/ martes 26 de septiembre de 2023

#EntreNetas | Vejez digna


En los próximos días se estará discutiendo en la Cámara de Diputados - y seguramente aprobando- una reforma para ampliar los derechos de los adultos mayores que viven en el desamparo.

Entre los sectores vulnerables hay quienes sufren y padecen más; adultos mayores sin casa y sin sustento, personas de la tercera edad en situación de calle que no gozan de condiciones elementales como un techo, un piso, cuidados especializados, en síntesis, de un hogar.

En los últimos 50 años el envejecimiento de nuestro país aumentó considerablemente. Por un lado, el porcentaje de niñas y niños entre 1 y 14 años de edad se redujo de un 46% a un 25%, en tanto que la población madura entre 30 y 59 años aumentó de 22% a 38%. A decir, entre 1970 y 2020 el índice de envejecimiento pasó de 12 a 48 adultos mayores por cada 100 niñas y niños con menos de 15 años.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que para el año 2040 habrá más personas mayores que niños, en tanto el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conocido como “Protocolo de San Salvador”, señala que toda persona tiene derecho a la protección especial durante su ancianidad y que el Estado velará por el cuidado.

Ante esta realidad se plantea una reforma a los artículos 5 y 22 de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas para incorporar a todo adulto mayor que se encuentre en situación de calle como sujeto a programas que le garanticen acceso a una casa hogar o albergue.

Se trata de la protección al derecho humano a una vejez digna que contemple entre otros factores el derecho a los cuidados y atención médica gratuita, especializada y de calidad.

Iniciativas como esta tienen un impacto real en la vida de miles de mexicanas y mexicanos, abuelas, abuelos, padres y madres que por diversas circunstancias perdieron su hogar y su lugar en la comunidad; adultos mayores a quienes les ha transcurrido la vida y se encuentran ante un desenlace inesperado y desafortunado, con riesgos, vulnerables y de quienes el Estado debe encargarse y colaborar. Cambios que sirvan: devolver la esperanza y facilitar un techo bajo el cual puedan terminar de envejecer con dignidad.


*Diputado Federal PAN



En los próximos días se estará discutiendo en la Cámara de Diputados - y seguramente aprobando- una reforma para ampliar los derechos de los adultos mayores que viven en el desamparo.

Entre los sectores vulnerables hay quienes sufren y padecen más; adultos mayores sin casa y sin sustento, personas de la tercera edad en situación de calle que no gozan de condiciones elementales como un techo, un piso, cuidados especializados, en síntesis, de un hogar.

En los últimos 50 años el envejecimiento de nuestro país aumentó considerablemente. Por un lado, el porcentaje de niñas y niños entre 1 y 14 años de edad se redujo de un 46% a un 25%, en tanto que la población madura entre 30 y 59 años aumentó de 22% a 38%. A decir, entre 1970 y 2020 el índice de envejecimiento pasó de 12 a 48 adultos mayores por cada 100 niñas y niños con menos de 15 años.

La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) afirma que para el año 2040 habrá más personas mayores que niños, en tanto el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, conocido como “Protocolo de San Salvador”, señala que toda persona tiene derecho a la protección especial durante su ancianidad y que el Estado velará por el cuidado.

Ante esta realidad se plantea una reforma a los artículos 5 y 22 de la Ley de los Derechos de las Personas Adultas para incorporar a todo adulto mayor que se encuentre en situación de calle como sujeto a programas que le garanticen acceso a una casa hogar o albergue.

Se trata de la protección al derecho humano a una vejez digna que contemple entre otros factores el derecho a los cuidados y atención médica gratuita, especializada y de calidad.

Iniciativas como esta tienen un impacto real en la vida de miles de mexicanas y mexicanos, abuelas, abuelos, padres y madres que por diversas circunstancias perdieron su hogar y su lugar en la comunidad; adultos mayores a quienes les ha transcurrido la vida y se encuentran ante un desenlace inesperado y desafortunado, con riesgos, vulnerables y de quienes el Estado debe encargarse y colaborar. Cambios que sirvan: devolver la esperanza y facilitar un techo bajo el cual puedan terminar de envejecer con dignidad.


*Diputado Federal PAN