano y se solicitó se abriera uno nuevo para facilitar la comunicación con el camino al pie de las peñas del Calvario.

Para 1878, la feria de San Juan tuvo lugar en el mes de diciembre; duró cuatro días, del 11 al 14 de ese mes. Durante la época de la Revolución las fiestas de San Juan fueron suspendidas en 1911 y por motivos de seguridad en 1917, y también en el año 1918 a causa de una pandemia de Influenza Española.

La llegada de las nuevas comunicaciones y transportes también cambiaron la fisonomía de la ciudad. El 26 de mayo de 1881, sobre el río San Juan, se colocó la primera piedra para construir el puente del ferrocarril que uniría la Ciudad de México con la capital del estado de Querétaro. El puente de hierro, además de ser una proeza de la ingeniería, era muy hermoso. Después de arduos trabajos, el 2 de diciembre 1881 llegó el ferrocarril y el tren por primera vez a San Juan del Río. Posteriormente, el 14 de abril de 1882 (cuatro meses después) el ferrocarril llegó a la ciudad de Querétaro, Antes del tren, se hacían dos días de viaje en carruaje desde la ciudad de México hasta San Juan del Río. Con el tren, el viaje duraba tan sólo ocho horas.

En 1882 se estableció un convenio para el servicio de tranvías de tracción animal en San Juan del Río. El servicio que éstos proporcionaban partía de la estación del tren hasta la entonces Calle Real (Av. Juárez); hacía parada frente al templo del Sacro Monte y de ahí llegaba hasta la garita de Querétaro, es decir, inmediaciones del Puente de Piedra (Puente de la Historia).

A inicios del siglo XX, y pese a los progresos materiales desarrollados en San Juan del Río por el gobierno del Estado de Querétaro en la persona de Francisco González de Cosío, hubo algunos levantamientos sociales. Con el fin de mantener la tranquilidad, el gobernador presionó a los hacendados para que formaran guardias, a pesar de que la mayoría se negaba porque habían logrado una convivencia pacífica con sus peones y medieros. Las fuerzas creadas en todo el estado de Querétaro cometieron muchos abusos, comenzaron a proliferar las armas y se fueron acumulando resentimientos en los que antes habían sido pacíficos trabajadores en la zona de San Juan del Río y Tequisquiapan.

La Revolución mexicana estalló el domingo 20 de noviembre de 1910, bajo el mando de Francisco Ignacio Madero, acatando lo dispuesto en el Plan de San Luis, para terminar la dictadura de Porfirio Díaz. Aunque de manera aislada, en las semanas subsiguientes fueron apareciendo levantamientos cada vez más numerosos y cada vez más contundentes. Madero pudo ver que su convocatoria surtía efecto y que poco a poco el pueblo comenzaba a caminar por el sendero de la democracia y de la justicia.

La nación demandaba, además de derechos civiles y políticos, los principios democráticos y sociales esenciales como: la igualdad, la justicia, la equidad y la libertad. La Revolución Mexicana sentó así las bases para la construcción de una nación socialmente democrática.

Durante la Revolución, los hacendados de la región de San Juan del Río intentaron, en primera instancia, mantenerse alejados del movimiento, sin embargo, cuando la revuelta se hizo evidente, intentaron manejar el gobierno colocando en el poder a aquellos que pertenecían a su misma clase y que por lo mismo defendían sus intereses. Tal manipulación pudo hacerse con el gobierno de Carlos M. Loyola, pero tras el asesinato de Madero y la imposición de Huerta la situación cambió.

El paso de carrancistas y villistas por San Juan alteró la paz. Haciendas y pueblos fueron saqueados y la población sufría la leva forzosa. Además, las haciendas se convirtieron en abastecedoras de los grupos beligerantes, los cuales demandaban grandes cantidades tanto de ganado como de granos. Para surtir a estos grupos las haciendas eran constantemente saqueadas. Algunos grupos pagaban por el abasto, pero las pérdidas económicas que padeció la región eran cuantiosas.

Dentro de los episodios de la Revolución en San Juan destaca el paso de personajes como Álvaro Obregón quien, siendo jefe del Ejército Constitucionalista fiel a Venustiano Carranza y habiendo salido de la ciudad de México el 10 de marzo de 1915, llegó a San Juan del Río, donde el general Joaquín Amaro Domínguez permanecía con las fuerzas obregonistas defendiendo la plaza contra los felicistas, villistas y zapatistas. Obregón permanecería algunos días en la ciudad con las fuerzas militares de la plaza.

Álvaro Obregón posteriormente se trasladaría a Querétaro, después a Celaya, en donde acabaría con la poderosa División del Norte de Francisco Villa. Ganó la afrenta y perdió su brazo derecho, que una bomba le arrancó dejándole manco. Una vez que lograron este triunfo, marchó escoltando a Carranza a Querétaro donde se redactó la Constitución de 1917.

Para muchos este movimiento culminó con la promulgación de la nueva Constitución en Querétaro en aquel año, pero tardaron muchos años en cumplirse algunos de los preceptos de la Revolución.

En tiempos previos a la Revolución (finales del siglo XIX) en San Juan del Río se hacían obras públicas de utilidad y de embellecimiento de la ciudad. En aquella época la paz porfiriana permitió que se reactivara la economía en San Juan del Río y que aparecieran nuevas construcciones o que las ya existentes fueran remodeladas.

