/ domingo 17 de abril de 2022

El cronista sanjuanense | San Juan del Río, hacia final del siglo XVIII

Durante la época virreinal, en el aspecto eclesiástico, la parroquia de San Juan Bautista tenía jurisdicción sobre el propio pueblo de su cabecera, además del de Nuestra Señora de la Asunción de Tequisquiapan, Santa María Amealco, San Miguel Dextí, San Bartolomé del Pino, San Juan Deguedó, San Sebastián de las Barrancas y San Pedro Ahuacatlán, todos pueblos de indios otomíes organizados en repúblicas o comunidades. A este respecto, los pueblos de Tequisquiapan y Amealco se segregarían de San Juan del Río durante la primera mitad del siglo XVIII para constituirse en parroquias seculares del Arzobispado de México, quedando a San Juan del Río la gloria de ser una parroquia de donde se formarían muchas parroquias durante los siglos siguientes, como una de sus grandes aportaciones a la historia de la región.

En su distrito, como jurisdicción civil, se ubicaban entonces 36 haciendas y 18 ranchos de labor y crianza de ganado mayor y menor, casi todas ellas propiedad de españoles y habitadas por castas y una gran cantidad de indígenas, aunque su población era modesta.

El Archivo General de la Nación resguarda una descripción suscrita el 11 de febrero de 1794 por el corregidor de Querétaro, a cuya jurisdicción correspondía San Juan del Río, para informar al virrey sobre ciertas noticias geográficas de este pueblo, en él da razón de sus circunstancias políticas:

San Juan del Río, Curato y Tenientazgo. San Juan del Río es un pueblo compuesto de toda clase de habitantes, donde hay un Curato, tiene un pequeño Convento de Dominicos, otro de San Juan de Dios y un Beaterio que está sujeto al Ordinario. Hay un Teniente de Justicia, teniendo bajo sus inmediatas órdenes no solo aquella población, sino también los pueblos de San Pedro Ahuacatlán y San Sebastián, y qué son dos lugares muy pequeños y de puros naturales; pueblo de indios dónde hay algunos españoles y muchas cartas. Es Curato, y para la administración de la justicia hay allí un encargado… Al Tenientazgo de San Juan del Río están sujetos los pueblos de Tequisquiapan y de Amealco. Pueblo de indios donde apenas hay uno u otro casta. Es Curato, y a su feligresía pertenecen los pueblos de indios llamados San Miguel Dextí, San Bartolomé del Pino y San Juan Deguedó.

Conviene destacar algunos atributos de San Juan entre todos los pueblos del Corregimiento de Querétaro, pues aparte de El Pueblito que contaba con un convento de recolección de religiosos franciscanos de la Provincia de Michoacán, era el único pueblo que contaba hasta con tres conventos aparte de la ciudad de Santiago de Querétaro y con una población mixta, pues en los demás la mayoría eran indios y con algunos vecinos españoles y castas, y “San Juan del Río es la garganta de tierra adentro”.

Esta última afirmación se sustentaba en qué era por este pueblo por donde se tenía que transitar para llegar a Querétaro, Celaya, San Miguel El Grande, San Luis Potosí, Colonia del Nuevo Santander, Obispado de Linares, Guanajuato, Guadalajara, Durango, Sonora y todas las comarcas del norte de la Nueva España. Esta situación privilegiada como Camino Real le permitió contar con cuatro de los siete mesones de todo el Corregimiento de Querétaro. Los mesones son muy antiguos en San Juan del Río; La Venta data del siglo XVI.

Además, San Juan del Río cuenta con uno de los tres ríos de toda la jurisdicción de Querétaro, nombrado de San Juan, y que a diferencia de los otros como el de Querétaro, que llevaba poca corriente, y el de El Pueblito, con corta cantidad de agua, esté: “Más bien merece el nombre de torrente que el de río. Antes corría todo el año, pero después que los religiosos de la Compañía de Jesús hicieron la presa de la hacienda de Arroyo Zarco, allí se queda estancada el agua, de modo que por el río ya no corre hoy más agua que la de las avenidas en los tiempos regulares, y a esa falta de agua se atribuye por algunos el deterioro tan grande que aquel pueblo ha padecido de cuarenta años a esta parte.”

Este testimonio oficial nos da cuenta de que la situación del pueblo era muy precaria, aunque contaba con cosas dignas de admiración, pues, aunque había dos puentes extramuros de Querétaro, aquí se contaba con el puente más notable de todo el Corregimiento: “en San Juan del Río hay un hermosísimo puente, construido con tanta solidez que, si cuidan de tiempo en tiempo de hacerle los reparos necesarios, durará un espacio dilatado de años.”

