/ viernes 30 de julio de 2021

Humanitas: arte y pasión

El número tres es conocido como el número de Dios. Al tres se le considera la condición ternaria de lo creado entre lo uno y lo otro, es decir, es la transformación, la transmutación, la aparición de un nuevo estado, es el resultado de una ecuación entre el uno que es el cielo y el dos la tierra; el tres es lo creado, conformando así la triada perfecta.

En Heráclito el tres aparece en las nociones de Dios, el logos y el fuego. En Platón el tres representaba a las tres personalidades del Ser supremo: La materia, la espiritual y la intelectual.

En la alquimia medieval el tres correspondía al proceso de la materia primordial, el principio divino, el arquetipo y el mundo sublunar, es decir, la triada sagrada de la creación, la conservación y la transformación.

Decía el alquimista medieval Paracelsus que la cura de toda enfermedad estaba contenida en tres sustancias básicas: azufre, mercurio y sal.

En la mitología griega las tres gracias lo simbolizan: Aglaya la belleza, Eufrosine la alegría y Talía la abundancia.

En la tradición hindú el número tres representa a los dioses: Brama, Visnú y Shiva.

Para occidente, en la tradición céltica los sacerdotes Druidas consideraba al número tres en sus ritos sagrados en la forma del Trisquel.

En el cristianismo se manifiesta el número tres a través de la Santísima Trinidad, misterio que por cierto inquieto mucho a San Agustín de Hipona.

Podemos decir que en la física teórica la triada sería el espacio, el tiempo y el movimiento. La triada del punto, la línea y la superficie corresponden a la geometría divina.

Fueron tres los principios que promulgó a la revolución francesa: “Igualdad, libertad y fraternidad”.

En el arte moderno Paul Gauguin se hace las tres preguntas fundamentales en un cuadro: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿adónde vamos? la obra del año de 1897 se encuentra en el museo de Boston.

La cábala como escuela esotérica de interpretación, privilegia la ley del ternario, todo procede necesariamente del tres que no constituye más que lo uno.

El símbolo del Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, es la imagen del retorno de lo múltiple a lo uno, es decir, a lo primordial.

El número, nos dice el filósofo Emanuel Kant: es el universo resultante de la síntesis de lo múltiple. El número tres representa la mutación, el cambio permanente.

La cultura nos transforma y el arte nos salva.

boboglez@gmail.com

El número tres es conocido como el número de Dios. Al tres se le considera la condición ternaria de lo creado entre lo uno y lo otro, es decir, es la transformación, la transmutación, la aparición de un nuevo estado, es el resultado de una ecuación entre el uno que es el cielo y el dos la tierra; el tres es lo creado, conformando así la triada perfecta.

En Heráclito el tres aparece en las nociones de Dios, el logos y el fuego. En Platón el tres representaba a las tres personalidades del Ser supremo: La materia, la espiritual y la intelectual.

En la alquimia medieval el tres correspondía al proceso de la materia primordial, el principio divino, el arquetipo y el mundo sublunar, es decir, la triada sagrada de la creación, la conservación y la transformación.

Decía el alquimista medieval Paracelsus que la cura de toda enfermedad estaba contenida en tres sustancias básicas: azufre, mercurio y sal.

En la mitología griega las tres gracias lo simbolizan: Aglaya la belleza, Eufrosine la alegría y Talía la abundancia.

En la tradición hindú el número tres representa a los dioses: Brama, Visnú y Shiva.

Para occidente, en la tradición céltica los sacerdotes Druidas consideraba al número tres en sus ritos sagrados en la forma del Trisquel.

En el cristianismo se manifiesta el número tres a través de la Santísima Trinidad, misterio que por cierto inquieto mucho a San Agustín de Hipona.

Podemos decir que en la física teórica la triada sería el espacio, el tiempo y el movimiento. La triada del punto, la línea y la superficie corresponden a la geometría divina.

Fueron tres los principios que promulgó a la revolución francesa: “Igualdad, libertad y fraternidad”.

En el arte moderno Paul Gauguin se hace las tres preguntas fundamentales en un cuadro: ¿De dónde venimos? ¿Quiénes somos? ¿adónde vamos? la obra del año de 1897 se encuentra en el museo de Boston.

La cábala como escuela esotérica de interpretación, privilegia la ley del ternario, todo procede necesariamente del tres que no constituye más que lo uno.

El símbolo del Ouroboros, la serpiente que se muerde la cola, es la imagen del retorno de lo múltiple a lo uno, es decir, a lo primordial.

El número, nos dice el filósofo Emanuel Kant: es el universo resultante de la síntesis de lo múltiple. El número tres representa la mutación, el cambio permanente.

La cultura nos transforma y el arte nos salva.

boboglez@gmail.com