/ viernes 2 de octubre de 2020

Humanitas: arte y pasión

El caso de Claude Cassiere en su lucha por recuperar un cuadro de Camile Pizarro ilustra el expolio que los nazis realizaron a las familias judías en Alemania de 1933 a 1945. La abuela de Claude Lily Cassiere, perteneciente a una distinguida familia de coleccionistas, promotores y editores de arte, tuvo que entregar en 1939 la pintura impresionista titulada “La calle de Saint Honoré, después del mediodía, efecto de lluvia.”de Camile Pizarro. El agente nazi que realizo dicho expolio fue Jacob Scheidwimmer, quien entregó algo así como 300 dólares y dos visas a cambio de la obra, para que la mujer pudiera huir de la Alemania nazi. Una obra de arte salvaba la vida de una mujer judía.

Más tarde, es decir, sesenta años después, Claude Cassiere de aproximadamente ochenta y ocho años, nieto de Lily Cassiere, descubre que la obra propiedad de su abuela y expoliada por los nazis, se encontraba colgada en la flamante colección de la Fundación Thyssen-Bornemisza, de cuyo patronato el socio mayoritario es el estado español. Claude Cassiere y sus herederos mantienen hasta la fecha un juicio en las cortes de California para intentar recuperar la obra en un litigio que sin duda será polémico y difícil. Sin embargo, existe un antecedente importante, como fue la restitución de un lote de cuadros de la autoría del destacado artista Gustav Klimt a María Altamann por parte del gobierno austriaco a consecuencia del expolio nazi.

Uno de estos cuadros fue el retrato de Adele Bloch-Bauer (1907) obra que María Altamann, única heredera de Adele Bloch-Bauer, vendió en el año 2006 en más de 100 millones de dólares. Se calcula que el expolio nazi asciende a unas 600 mil piezas de arte.

En el caso Cassiere los jueces del distrito central de California determinaron que la supuesta venta de la obra no fue voluntaria, es decir, la adquisición del cuadro por parte del agente nazi fue ilegal. Sabemos que Washington firmo un acuerdo con más de una docena de países los cuales se comprometen a devolver el arte robado por los nazis y facilitar las soluciones a los problemas derivados entre dos personas que tengan un mismo derecho, y España es uno de ellos.

El periplo de la obra de Pizarro, inició cuando el barón de Thyssen adquirió la obra en 1976 en la galería Stephen Hahn de New York. Más tarde en 1992 el estado español adquirió la colección del barón volviéndola una colección del estado español. Una de las pruebas que Claude Cassiere aportó es una fotografía de la casa de su abuela en Múnich, en la que se aprecia el bello cuadro de Pisarro decorando la pared. El precio estimado de esta obra es de veinte millones de dólares.

Este“efecto de lluvia”de Camile Pizarro nos muestra otra cara de las consecuencias de esa terrible historia de la modernidad, que aconteció entre 1933 y 1945, que es lo que se conoce como el Holocausto.

El holocausto fue donde miles o millones de seres humanos fueron objeto de golpizas callejeras, de vejaciones y deportaciones por el hecho de ser judíos; de las detenciones multitudinarias al expolio de sus bienes, para terminar en las cámaras de gas en Auschwitz la fábrica de la muerte.

Esta historia del horror de sentido del mundo, no la debe de ser olvidada por la humanidad, esa posibilidad del mal siempre estará latente, y se manifiesta o se presenta siempre a través de la razón instrumental, del pensamiento obtuso y el totalitarismo.

En esta modernidad descarrilada en la que todo lo sagrado se vuelve profano, en la que todo lo sólido se desvanece en el aire, en la que todo es frágil y perecedero.

Más nos vale recordar a lo que Hannah Arendt llamó la banalidad del mal.

Recordemos que el estado Nacional-Socialista encabezado por Hitler, representó en su momento una de las expresiones más radicales del populismo moderno, con un discurso que anunciaba la grandeza del pueblo alemán, como la única raza heredera de la cultura griega, que tenía por misión restituir el sentido del mundo a su más elevados principios y valores humanos.

