/ jueves 24 de septiembre de 2020

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. EFICACIA MATA ESTADISMO. En política no hay vacíos. Cuando un espacio de poder queda acéfalo, es solo cuestión de tiempo para que alguno de los actores políticos pretenda ocuparlo. Y esto es precisamente lo que está sucediendo con Ricardo Anaya. En este primer tercio del gobierno lopezobradorista nadie logró construir un liderazgo antagónico al del popular titular del Ejecutivo. La oposición mexicana se quedó sin un rostro emblemático y sobreviviendo entre desencuentros y ocurrencias como el FRENAAA. Cabe apuntar que para la salud democrática es fundamental la presencia de la oposición, ya sea como un elemento de equilibrio político o bien para hacer valer los derechos de las minorías. En el pasado reciente ese rol de lo jugaron personajes como Manuel J. Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas, Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, Peña Nieto y, obviamente, el propio Andrés Manuel López Obrador. Y como salta a la vista, no se trata de una cuestión de calidad ni tampoco de principios, sino meramente de coyuntura política. Como en todo, la construyen y destruyen las circunstancias. Curiosamente, desde nuestro punto de vista, los liderazgos opositores que lograron la alternancia en nuestro país no fueron las mejores manos de esa baraja. Pareciera que eficacia mata estadismo.

SEGUNDO ACTO. ANAYA. AHORA O NUNCA. Ricardo Anaya puede ser señalado por muchas cosas pero no por ingenuo. Su regreso a los emparrillados de la grilla nacional no es una ocurrencia. Sin lugar a dudas, es una nueva aventura en su vida política. Pero en última instancia todas lo son, porque en política hay de todo menos certezas. Solamente el tiempo dirá si el timing y la forma fueron los adecuados. Aunque Ricardo sabe que su capital político podría no durar más tiempo si no se apersonaba. Tarde o temprano alguien más buscaría llenar el vació del que hablábamos. Así que probablemente llegó a la conclusión de que era ahora con todas las cuestas y riesgos que implica o simplemente nunca. En la pasada elección Anaya navegó en medio del huracán de la embestida oficial contra su persona y familia, y de la tormenta inherente a enfrentarse a una figura política del tamaño de AMLO. ¿Cometió errores? Seguramente. Incluso los que ganan los cometen y, como no los admiten, los repiten y terminan pagando a futuro sus facturas.

TERCER ACTO. QUERÉTARO. METE RUIDO. La decisión de Ricardo Anaya de echar toda la carne al asador distorsiona los escenarios en Querétaro. Por un lado, aparece una figura que, de volver a crecer, opacaría a Francisco Domínguez en un último y complejo año de gobierno. Esto obligaría a compartir espacios y posiciones en un momento crítico en el que los “panchistas” buscarán acomodarse para estar lo mejor amarrados posible en la que será una turbulenta transición. Aunque el objetivo de Anaya sea convertirse en el próximo pastor albiazul en San Lázaro, nunca ha sido gobernador y eso lo hace candidateable y lo contrasta con el aparentemente candidato único Mauricio Kuri, a querer o no. Mete ruido pues.

