/ jueves 3 de octubre de 2019

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. INCAPACES. Resulta difícil creer que nuestras autoridades podrán con el creciente y complicado reto de la movilidad en la zona metropolitana de Querétaro, cuando ni siquiera son capaces de ordenar el caos vial que se origina cada vez que hay un evento en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez. Así las cosas, de articular un sistema de transporte colectivo eficaz o de construir un subterráneo, mejor ni hablamos. El pasado sábado se presentó la obra Jesucristo Superestrella - por cierto magnífico espectáculo – y toda vez que para desgracia de los asistentes prácticamente coincidieron la salida de la primera función con la entrada de la segunda, aquello fue apocalíptico. Avenida Constituyentes se convirtió en un mega-estacionamiento que incluyó a los usuarios del complejo comercial, habitacional y turístico vecino Plaza La Victoria el cual, increíblemente y pese a su “modernidad”, ¡solamente tiene una salida!, misma que quedó totalmente bloqueada por la fila de automóviles que esperaban ingresar al estacionamiento del Auditorio. Y qué decir de los transeúntes, ya que la banqueta quedó también totalmente obstruida por los autos, pues tenían que rifársela caminando por el arroyo vehicular o toreando a los desesperados vehículos. Un verdadero desmadre, para decirlo de forma elegante, al que hay que agregar la notoria displicencia de los agentes policiacos que solamente observaban el problema sin hacer nada, bajo el pueril argumento de que aquello no era en el Auditorio. ¿Qué no se supone que hay un sistema de video-vigilancia para detectar estas cuestiones y atenderlas? ¿Servirán las cámaras? Solamente les recordamos a nuestros paladines de la grilla, respetuosísimamente porque luego se nos sienten, que todas estas molestias ciudadanas son votitos que vuelan del demagógico nido.

SEGUNDO ACTO. WIN-WIN. Este episodio nos recordó una experiencia profesional que tuvimos hace aproximadamente dos décadas. En aquellos ayeres el que esto escribe colaboraba en una firma jurídica en la Ciudad de México, uno de cuyos principales clientes era una importante empresa transnacional líder en la operación de estacionamientos en los EE.UU. Esta empresa celebró un importante contrato para operar el estacionamiento del Estadio Azteca. Es el caso que inició dicha operación y a los norteamericanos les resultaba sumamente extraño que estando el estadio lleno el estacionamiento quedaba prácticamente vacío. Era simple y sencillamente inexplicable. Luego de algunos eventos la administración del Azteca se dio cuenta de que cada vez que había partido, la policía capitalina organizaba un impecable y exitoso operativo para obstruir - así como lo oye, obstruir - los accesos a los estacionamientos del estadio, con el fin de que en su desesperación los asistentes le dejaran sus autos a los “viene-viene”, quienes a su vez “aceitaban” a los polis. Eso es lo que se llama un win-win. Viva México. Pero aquí no podría pasar nada así… ¿o sí?

TERCER ACTO. DIEGO. Por un lado, en política nada es casual; y, por el otro, todo lo que tiene que ver con Diego Fernández de Cevallos tiene implicaciones políticas. Entonces, la duda es: ¿de dónde viene la envestida mediática so pretexto del añejo asunto de los prediales de sus propiedades en el municipio de Colón? ¿Será por estar muy lejos de AMLO o por querer estar muy cerca de las decisiones en el PAN? Por la acomedida reacción del implicado… huele a lo segundo.

TRAS BAMBALINAS. GERARDO ROMERO. Valga una merecida felicitación a nuestro amigo Gerardo Romero Altamirano, quien obtuvo el título de Licenciado en Derecho. Es la segunda carrera del siempre empeñoso Gerardo, quien la concluyó sin perjuicio de su familia y de la importante responsabilidad del IEEQ que lleva a cuestas. Enhorabuena.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. INCAPACES. Resulta difícil creer que nuestras autoridades podrán con el creciente y complicado reto de la movilidad en la zona metropolitana de Querétaro, cuando ni siquiera son capaces de ordenar el caos vial que se origina cada vez que hay un evento en el Auditorio Josefa Ortiz de Domínguez. Así las cosas, de articular un sistema de transporte colectivo eficaz o de construir un subterráneo, mejor ni hablamos. El pasado sábado se presentó la obra Jesucristo Superestrella - por cierto magnífico espectáculo – y toda vez que para desgracia de los asistentes prácticamente coincidieron la salida de la primera función con la entrada de la segunda, aquello fue apocalíptico. Avenida Constituyentes se convirtió en un mega-estacionamiento que incluyó a los usuarios del complejo comercial, habitacional y turístico vecino Plaza La Victoria el cual, increíblemente y pese a su “modernidad”, ¡solamente tiene una salida!, misma que quedó totalmente bloqueada por la fila de automóviles que esperaban ingresar al estacionamiento del Auditorio. Y qué decir de los transeúntes, ya que la banqueta quedó también totalmente obstruida por los autos, pues tenían que rifársela caminando por el arroyo vehicular o toreando a los desesperados vehículos. Un verdadero desmadre, para decirlo de forma elegante, al que hay que agregar la notoria displicencia de los agentes policiacos que solamente observaban el problema sin hacer nada, bajo el pueril argumento de que aquello no era en el Auditorio. ¿Qué no se supone que hay un sistema de video-vigilancia para detectar estas cuestiones y atenderlas? ¿Servirán las cámaras? Solamente les recordamos a nuestros paladines de la grilla, respetuosísimamente porque luego se nos sienten, que todas estas molestias ciudadanas son votitos que vuelan del demagógico nido.

SEGUNDO ACTO. WIN-WIN. Este episodio nos recordó una experiencia profesional que tuvimos hace aproximadamente dos décadas. En aquellos ayeres el que esto escribe colaboraba en una firma jurídica en la Ciudad de México, uno de cuyos principales clientes era una importante empresa transnacional líder en la operación de estacionamientos en los EE.UU. Esta empresa celebró un importante contrato para operar el estacionamiento del Estadio Azteca. Es el caso que inició dicha operación y a los norteamericanos les resultaba sumamente extraño que estando el estadio lleno el estacionamiento quedaba prácticamente vacío. Era simple y sencillamente inexplicable. Luego de algunos eventos la administración del Azteca se dio cuenta de que cada vez que había partido, la policía capitalina organizaba un impecable y exitoso operativo para obstruir - así como lo oye, obstruir - los accesos a los estacionamientos del estadio, con el fin de que en su desesperación los asistentes le dejaran sus autos a los “viene-viene”, quienes a su vez “aceitaban” a los polis. Eso es lo que se llama un win-win. Viva México. Pero aquí no podría pasar nada así… ¿o sí?

TERCER ACTO. DIEGO. Por un lado, en política nada es casual; y, por el otro, todo lo que tiene que ver con Diego Fernández de Cevallos tiene implicaciones políticas. Entonces, la duda es: ¿de dónde viene la envestida mediática so pretexto del añejo asunto de los prediales de sus propiedades en el municipio de Colón? ¿Será por estar muy lejos de AMLO o por querer estar muy cerca de las decisiones en el PAN? Por la acomedida reacción del implicado… huele a lo segundo.

TRAS BAMBALINAS. GERARDO ROMERO. Valga una merecida felicitación a nuestro amigo Gerardo Romero Altamirano, quien obtuvo el título de Licenciado en Derecho. Es la segunda carrera del siempre empeñoso Gerardo, quien la concluyó sin perjuicio de su familia y de la importante responsabilidad del IEEQ que lleva a cuestas. Enhorabuena.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com