En el año 1872, se reportó que en San Juan del Río se quitó de la plaza de Santo Domingo un banco de herrero para construir un jardín. También se mandó abrir un callejón que existía en la orilla del arroyo de Cano y se solicitó se abriera uno nuevo para facilitar la comunicación con el camino al pie de las peñas del Calvario.

Para 1878, la feria de San Juan tuvo lugar en el mes de diciembre; duró cuatro días, del 11 al 14 de ese mes. Durante la época de la Revolución las fiestas de San Juan fueron suspendidas en 1911 y por motivos de seguridad en 1917, y también en el año 1918 a causa de una pandemia de Influenza Española.

La llegada de las nuevas comunicaciones y transportes también cambiaron la fisonomía de la ciudad. El 26 de mayo de 1881, sobre el río San Juan, se colocó la primera piedra para construir el puente del ferrocarril que uniría la Ciudad de México con la capital del estado de Querétaro. El puente de hierro, además de ser una proeza de la ingeniería, era muy hermoso. Después de arduos trabajos, el 2 de diciembre 1881 llegó el ferrocarril y el tren por primera vez a San Juan del Río. Posteriormente, el 14 de abril de 1882 (cuatro meses después) el ferrocarril llegó a la ciudad de Querétaro, Antes del tren, se hacían dos días de viaje en carruaje desde la ciudad de México hasta San Juan del Río. Con el tren, el viaje duraba tan sólo ocho horas.

En 1882 se estableció un convenio para el servicio de tranvías de tracción animal en San Juan del Río. El servicio que éstos proporcionaban partía de la estación del tren hasta la entonces Calle Real (Av. Juárez); hacía parada frente al templo del Sacro Monte y de ahí llegaba hasta la garita de Querétaro, es decir, inmediaciones del Puente de Piedra (Puente de la Historia).

A inicios del siglo XX, y pese a los progresos materiales desarrollados en San Juan del Río por el gobierno del Estado de Querétaro en la persona de Francisco González de Cosío, hubo algunos levantamientos sociales. Con el fin de mantener la tranquilidad, el gobernador presionó a los hacendados para que formaran guardias, a pesar de que la mayoría se negaba porque habían logrado una convivencia pacífica con sus peones y medieros. Las fuerzas creadas en todo el estado de Querétaro cometieron muchos abusos, comenzaron a proliferar las armas y se fueron acumulando resentimientos en los que antes habían sido pacíficos trabajadores en la zona de San Juan del Río y Tequisquiapan.

La Revolución mexicana estalló el domingo 20 de noviembre de 1910, bajo el mando de Francisco Ignacio Madero, acatando lo dispuesto en el Plan de San Luis, para terminar la dictadura de Porfirio Díaz. Aunque de manera aislada, en las semanas subsiguientes fueron apareciendo levantamientos cada vez más numerosos y cada vez más contundentes. Madero pudo ver que su convocatoria surtía efecto y que poco a poco el pueblo comenzaba a caminar por el sendero de la democracia y de la justicia.

La nación demandaba, además de derechos civiles y políticos, los principios democráticos y sociales esenciales como: la igualdad, la justicia, la equidad y la libertad. La Revolución Mexicana sentó así las bases para la construcción de una nación socialmente democrática.

Durante la Revolución, los hacendados de la región de San Juan del Río intentaron, en primera instancia, mantenerse alejados del movimiento, sin embargo, cuando la revuelta se hizo evidente, intentaron manejar el gobierno colocando en el poder a aquellos que pertenecían a su misma clase y que por lo mismo defendían sus intereses. Tal manipulación pudo hacerse con el gobierno de Carlos M. Loyola, pero tras el asesinato de Madero y la imposición de Huerta la situación cambió.

El paso de carrancistas y villistas por San Juan alteró la paz. Haciendas y pueblos fueron saqueados y la población sufría la leva forzosa. Además, las haciendas se convirtieron en abastecedoras de los grupos beligerantes, los cuales demandaban grandes cantidades tanto de ganado como de granos. Para surtir a estos grupos las haciendas eran constantemente saqueadas. Algunos grupos pagaban por el abasto, pero las pérdidas económicas que padeció la región eran cuantiosas.

Dentro de los episodios de la Revolución en San Juan destaca el paso de personajes como Álvaro Obregón quien, siendo jefe del Ejército Constitucionalista fiel a Venustiano Carranza y habiendo salido de la ciudad de México el 10 de marzo de 1915, llegó a San Juan del Río, donde el general Joaquín Amaro Domínguez permanecía con las fuerzas obregonistas defendiendo la plaza contra los felicistas, villistas y zapatistas. Obregón permanecería algunos días en la ciudad con las fuerzas militares de la plaza.

Álvaro Obregón posteriormente se trasladaría a Querétaro, después a Celaya, en donde acabaría con la poderosa División del Norte de Francisco Villa. Ganó la afrenta y perdió su brazo derecho, que una bomba le arrancó dejándole manco. Una vez que lograron este triunfo, marchó escoltando a Carranza a Querétaro donde se redactó la Constitución de 1917.

Para muchos este movimiento culminó con la promulgación de la nueva Constitución en Querétaro en aquel año, pero tardaron muchos años en cumplirse algunos de los preceptos de la Revolución.