TRAS BAMBALINAS. NIETO. MAL DEL JAMAICÓN. También, trae de regreso el tema Lozoya. Desde antier Santiago Nieto recordó que Anaya está siendo investigado en el mismo. Es obvio que así se lo instruyeron al sanjuanense, quien había sido cuidadoso en el trato a sus paisanos por aquello de lo que pudiera venir - y seguramente vendrá, las constantes visitas a Querétaro del titular de la UIF son una especie de “mal del Jamaicón” político… quiere regresar -, ahora la resurrección política de Anaya y la consecuente molestia del hombre de las mañaneras terminará por enfrentar a Nieto con los azules locales. Lo que para él pudiera no ser tan malo porque, en última instancia, esa confrontación podría ser, quizá, el resorte que lo impulse a la candidatura por Querétaro.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. EFICACIA MATA ESTADISMO. En política no hay vacíos. Cuando un espacio de poder queda acéfalo, es solo cuestión de tiempo para que alguno de los actores políticos pretenda ocuparlo. Y esto es precisamente lo que está sucediendo con Ricardo Anaya. En este primer tercio del gobierno lopezobradorista nadie logró construir un liderazgo antagónico al del popular titular del Ejecutivo. La oposición mexicana se quedó sin un rostro emblemático y sobreviviendo entre desencuentros y ocurrencias como el FRENAAA. Cabe apuntar que para la salud democrática es fundamental la presencia de la oposición, ya sea como un elemento de equilibrio político o bien para hacer valer los derechos de las minorías. En el pasado reciente ese rol de lo jugaron personajes como Manuel J. Clouthier, Cuauhtémoc Cárdenas, Diego Fernández de Cevallos, Vicente Fox, Peña Nieto y, obviamente, el propio Andrés Manuel López Obrador. Y como salta a la vista, no se trata de una cuestión de calidad ni tampoco de principios, sino meramente de coyuntura política. Como en todo, la construyen y destruyen las circunstancias. Curiosamente, desde nuestro punto de vista, los liderazgos opositores que lograron la alternancia en nuestro país no fueron las mejores manos de esa baraja. Pareciera que eficacia mata estadismo.

SEGUNDO ACTO. ANAYA. AHORA O NUNCA. Ricardo Anaya puede ser señalado por muchas cosas pero no por ingenuo. Su regreso a los emparrillados de la grilla nacional no es una ocurrencia. Sin lugar a dudas, es una nueva aventura en su vida política. Pero en última instancia todas lo son, porque en política hay de todo menos certezas. Solamente el tiempo dirá si el timing y la forma fueron los adecuados. Aunque Ricardo sabe que su capital político podría no durar más tiempo si no se apersonaba. Tarde o temprano alguien más buscaría llenar el vació del que hablábamos. Así que probablemente llegó a la conclusión de que era ahora con todas las cuestas y riesgos que implica o simplemente nunca. En la pasada elección Anaya navegó en medio del huracán de la embestida oficial contra su persona y familia, y de la tormenta inherente a enfrentarse a una figura política del tamaño de AMLO. ¿Cometió errores? Seguramente. Incluso los que ganan los cometen y, como no los admiten, los repiten y terminan pagando a futuro sus facturas.

TERCER ACTO. QUERÉTARO. METE RUIDO. La decisión de Ricardo Anaya de echar toda la carne al asador distorsiona los escenarios en Querétaro. Por un lado, aparece una figura que, de volver a crecer, opacaría a Francisco Domínguez en un último y complejo año de gobierno. Esto obligaría a compartir espacios y posiciones en un momento crítico en el que los “panchistas” buscarán acomodarse para estar lo mejor amarrados posible en la que será una turbulenta transición. Aunque el objetivo de Anaya sea convertirse en el próximo pastor albiazul en San Lázaro, nunca ha sido gobernador y eso lo hace candidateable y lo contrasta con el aparentemente candidato único Mauricio Kuri, a querer o no. Mete ruido pues.

TRAS BAMBALINAS. NIETO. MAL DEL JAMAICÓN. También, trae de regreso el tema Lozoya. Desde antier Santiago Nieto recordó que Anaya está siendo investigado en el mismo. Es obvio que así se lo instruyeron al sanjuanense, quien había sido cuidadoso en el trato a sus paisanos por aquello de lo que pudiera venir - y seguramente vendrá, las constantes visitas a Querétaro del titular de la UIF son una especie de “mal del Jamaicón” político… quiere regresar -, ahora la resurrección política de Anaya y la consecuente molestia del hombre de las mañaneras terminará por enfrentar a Nieto con los azules locales. Lo que para él pudiera no ser tan malo porque, en última instancia, esa confrontación podría ser, quizá, el resorte que lo impulse a la candidatura por Querétaro.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com