/ lunes 29 de junio de 2020

Escaño 48

¿Vigilancia o agandalle electoral?


Hace unos días, desde Palacio Nacional, escuchamos un discurso que se antoja inverosímil. Sin cohibiciones, el Mandatario nos ha dicho que él será el guardián de las elecciones del 2021, aunque no le corresponda, en lo absoluto, dicha labor. ¿Se imaginan qué hubiera dicho Morena si Fox, Calderón o Peña Nieto se hubieran erigido como guardianes electorales?

Es bien sabido que no se puede ser juez y parte. De acuerdo a nuestra Constitución, los árbitros de esta competencia, son los Organismos Públicos Locales Electorales, los tribunales electorales locales, el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No hay más.

En México las elecciones funcionan. Han sido el camino pacífico para construir una democracia. Las formas son perfectibles, ¡claro! Pero por qué el afán de destruir en lugar de mejorar lo que ya tenemos. El gobierno Federal ha señalado que van a ir “reajustando” estructuras y funciones que realizan órganos autónomos y que podrían ser absorbidas por secretarías, como la SEGOB. ¡Sin duda sería un grave retroceso para nuestro país!.

En los noventas se avanzó, enormemente, en temas electorales. Las votaciones y los procesos anteriores urgían de cambios de fondo. Así, se creó el Instituto Federal Electoral, como un órgano constitucional autónomo. Con esto, fue evidente la lucha de los ciudadanos por alcanzar la consolidación y el fortalecimiento de un Estado democrático.

Algunos años después el IFE dio paso al INE y el sistema nacional electoral se redefinió. Hoy, avalado por organismos internacionales, es uno de los mejores del mundo. La construcción de condiciones equitativas para las contiendas electorales, ha sido fruto de un largo proceso de trabajo y reglas de operación.

En los últimos 20 años se han concebido, en nuestro país, tres alternancias políticas. Morena llegó al poder por la última de éstas. Pero, al parecer, no es suficiente para ellos y siguen descalificando el voto de los mexicanos. Sin embargo, la ley es clara: ningún funcionario puede estar por encima de la democracia. Reforzar los órganos que sostienen y protegen la pluralidad, es lo que se necesita para construir los contrapesos que impidan el autoritarismo.


*Coordinador de los senadores del PAN

¿Vigilancia o agandalle electoral?


Hace unos días, desde Palacio Nacional, escuchamos un discurso que se antoja inverosímil. Sin cohibiciones, el Mandatario nos ha dicho que él será el guardián de las elecciones del 2021, aunque no le corresponda, en lo absoluto, dicha labor. ¿Se imaginan qué hubiera dicho Morena si Fox, Calderón o Peña Nieto se hubieran erigido como guardianes electorales?

Es bien sabido que no se puede ser juez y parte. De acuerdo a nuestra Constitución, los árbitros de esta competencia, son los Organismos Públicos Locales Electorales, los tribunales electorales locales, el INE y el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. No hay más.

En México las elecciones funcionan. Han sido el camino pacífico para construir una democracia. Las formas son perfectibles, ¡claro! Pero por qué el afán de destruir en lugar de mejorar lo que ya tenemos. El gobierno Federal ha señalado que van a ir “reajustando” estructuras y funciones que realizan órganos autónomos y que podrían ser absorbidas por secretarías, como la SEGOB. ¡Sin duda sería un grave retroceso para nuestro país!.

En los noventas se avanzó, enormemente, en temas electorales. Las votaciones y los procesos anteriores urgían de cambios de fondo. Así, se creó el Instituto Federal Electoral, como un órgano constitucional autónomo. Con esto, fue evidente la lucha de los ciudadanos por alcanzar la consolidación y el fortalecimiento de un Estado democrático.

Algunos años después el IFE dio paso al INE y el sistema nacional electoral se redefinió. Hoy, avalado por organismos internacionales, es uno de los mejores del mundo. La construcción de condiciones equitativas para las contiendas electorales, ha sido fruto de un largo proceso de trabajo y reglas de operación.

En los últimos 20 años se han concebido, en nuestro país, tres alternancias políticas. Morena llegó al poder por la última de éstas. Pero, al parecer, no es suficiente para ellos y siguen descalificando el voto de los mexicanos. Sin embargo, la ley es clara: ningún funcionario puede estar por encima de la democracia. Reforzar los órganos que sostienen y protegen la pluralidad, es lo que se necesita para construir los contrapesos que impidan el autoritarismo.


*Coordinador de los senadores del PAN

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