/ jueves 19 de noviembre de 2020

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. EMPRESAS CONTROLADORAS DEL PODER POLÍTICO. Ya nos hemos referido a lo difícil que resulta encontrarle pies y cabeza a los acontecimientos electorales que han tenido lugar en los últimos años en México. En relativamente poco tiempo, pasamos de un régimen de partido hegemónico a un espacio entre el bipartidismo y el tripartidismo, para luego regresar a un partido dominante, salpicado de independientes y micro-partidos de entrada por salida. La lección es simple: tantos años anhelando la democracia y la pluralidad para descubrirnos incapaces de gestionarlas adecuadamente. Paradójicamente, la ansiada pluralidad democrática aniquiló los valores y las ideologías políticas. La obsesión por abarcar o mantener espacios de gobierno convirtió a los institutos políticos en verdaderas empresas controladoras del poder político.

SEGUNDO ACTO. VACÍO IDEOLÓGICO. ¿Qué representan ideológicamente los partidos políticos? Casi nada. Los únicos programas de gobierno vigentes son ganar las elecciones. Se gobierna para seguir gobernando. No hay visión de Estado. El juego se reduce a prevalecer en el siguiente ejercicio electoral. Se nos olvida, sistemáticamente, que las elecciones son para integrar gobiernos y no los gobiernos para ganar elecciones. Vamos al revés. Se nos ha olvidado también que la esencia de la política está en los valores de la legalidad y la justicia. Y por esa amnesia el país sucumbe ante los embates de la violencia y la impunidad. Sin política no hay gobiernos y sin gobiernos no hay desarrollo. Si queremos recuperar la esperanza debemos comenzar por retornar a los caminos de la política.

TERCER ACTO. CARRITOS CHOCONES. La política comienza por respetar las leyes, muy particularmente la Constitución Política. Por cierto, ¿qué dice la Carta Magna respecto de los partidos políticos? La fracción I del artículo 41 constitucional dispone que “los partidos políticos son entidades de interés público” y que tienen como objetivo “promover la participación del pueblo en la vida democrática… de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan”. En su opinión, ¿cumplen los partidos políticos con dichas obligaciones constitucionales? ¿Prevalece el interés público y se postulan principios e ideas? Evidentemente no. Nuestro sistema de partidos se asemeja a los carritos chocones de la feria. Hay azules, rojos, amarillos, verdes, naranjas y de otros colores. Los choferes se cambian de carrito a placer. Chocan todos contra todos, incluso más fuerte entre los de la misma divisa. Es un caos que no sirve de nada.

TRAS BAMBALINAS. DE GUATEMALA A GUATEPEOR. La mayoría de la gente ya no cree en los partidos políticos. No se aprecian inercias ni tendencias sólidas. El país parece estar jugando carambolas electorales. Todo puede pasar, nada es seguro. La inconformidad de los ciudadanos con los institutos partidarios ha hecho especialmente volátiles los votos. Ante el desencanto las personas liberamos nuestro sufragio de compromisos y comenzamos a votar atendiendo a factores meta-políticos, lo que ya hemos visto no es una solución y, muchas veces, hemos salido de Guatemala para entrar a Guatepeor. Si lo duda pregúntenle a los regios como les fue con El Bronco.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. EMPRESAS CONTROLADORAS DEL PODER POLÍTICO. Ya nos hemos referido a lo difícil que resulta encontrarle pies y cabeza a los acontecimientos electorales que han tenido lugar en los últimos años en México. En relativamente poco tiempo, pasamos de un régimen de partido hegemónico a un espacio entre el bipartidismo y el tripartidismo, para luego regresar a un partido dominante, salpicado de independientes y micro-partidos de entrada por salida. La lección es simple: tantos años anhelando la democracia y la pluralidad para descubrirnos incapaces de gestionarlas adecuadamente. Paradójicamente, la ansiada pluralidad democrática aniquiló los valores y las ideologías políticas. La obsesión por abarcar o mantener espacios de gobierno convirtió a los institutos políticos en verdaderas empresas controladoras del poder político.

SEGUNDO ACTO. VACÍO IDEOLÓGICO. ¿Qué representan ideológicamente los partidos políticos? Casi nada. Los únicos programas de gobierno vigentes son ganar las elecciones. Se gobierna para seguir gobernando. No hay visión de Estado. El juego se reduce a prevalecer en el siguiente ejercicio electoral. Se nos olvida, sistemáticamente, que las elecciones son para integrar gobiernos y no los gobiernos para ganar elecciones. Vamos al revés. Se nos ha olvidado también que la esencia de la política está en los valores de la legalidad y la justicia. Y por esa amnesia el país sucumbe ante los embates de la violencia y la impunidad. Sin política no hay gobiernos y sin gobiernos no hay desarrollo. Si queremos recuperar la esperanza debemos comenzar por retornar a los caminos de la política.

TERCER ACTO. CARRITOS CHOCONES. La política comienza por respetar las leyes, muy particularmente la Constitución Política. Por cierto, ¿qué dice la Carta Magna respecto de los partidos políticos? La fracción I del artículo 41 constitucional dispone que “los partidos políticos son entidades de interés público” y que tienen como objetivo “promover la participación del pueblo en la vida democrática… de acuerdo con los programas, principios e ideas que postulan”. En su opinión, ¿cumplen los partidos políticos con dichas obligaciones constitucionales? ¿Prevalece el interés público y se postulan principios e ideas? Evidentemente no. Nuestro sistema de partidos se asemeja a los carritos chocones de la feria. Hay azules, rojos, amarillos, verdes, naranjas y de otros colores. Los choferes se cambian de carrito a placer. Chocan todos contra todos, incluso más fuerte entre los de la misma divisa. Es un caos que no sirve de nada.

TRAS BAMBALINAS. DE GUATEMALA A GUATEPEOR. La mayoría de la gente ya no cree en los partidos políticos. No se aprecian inercias ni tendencias sólidas. El país parece estar jugando carambolas electorales. Todo puede pasar, nada es seguro. La inconformidad de los ciudadanos con los institutos partidarios ha hecho especialmente volátiles los votos. Ante el desencanto las personas liberamos nuestro sufragio de compromisos y comenzamos a votar atendiendo a factores meta-políticos, lo que ya hemos visto no es una solución y, muchas veces, hemos salido de Guatemala para entrar a Guatepeor. Si lo duda pregúntenle a los regios como les fue con El Bronco.

Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com