/ domingo 28 de marzo de 2021

El cronista sanjuanense | Tradición de Dolores

Aunque desde 1912 el Papa Pío X fijó la conmemoración religiosa a la Virgen de los Dolores o Dolorosa el 15 de septiembre, en México se celebra mediante el Viernes de Dolores, en los meses de marzo o abril, una semana antes del Viernes Santo. La festividad es anual, está ligada al equinoccio de primavera y va unida también a la Pascua de Resurrección.

Según la tradición de celebrar a la Virgen de los Dolores, deberán estar los elementos que simbolizan a la Cuaresma; se puede representar el Calvario o levantarse un altar, éste puede tener un escalón o siete escalones que representan los dolores de la Virgen María.

El primer dolor, fue el que le ocasionó la profecía del anciano Simeón “tú misma alma quedará atravesada por una espada” Lucas 2,34-35. El segundo dolor, a causa de la angustia provocada por la Huida a Egipto, para evitar que Herodes matara a Jesús “el mesías”. El tercer dolor lo sufrió cuando perdió a su hijo y lo encontró predicando entre los doctores. El encontrar a Jesús llevando la cruz a cuestas, fue el cuarto dolor y cuando lo asistió en su agonía en el Monte Calvario fue el quinto. El sexto dolor, lo sufrió al ver que a Jesús le abrieron el costado con una lanza y el séptimo dolor, fue el ver a Jesús, su hijo, en el sepulcro.

En el bajío y centro de nuestro país, existe una arraigada tradición de colocar el Altar de Dolores, conocido también como Incendio de Dolores, en las casas y templos católicos. Para su elaboración son necesarios ciertos artefactos, entre los que destacan una cruz, una escultura o imagen de la Virgen Dolorosa, telas en colores morado y blanco, macetas cubiertas con germinado de chía, linaza, lenteja o trigo. Flores rojas, moradas y blancas, y ramas de algunas plantas herbáceas como mastranto e hinojo, también espigas de trigo. Naranjas decoradas con banderitas de papel dorado. Incienso, aguas de sabores, esferas de colores y por supuesto gran cantidad de velas, veladoras o cirios, de ahí el nombre de “incendio”

Dentro de la fe católica los colores contenidos en el altar tienen su propio significado. El morado representa el dolor de la Virgen por la crucifixión de Cristo; el blanco la pureza, las veladoras y los cirios recuerdan el Sábado de Gloria y que Jesús es sinónimo de luz; el dorado símbolo de realeza, también representan la humildad de la Virgen al vivir su dolor; el rojo, la Pasión de Cristo; el verde la esperanza y el milagro de la resurrección.

El hinojo y el mastranto recuerda que Dios es abandonado por los que creían en Él; las naranjas, el sabor amargo de la Virgen por el dolor de su hijo; las banderitas la paz que dio al mundo; las aguas de colores el llanto de la virgen que es iluminado por las candelas. El germinado en macetas representa la multiplicación de los panes, y el incienso el sentido sacro de esta fiesta.

En la región queretana se hacía un tapete al pie del altar con pétalos de variadas flores sobre un fondo verde artísticamente colocadas, dibujando figuras caprichosas matizadas de colores y al centro el monograma de la Virgen. En los altares humildes, se tocaba música tradicional con instrumentos de cuerda. Tradicional también es que a los visitantes se les obsequia agua de sabores, principalmente de chía, que representa las lágrimas derramadas por la Virgen.

Aunque desde 1912 el Papa Pío X fijó la conmemoración religiosa a la Virgen de los Dolores o Dolorosa el 15 de septiembre, en México se celebra mediante el Viernes de Dolores, en los meses de marzo o abril, una semana antes del Viernes Santo. La festividad es anual, está ligada al equinoccio de primavera y va unida también a la Pascua de Resurrección.

Según la tradición de celebrar a la Virgen de los Dolores, deberán estar los elementos que simbolizan a la Cuaresma; se puede representar el Calvario o levantarse un altar, éste puede tener un escalón o siete escalones que representan los dolores de la Virgen María.

El primer dolor, fue el que le ocasionó la profecía del anciano Simeón “tú misma alma quedará atravesada por una espada” Lucas 2,34-35. El segundo dolor, a causa de la angustia provocada por la Huida a Egipto, para evitar que Herodes matara a Jesús “el mesías”. El tercer dolor lo sufrió cuando perdió a su hijo y lo encontró predicando entre los doctores. El encontrar a Jesús llevando la cruz a cuestas, fue el cuarto dolor y cuando lo asistió en su agonía en el Monte Calvario fue el quinto. El sexto dolor, lo sufrió al ver que a Jesús le abrieron el costado con una lanza y el séptimo dolor, fue el ver a Jesús, su hijo, en el sepulcro.

En el bajío y centro de nuestro país, existe una arraigada tradición de colocar el Altar de Dolores, conocido también como Incendio de Dolores, en las casas y templos católicos. Para su elaboración son necesarios ciertos artefactos, entre los que destacan una cruz, una escultura o imagen de la Virgen Dolorosa, telas en colores morado y blanco, macetas cubiertas con germinado de chía, linaza, lenteja o trigo. Flores rojas, moradas y blancas, y ramas de algunas plantas herbáceas como mastranto e hinojo, también espigas de trigo. Naranjas decoradas con banderitas de papel dorado. Incienso, aguas de sabores, esferas de colores y por supuesto gran cantidad de velas, veladoras o cirios, de ahí el nombre de “incendio”

Dentro de la fe católica los colores contenidos en el altar tienen su propio significado. El morado representa el dolor de la Virgen por la crucifixión de Cristo; el blanco la pureza, las veladoras y los cirios recuerdan el Sábado de Gloria y que Jesús es sinónimo de luz; el dorado símbolo de realeza, también representan la humildad de la Virgen al vivir su dolor; el rojo, la Pasión de Cristo; el verde la esperanza y el milagro de la resurrección.

El hinojo y el mastranto recuerda que Dios es abandonado por los que creían en Él; las naranjas, el sabor amargo de la Virgen por el dolor de su hijo; las banderitas la paz que dio al mundo; las aguas de colores el llanto de la virgen que es iluminado por las candelas. El germinado en macetas representa la multiplicación de los panes, y el incienso el sentido sacro de esta fiesta.

En la región queretana se hacía un tapete al pie del altar con pétalos de variadas flores sobre un fondo verde artísticamente colocadas, dibujando figuras caprichosas matizadas de colores y al centro el monograma de la Virgen. En los altares humildes, se tocaba música tradicional con instrumentos de cuerda. Tradicional también es que a los visitantes se les obsequia agua de sabores, principalmente de chía, que representa las lágrimas derramadas por la Virgen.