/ viernes 26 de febrero de 2021

El mundo del inglés|Los niños aprenden con mayor facilidad

Es un hecho que la niñez es la etapa de la vida en la que se aprende más rápido, con mayor facilidad y efectividad. Cierto es que si uno le enseña a un niño algo (lo que sea), él o ella aprenden de manera instantánea; ya sea bueno o malo. Hoy en día, hay varias generaciones que, prácticamente nacieron con un celular y con internet a su disposición. En ese sentido, los más jóvenes no requieren de manuales, ni de tutoriales para entender el funcionamiento de la tecnología más actualizada. Cuando se trata de idiomas extranjeros, particularmente el inglés, ocurre lo mismo: los niños aprenden muy rápido en relación al proceso de aprendizaje de un adulto. De hecho, especialistas en la materia, recomiendan que, de alguna manera, los adultos debieran aprender de la misma manera que los niños. El hecho es que ellos son como “esponjitas” que absorben cualquier tipo de conocimiento sin límites. La inevitable pregunta con preocupación y hasta con cierta molestia por parte de los adultos que han batallado con tropiezos en el proceso del aprendizaje del inglés es la siguiente, ¿Cómo aprender inglés como un niño cuando ya no soy uno?. Tal vez sea una pregunta justa. Para entender mejor el asunto e intentar dar una respuesta a la misma, comparto la apreciación al respecto de la licenciada en Psicología, Laura Méndez Camacho, egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro y colaboradora en la Facultad de Psicología de la Universidad Marista de Querétaro. Ella sostiene que son varios los factores a favor de los niños para aprender inglés, mismos que, de manera inversa, funcionan como desventajas para los adultos. Laura Méndez, comenta: “Por un lado, los niños tienen una percepción más limitada del mundo y por ende no conocen de tantos problemas comunes inherentes a la sociedad.” También, Laura Méndez, quien cuenta con amplia experiencia en psicodiagnóstico y psicoterapia, afirma que una pieza medular para el rápido aprendizaje en la niñez es que en esta temprana etapa de la vida no existe ni pena, ni vergüenza de intentar. Laura Méndez añade: “En el desarrollo estructural mental de los niños, el cúmulo de experiencias es limitado y por lo tanto, en su concepción de la vida no existen los prejuicios, ni el miedo a equivocarse o hacer el ridículo; su personalidad está abierta para adquirir conocimientos. Los niños son espontáneos, libres y flexibles”. "Como docente de la enseñanza del idioma inglés, he experimentado que aquellos alumnos que han tenido problemas para aprenderlo y que no avanzan del nivel básico, es porque reprimen su personalidad por el temor a equivocarse. Los alumnos que cometen errores, especialmente en la productividad oral, son los que me dan herramientas para ayudarlos mediante correcciones en aquellas circunstancias donde los errores son graves. Es decir, los corrijo pero los invito (mediante la motivación) a que continúen intentando. Es de esperar que esos errores y correcciones se repitan pero después de un tiempo considerable, los alumnos adquieren el hábito y, por consiguiente, el objetivo de aprendizaje se da de manera automática y casi natural" asegura la especialista.

Laura Méndez explica que la naturalidad con la que los niños aprenden se cierra cuando se les normaliza, su conducta al aprendizaje, se cierra cuando ésta se normaliza con el proceso de socializar; se establece la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo. Así, entre más joven sea uno, mejor y más rápido aprenderá el idioma ¿Pero, entonces estamos condenados a no aprender inglés una vez que cumplamos 21 años de edad (que es cuando nuestra personalidad y forma de hablar han quedado definidas) y sin tener la experiencia de haber vivido en un país cuya lengua materna sea esta? La respuesta contundente es “!No!” ¿Qué hacer si ya eres adulto? Como decía mi abuelito, “Avientate al ruedo que hoy no hay toros; no pasa nada.” Hagamos un experimento, amigo lector, si tienes hijos en primaria, pídele a uno que te pase una servilleta en inglés: Pass me a napkin (se pronuncia como pasmi enapken): Apuntando con tu dedo índice al servilletero, repite tres veces la frase; la otra mano, apuntas a tu pecho para hacerle saber que es para ti. Al día siguiente, repites la misma instrucción sin usar tus manos y, en ambas ocasiones, sin decirle que quiere decir en español. Sólo dile que es un experimento. Te aseguro que él aprenderá tu instrucción en inglés.