Durante la época virreinal, en el aspecto eclesiástico, la parroquia de San Juan Bautista tenía jurisdicción sobre el propio pueblo de su cabecera, además del de Nuestra Señora de la Asunción de Tequisquiapan, Santa María Amealco, San Miguel Dextí, San Bartolomé del Pino, San Juan Deguedó, San Sebastián de las Barrancas y San Pedro Ahuacatlán, todos pueblos de indios otomíes organizados en repúblicas o comunidades. A este respecto, los pueblos de Tequisquiapan y Amealco se segregarían de San Juan del Río durante la primera mitad del siglo XVIII para constituirse en parroquias seculares del Arzobispado de México, quedando a San Juan del Río la gloria de ser una parroquia de donde se formarían muchas parroquias durante los siglos siguientes, como una de sus grandes aportaciones a la historia de la región.

En su distrito, como jurisdicción civil, se ubicaban entonces 36 haciendas y 18 ranchos de labor y crianza de ganado mayor y menor, casi todas ellas propiedad de españoles y habitadas por castas y una gran cantidad de indígenas, aunque su población era modesta.

El Archivo General de la Nación resguarda una descripción suscrita el 11 de febrero de 1794 por el corregidor de Querétaro, a cuya jurisdicción correspondía San Juan del Río, para informar al virrey sobre ciertas noticias geográficas de este pueblo, en él da razón de sus circunstancias políticas:

San Juan del Río, Curato y Tenientazgo. San Juan del Río es un pueblo compuesto de toda clase de habitantes, donde hay un Curato, tiene un pequeño Convento de Dominicos, otro de San Juan de Dios y un Beaterio que está sujeto al Ordinario. Hay un Teniente de Justicia, teniendo bajo sus inmediatas órdenes no solo aquella población, sino también los pueblos de San Pedro Ahuacatlán y San Sebastián, y qué son dos lugares muy pequeños y de puros naturales; pueblo de indios dónde hay algunos españoles y muchas cartas. Es Curato, y para la administración de la justicia hay allí un encargado… Al Tenientazgo de San Juan del Río están sujetos los pueblos de Tequisquiapan y de Amealco. Pueblo de indios donde apenas hay uno u otro casta. Es Curato, y a su feligresía pertenecen los pueblos de indios llamados San Miguel Dextí, San Bartolomé del Pino y San Juan Deguedó.

Conviene destacar algunos atributos de San Juan entre todos los pueblos del Corregimiento de Querétaro, pues aparte de El Pueblito que contaba con un convento de recolección de religiosos franciscanos de la Provincia de Michoacán, era el único pueblo que contaba hasta con tres conventos aparte de la ciudad de Santiago de Querétaro y con una población mixta, pues en los demás la mayoría eran indios y con algunos vecinos españoles y castas, y “San Juan del Río es la garganta de tierra adentro”.

Esta última afirmación se sustentaba en qué era por este pueblo por donde se tenía que transitar para llegar a Querétaro, Celaya, San Miguel El Grande, San Luis Potosí, Colonia del Nuevo Santander, Obispado de Linares, Guanajuato, Guadalajara, Durango, Sonora y todas las comarcas del norte de la Nueva España. Esta situación privilegiada como Camino Real le permitió contar con cuatro de los siete mesones de todo el Corregimiento de Querétaro. Los mesones son muy antiguos en San Juan del Río; La Venta data del siglo XVI.

Además, San Juan del Río cuenta con uno de los tres ríos de toda la jurisdicción de Querétaro, nombrado de San Juan, y que a diferencia de los otros como el de Querétaro, que llevaba poca corriente, y el de El Pueblito, con corta cantidad de agua, esté: “Más bien merece el nombre de torrente que el de río. Antes corría todo el año, pero después que los religiosos de la Compañía de Jesús hicieron la presa de la hacienda de Arroyo Zarco, allí se queda estancada el agua, de modo que por el río ya no corre hoy más agua que la de las avenidas en los tiempos regulares, y a esa falta de agua se atribuye por algunos el deterioro tan grande que aquel pueblo ha padecido de cuarenta años a esta parte.”

Este testimonio oficial nos da cuenta de que la situación del pueblo era muy precaria, aunque contaba con cosas dignas de admiración, pues, aunque había dos puentes extramuros de Querétaro, aquí se contaba con el puente más notable de todo el Corregimiento: “en San Juan del Río hay un hermosísimo puente, construido con tanta solidez que, si cuidan de tiempo en tiempo de hacerle los reparos necesarios, durará un espacio dilatado de años.”