/ jueves 27 de mayo de 2021

El Teatro de la República

PRIMER ACTO. SISTEMA DE PESOS Y CONTRAPESOS. México es por mandato constitucional una república representativa, democrática y federal. La calidad republicana consiste en la división del ejercicio del poder público en tres funciones: ejecutiva, legislativa y judicial. La intención de la llamada división de poderes es evitar la siempre indeseable concentración de poder en una persona u órgano. Así pues, la división de poderes es un sistema de pesos y contrapesos que permite el equilibrio republicano. En las actuales condiciones políticas del país, tenemos un titular del Ejecutivo inusualmente poderoso por mandato de las urnas, un poder judicial sometido a los caprichos del Ejecutivo y un Congreso de la Unión con presencia mayoritaria del partido y aliados del Presidente de la República. Y a unos días de las elecciones no se ve qué esto vaya a variar.

SEGUNDO ACTO. NÚMEROS MÁGICOS. Cabe recordar que en las elecciones intermedias solamente se renueva la Cámara de Diputados. El Senado permanece como quedó integrado al tiempo de la elección presidencial. La también llamada cámara baja se compone por 500 diputados, 300 electos por voto directo y 200 seleccionados por el principio de representación proporcional - los famosos plurinominales o pluris -. Los números mágicos en San Lázaro son 251 y 334. Con 251 se tiene mayoría absoluta, lo que permite aprobar leyes aunque no reformas constitucionales que requieren una mayoría calificada de 2/3 partes, esto es, el otro número mágico - 334 -. Sin embargo, la mayoría absoluta adicionalmente a la posibilidad de aprobar o modificar las llamadas leyes secundarias, otorga el control de los órganos parlamentarios, lo que implica el manejo de los temas y tiempos de los asuntos que se tramitan en la Cámara de Diputados. Algo mucho más relevante de lo que parece a primera vista, ya que finalmente decides qué se decide. En estas condiciones, las proyecciones dan a Morena unos 210 diputados y a sus aliados el PT y el PVEM 30 legisladores a cada uno, esto da un total de 270, esto significa que se perfilan para tener mayoría absoluta sin mayor problema. Pero quedarían muy lejos de la mayoría calificada.

TERCER ACTO. ANTES TODO MAL Y AHORA TODO BIEN. Nuestra democracia, si bien precaria, no deja de ser un activo que debemos valorar y preservar, porque constituye el cimiento de la estabilidad social. Y en nuestro concepto, el reto fundamental está, precisamente, en no perder de vista los retos. Será en la medida que seamos lo suficientemente maduros, honestos y responsables para apreciar con objetividad los desafíos, que estaremos en posibilidad de enfrentarlos con éxito. El primer paso para resolver un problema es admitirlo en su justa dimensión. Por ello, nos cuesta mucho trabajo entender la visión inexplicablemente optimista del Presidente de la República. En cierta forma era entendible al arranque de su administración el uso acomodaticio del maniqueo discurso del “antes todo mal y ahora todo bien”, sin embargo, negar a estas alturas lo evidente ya es un despropósito. El sistema democrático mexicano, visto a la luz del actual proceso electoral, acusa varios padecimientos graves: violencia extrema, descalificaciones, campañas negras, fondeo ilegal, falta de identidad y de proyectos e incompetencia de las instancias electorales.

TRAS BAMBALINAS. MUESTRITAS. Nos hacía ver nuestro poblano amigo Santiago Cardoso que uno de los problemas de la “encuestitis” que vivimos, es que dada la gran cantidad de elecciones y, como efecto, de encuetas que se hacen, las muestras que se levantan son muy pobres, lo que abre notablemente las posibilidades al error. Eso sin atender a que en no pocos casos aplica el principio de “el que paga manda”. En pocas palabras, por simple metodología estos estudios no son del todo confiables. Y por negocio menos.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com

PRIMER ACTO. SISTEMA DE PESOS Y CONTRAPESOS. México es por mandato constitucional una república representativa, democrática y federal. La calidad republicana consiste en la división del ejercicio del poder público en tres funciones: ejecutiva, legislativa y judicial. La intención de la llamada división de poderes es evitar la siempre indeseable concentración de poder en una persona u órgano. Así pues, la división de poderes es un sistema de pesos y contrapesos que permite el equilibrio republicano. En las actuales condiciones políticas del país, tenemos un titular del Ejecutivo inusualmente poderoso por mandato de las urnas, un poder judicial sometido a los caprichos del Ejecutivo y un Congreso de la Unión con presencia mayoritaria del partido y aliados del Presidente de la República. Y a unos días de las elecciones no se ve qué esto vaya a variar.

SEGUNDO ACTO. NÚMEROS MÁGICOS. Cabe recordar que en las elecciones intermedias solamente se renueva la Cámara de Diputados. El Senado permanece como quedó integrado al tiempo de la elección presidencial. La también llamada cámara baja se compone por 500 diputados, 300 electos por voto directo y 200 seleccionados por el principio de representación proporcional - los famosos plurinominales o pluris -. Los números mágicos en San Lázaro son 251 y 334. Con 251 se tiene mayoría absoluta, lo que permite aprobar leyes aunque no reformas constitucionales que requieren una mayoría calificada de 2/3 partes, esto es, el otro número mágico - 334 -. Sin embargo, la mayoría absoluta adicionalmente a la posibilidad de aprobar o modificar las llamadas leyes secundarias, otorga el control de los órganos parlamentarios, lo que implica el manejo de los temas y tiempos de los asuntos que se tramitan en la Cámara de Diputados. Algo mucho más relevante de lo que parece a primera vista, ya que finalmente decides qué se decide. En estas condiciones, las proyecciones dan a Morena unos 210 diputados y a sus aliados el PT y el PVEM 30 legisladores a cada uno, esto da un total de 270, esto significa que se perfilan para tener mayoría absoluta sin mayor problema. Pero quedarían muy lejos de la mayoría calificada.

TERCER ACTO. ANTES TODO MAL Y AHORA TODO BIEN. Nuestra democracia, si bien precaria, no deja de ser un activo que debemos valorar y preservar, porque constituye el cimiento de la estabilidad social. Y en nuestro concepto, el reto fundamental está, precisamente, en no perder de vista los retos. Será en la medida que seamos lo suficientemente maduros, honestos y responsables para apreciar con objetividad los desafíos, que estaremos en posibilidad de enfrentarlos con éxito. El primer paso para resolver un problema es admitirlo en su justa dimensión. Por ello, nos cuesta mucho trabajo entender la visión inexplicablemente optimista del Presidente de la República. En cierta forma era entendible al arranque de su administración el uso acomodaticio del maniqueo discurso del “antes todo mal y ahora todo bien”, sin embargo, negar a estas alturas lo evidente ya es un despropósito. El sistema democrático mexicano, visto a la luz del actual proceso electoral, acusa varios padecimientos graves: violencia extrema, descalificaciones, campañas negras, fondeo ilegal, falta de identidad y de proyectos e incompetencia de las instancias electorales.

TRAS BAMBALINAS. MUESTRITAS. Nos hacía ver nuestro poblano amigo Santiago Cardoso que uno de los problemas de la “encuestitis” que vivimos, es que dada la gran cantidad de elecciones y, como efecto, de encuetas que se hacen, las muestras que se levantan son muy pobres, lo que abre notablemente las posibilidades al error. Eso sin atender a que en no pocos casos aplica el principio de “el que paga manda”. En pocas palabras, por simple metodología estos estudios no son del todo confiables. Y por negocio menos.


Notario Público 19 de Querétaro.

ferortiz@notaria19qro.com