Soy Arturo Cortés. Doy clases en Zoom. Cel y whatsapp: 442-11-22-866

Es un hecho que la niñez es la etapa de la vida en la que se aprende más rápido, con mayor facilidad y efectividad. Cierto es que si uno le enseña a un niño algo (lo que sea), él o ella aprenden de manera instantánea; ya sea bueno o malo. Hoy en día, hay varias generaciones que, prácticamente nacieron con un celular y con internet a su disposición. En ese sentido, los más jóvenes no requieren de manuales, ni de tutoriales para entender el funcionamiento de la tecnología más actualizada. Cuando se trata de idiomas extranjeros, particularmente el inglés, ocurre lo mismo: los niños aprenden muy rápido en relación al proceso de aprendizaje de un adulto. De hecho, especialistas en la materia, recomiendan que, de alguna manera, los adultos debieran aprender de la misma manera que los niños. El hecho es que ellos son como “esponjitas” que absorben cualquier tipo de conocimiento sin límites. La inevitable pregunta con preocupación y hasta con cierta molestia por parte de los adultos que han batallado con tropiezos en el proceso del aprendizaje del inglés es la siguiente, ¿Cómo aprender inglés como un niño cuando ya no soy uno?. Tal vez sea una pregunta justa. Para entender mejor el asunto e intentar dar una respuesta a la misma, comparto la apreciación al respecto de la licenciada en Psicología, Laura Méndez Camacho, egresada de la Universidad Autónoma de Querétaro y colaboradora en la Facultad de Psicología de la Universidad Marista de Querétaro. Ella sostiene que son varios los factores a favor de los niños para aprender inglés, mismos que, de manera inversa, funcionan como desventajas para los adultos. Laura Méndez, comenta: “Por un lado, los niños tienen una percepción más limitada del mundo y por ende no conocen de tantos problemas comunes inherentes a la sociedad.” También, Laura Méndez, quien cuenta con amplia experiencia en psicodiagnóstico y psicoterapia, afirma que una pieza medular para el rápido aprendizaje en la niñez es que en esta temprana etapa de la vida no existe ni pena, ni vergüenza de intentar. Laura Méndez añade: “En el desarrollo estructural mental de los niños, el cúmulo de experiencias es limitado y por lo tanto, en su concepción de la vida no existen los prejuicios, ni el miedo a equivocarse o hacer el ridículo; su personalidad está abierta para adquirir conocimientos. Los niños son espontáneos, libres y flexibles”. "Como docente de la enseñanza del idioma inglés, he experimentado que aquellos alumnos que han tenido problemas para aprenderlo y que no avanzan del nivel básico, es porque reprimen su personalidad por el temor a equivocarse. Los alumnos que cometen errores, especialmente en la productividad oral, son los que me dan herramientas para ayudarlos mediante correcciones en aquellas circunstancias donde los errores son graves. Es decir, los corrijo pero los invito (mediante la motivación) a que continúen intentando. Es de esperar que esos errores y correcciones se repitan pero después de un tiempo considerable, los alumnos adquieren el hábito y, por consiguiente, el objetivo de aprendizaje se da de manera automática y casi natural" asegura la especialista.

Laura Méndez explica que la naturalidad con la que los niños aprenden se cierra cuando se les normaliza, su conducta al aprendizaje, se cierra cuando ésta se normaliza con el proceso de socializar; se establece la diferencia entre lo que es bueno y lo que es malo. Así, entre más joven sea uno, mejor y más rápido aprenderá el idioma ¿Pero, entonces estamos condenados a no aprender inglés una vez que cumplamos 21 años de edad (que es cuando nuestra personalidad y forma de hablar han quedado definidas) y sin tener la experiencia de haber vivido en un país cuya lengua materna sea esta? La respuesta contundente es “!No!” ¿Qué hacer si ya eres adulto? Como decía mi abuelito, “Avientate al ruedo que hoy no hay toros; no pasa nada.” Hagamos un experimento, amigo lector, si tienes hijos en primaria, pídele a uno que te pase una servilleta en inglés: Pass me a napkin (se pronuncia como pasmi enapken): Apuntando con tu dedo índice al servilletero, repite tres veces la frase; la otra mano, apuntas a tu pecho para hacerle saber que es para ti. Al día siguiente, repites la misma instrucción sin usar tus manos y, en ambas ocasiones, sin decirle que quiere decir en español. Sólo dile que es un experimento. Te aseguro que él aprenderá tu instrucción en inglés.

Soy Arturo Cortés. Doy clases en Zoom. Cel y whatsapp: 442-11-22-866