La brutalidad y el horror invadía a la vieja Europa, mientras que las obras de arte fueron un codiciado botín para los belicosos germanos, que además anunciaban el ocaso de los dioses.

bobiglez@gmail.com

El caso de Claude Cassiere en su lucha por recuperar un cuadro de Camile Pizarro ilustra el expolio que los nazis realizaron a las familias judías en Alemania de 1933 a 1945. La abuela de Claude Lily Cassiere, perteneciente a una distinguida familia de coleccionistas, promotores y editores de arte, tuvo que entregar en 1939 la pintura impresionista titulada “La calle de Saint Honoré, después del mediodía, efecto de lluvia.”de Camile Pizarro. El agente nazi que realizo dicho expolio fue Jacob Scheidwimmer, quien entregó algo así como 300 dólares y dos visas a cambio de la obra, para que la mujer pudiera huir de la Alemania nazi. Una obra de arte salvaba la vida de una mujer judía.

Más tarde, es decir, sesenta años después, Claude Cassiere de aproximadamente ochenta y ocho años, nieto de Lily Cassiere, descubre que la obra propiedad de su abuela y expoliada por los nazis, se encontraba colgada en la flamante colección de la Fundación Thyssen-Bornemisza, de cuyo patronato el socio mayoritario es el estado español. Claude Cassiere y sus herederos mantienen hasta la fecha un juicio en las cortes de California para intentar recuperar la obra en un litigio que sin duda será polémico y difícil. Sin embargo, existe un antecedente importante, como fue la restitución de un lote de cuadros de la autoría del destacado artista Gustav Klimt a María Altamann por parte del gobierno austriaco a consecuencia del expolio nazi.

Uno de estos cuadros fue el retrato de Adele Bloch-Bauer (1907) obra que María Altamann, única heredera de Adele Bloch-Bauer, vendió en el año 2006 en más de 100 millones de dólares. Se calcula que el expolio nazi asciende a unas 600 mil piezas de arte.

En el caso Cassiere los jueces del distrito central de California determinaron que la supuesta venta de la obra no fue voluntaria, es decir, la adquisición del cuadro por parte del agente nazi fue ilegal. Sabemos que Washington firmo un acuerdo con más de una docena de países los cuales se comprometen a devolver el arte robado por los nazis y facilitar las soluciones a los problemas derivados entre dos personas que tengan un mismo derecho, y España es uno de ellos.

El periplo de la obra de Pizarro, inició cuando el barón de Thyssen adquirió la obra en 1976 en la galería Stephen Hahn de New York. Más tarde en 1992 el estado español adquirió la colección del barón volviéndola una colección del estado español. Una de las pruebas que Claude Cassiere aportó es una fotografía de la casa de su abuela en Múnich, en la que se aprecia el bello cuadro de Pisarro decorando la pared. El precio estimado de esta obra es de veinte millones de dólares.

Este“efecto de lluvia”de Camile Pizarro nos muestra otra cara de las consecuencias de esa terrible historia de la modernidad, que aconteció entre 1933 y 1945, que es lo que se conoce como el Holocausto.

El holocausto fue donde miles o millones de seres humanos fueron objeto de golpizas callejeras, de vejaciones y deportaciones por el hecho de ser judíos; de las detenciones multitudinarias al expolio de sus bienes, para terminar en las cámaras de gas en Auschwitz la fábrica de la muerte.

Esta historia del horror de sentido del mundo, no la debe de ser olvidada por la humanidad, esa posibilidad del mal siempre estará latente, y se manifiesta o se presenta siempre a través de la razón instrumental, del pensamiento obtuso y el totalitarismo.

En esta modernidad descarrilada en la que todo lo sagrado se vuelve profano, en la que todo lo sólido se desvanece en el aire, en la que todo es frágil y perecedero.

Más nos vale recordar a lo que Hannah Arendt llamó la banalidad del mal.

Recordemos que el estado Nacional-Socialista encabezado por Hitler, representó en su momento una de las expresiones más radicales del populismo moderno, con un discurso que anunciaba la grandeza del pueblo alemán, como la única raza heredera de la cultura griega, que tenía por misión restituir el sentido del mundo a su más elevados principios y valores humanos.

La brutalidad y el horror invadía a la vieja Europa, mientras que las obras de arte fueron un codiciado botín para los belicosos germanos, que además anunciaban el ocaso de los dioses.

bobiglez@gmail.com