/ lunes 10 de agosto de 2020

El Espectador | Lucero Guadalupe Sánchez López

Lucero Guadalupe Sánchez López tenía 29 años cuando se presentó a declarar en el juicio de El Chapo en Nueva York, el 17 de enero del 2019. Ella nació en Cosalá, Sinaloa, y fue arrestada en Estados Unidos cuando trató de cruzar la frontera.

Lucero declaró que se involucró en el tráfico de drogas en 2011, de la mano de Joaquín Guzmán Loera y el Cártel de Sinaloa. Se encargaba de buscar mariguana en las montañas de Durango, principalmente.

Cuando le preguntaron cuál era su relación con El Chapo, ella dijo que hasta ese día todavía era confusa, pues era una especie de relación de socios y romance.

“Yo era legisladora, una legisladora local en el estado de Sinaloa”, dijo cuando las autoridades estadounidenses le preguntaron a ella qué hacía antes de ser arrestada.

Al comparecer frente al Jurado, frente al narcotraficante y las autoridades estadounidenses, dijo que llevaba ya un año y seis meses viviendo en una prisión. Fue detenida en San Diego, California. La detuvieron por transportar y distribuir drogas, eso le dijeron. Y sí, se declaró culpable de esas acusaciones en octubre del 2018.

Testificó en contra de su socio y amante porque le ofrecieron un acuerdo en Estados Unidos. Le pidieron cooperar para reducir su sentencia.

Lucero recordó que conoció a El Chapo en 2010 y que iniciaron una relación amorosa en febrero del 2011. Ella tenía 21 años. Se comunicaban por teléfono, por mensajes de texto, a través de un equipo encriptado. Estos dispositivos se cambiaban cada dos semanas, cada mes, dependiendo de qué tan cerca estaba el gobierno del sistema implementado.

“Hablábamos de nuestra relación romántica, cosas como esas. Él quería tener una relación más estable conmigo, cosas como esa”.

Lo veía una vez al mes, o dos veces al mes, al inicio. Después más a menudo. Lo visitaba en diferentes lugares. Fue a Cabo San Lucas, por ejemplo, en 2011. Fue en ese momento que se involucró en el tráfico de drogas. En Cabo tenía muchas casas, con alberca y vista al mar.

Le preguntó en algún momento si conocía diferentes tipos de mariguana. Lucero dijo que no. De todas formas, la envió a las montañas a reunirse con gente que cultivaba la droga, para comprarles. La mandó a una comunidad en donde vivió y conoce gente, entre Durango y Sinaloa. Después hasta abrió empresas y daba órdenes para el manejo del dinero y los envíos.

Cuando era libre y se movía entre la clase política mexicana, Lucero Guadalupe Sánchez López declaraba en Facebook y a miembros de los medios de comunicación mexicanos, que no tenía ninguna relación con El Chapo. Acusaba a los medios, decía que mentían. Les restaba credibilidad. Ella aseguraba que no lo conocía, aunque ya era pública su relación.

“Por miedo, porque antes que nada, amo a mi familia, y tenía miedo de que algún enemigo del señor Guzmán pudiera lastimarlos o lastimarme a mí, y el señor Guzmán sabía que nunca reconocería esa relación en público”, respondió la exdiputada a los abogados estadounidenses cuando le preguntaron por qué mentía.

Lucero Guadalupe Sánchez López tenía 29 años cuando se presentó a declarar en el juicio de El Chapo en Nueva York, el 17 de enero del 2019. Ella nació en Cosalá, Sinaloa, y fue arrestada en Estados Unidos cuando trató de cruzar la frontera.

Lucero declaró que se involucró en el tráfico de drogas en 2011, de la mano de Joaquín Guzmán Loera y el Cártel de Sinaloa. Se encargaba de buscar mariguana en las montañas de Durango, principalmente.

Cuando le preguntaron cuál era su relación con El Chapo, ella dijo que hasta ese día todavía era confusa, pues era una especie de relación de socios y romance.

“Yo era legisladora, una legisladora local en el estado de Sinaloa”, dijo cuando las autoridades estadounidenses le preguntaron a ella qué hacía antes de ser arrestada.

Al comparecer frente al Jurado, frente al narcotraficante y las autoridades estadounidenses, dijo que llevaba ya un año y seis meses viviendo en una prisión. Fue detenida en San Diego, California. La detuvieron por transportar y distribuir drogas, eso le dijeron. Y sí, se declaró culpable de esas acusaciones en octubre del 2018.

Testificó en contra de su socio y amante porque le ofrecieron un acuerdo en Estados Unidos. Le pidieron cooperar para reducir su sentencia.

Lucero recordó que conoció a El Chapo en 2010 y que iniciaron una relación amorosa en febrero del 2011. Ella tenía 21 años. Se comunicaban por teléfono, por mensajes de texto, a través de un equipo encriptado. Estos dispositivos se cambiaban cada dos semanas, cada mes, dependiendo de qué tan cerca estaba el gobierno del sistema implementado.

“Hablábamos de nuestra relación romántica, cosas como esas. Él quería tener una relación más estable conmigo, cosas como esa”.

Lo veía una vez al mes, o dos veces al mes, al inicio. Después más a menudo. Lo visitaba en diferentes lugares. Fue a Cabo San Lucas, por ejemplo, en 2011. Fue en ese momento que se involucró en el tráfico de drogas. En Cabo tenía muchas casas, con alberca y vista al mar.

Le preguntó en algún momento si conocía diferentes tipos de mariguana. Lucero dijo que no. De todas formas, la envió a las montañas a reunirse con gente que cultivaba la droga, para comprarles. La mandó a una comunidad en donde vivió y conoce gente, entre Durango y Sinaloa. Después hasta abrió empresas y daba órdenes para el manejo del dinero y los envíos.

Cuando era libre y se movía entre la clase política mexicana, Lucero Guadalupe Sánchez López declaraba en Facebook y a miembros de los medios de comunicación mexicanos, que no tenía ninguna relación con El Chapo. Acusaba a los medios, decía que mentían. Les restaba credibilidad. Ella aseguraba que no lo conocía, aunque ya era pública su relación.

“Por miedo, porque antes que nada, amo a mi familia, y tenía miedo de que algún enemigo del señor Guzmán pudiera lastimarlos o lastimarme a mí, y el señor Guzmán sabía que nunca reconocería esa relación en público”, respondió la exdiputada a los abogados estadounidenses cuando le preguntaron por qué mentía.