/ viernes 8 de octubre de 2021

Humanitas. Arte y pasión

La historia de amor y desamor de Aurelio Agustín (354-430) quien renuncia a su mujer a causa de su conversión al cristianismo. Floria Emilia fue su amante, su mujer, su concubina, su amiga, su cómplice, tuvieron un hijo de nombre Adeodato, (que significa regalo de Dios) nacido en el año 373 y murió en el 388.

Aurelio Agustín en su adolescencia se formó en la retórica, gramática y literatura, las lecturas del filósofo Marco Tulio Cicerón lo llevaron a buscar la verdad y la sabiduría.

En algún momento de su vida se encontró con el maniqueísmo, la doctrina de Mani, así como los pensamientos filosóficos y las costumbres romanas de su época, más tarde en el año 385 se convirtió al cristianismo después de conocer a San Ambrosio en Milán y leer las epístolas de San Pablo. Fundó en el año 391 el primer monasterio en Tagaste. Escribió el texto de Magistro. Recibe un severo golpe emocional con la muerte de su hijo Adeodato. Es ordenado sacerdote en el año 391 y funda un segundo monasterio en Hipona. Redacta en el 398 su libro las “Confesiones” en donde critica fuertemente el amor y las pasiones carnales.

Se retira a una villa a las afueras de Hipona a causa de su estado de salud. Redacta los veintidós libros de “La ciudad de Dios”. En el 429 comienza la invasión de los vándalos desde España al Norte de África. Muere un 28 de agosto del año 430.

Jostein Gaarder en su extraordinaria novela Vita Brevis nos narra la versión de Floria Emilia abandonada por Agustín luego de su conversión al cristianismo. La versión de Gaarder es a través de una carta que Floria le escribió al obispo de Hipona en donde le reclama haber abandonado el verdadero y auténtico amor humano para entregarse al amor divino del que poco sabe.

En el capítulo V relata la experiencia nocturna de un viaje a Cartago, en el que se hicieron a la mar en compañía de Adeodato. Cuenta Floria que en aquella aventura, Aurelio Agustín le hablaba de Eneas y Dido la reina de Cartago, de cómo juntos se marcharían a fundar Roma. Sabemos que Eneas dejó abandonada a Dido en Cartago, con el argumento de que los dioses le demandaban su presencia en la península itálica para fundar la gran Roma con el linaje troyano que el portaba. Dido que estaba enamorada del príncipe Troyano no pudo soportar el abandono y se suicidó.

Floria como compañera de un hombre sabio, era capaz de establecer diálogos y argumentos para conversar con su pareja, compartían el gusto por el teatro y la filosofía.

También en la novela recuerda Floria Emilia su viaje a Milán y Florencia, en donde quedaron extasiados mirando el Arno y las colinas nevadas. Luego fue abandonada.

Durante su juventud fueron una pareja apasionada, amorosa, que retozaban por los campos y la alegría los acompañaba. Él siempre le murmuraba al oído: “Vita Brevis” la vida es breve, para que ella accediera a realizar alguna locura. Su relación siempre tuvo la sombra de Mónica, la madre de Agustín, quien no aceptaba esa relación de una sirviente para su hijo. La vida es breve y sabemos demasiado. Quedo en paz.


bobiglez@gmail.com

La historia de amor y desamor de Aurelio Agustín (354-430) quien renuncia a su mujer a causa de su conversión al cristianismo. Floria Emilia fue su amante, su mujer, su concubina, su amiga, su cómplice, tuvieron un hijo de nombre Adeodato, (que significa regalo de Dios) nacido en el año 373 y murió en el 388.

Aurelio Agustín en su adolescencia se formó en la retórica, gramática y literatura, las lecturas del filósofo Marco Tulio Cicerón lo llevaron a buscar la verdad y la sabiduría.

En algún momento de su vida se encontró con el maniqueísmo, la doctrina de Mani, así como los pensamientos filosóficos y las costumbres romanas de su época, más tarde en el año 385 se convirtió al cristianismo después de conocer a San Ambrosio en Milán y leer las epístolas de San Pablo. Fundó en el año 391 el primer monasterio en Tagaste. Escribió el texto de Magistro. Recibe un severo golpe emocional con la muerte de su hijo Adeodato. Es ordenado sacerdote en el año 391 y funda un segundo monasterio en Hipona. Redacta en el 398 su libro las “Confesiones” en donde critica fuertemente el amor y las pasiones carnales.

Se retira a una villa a las afueras de Hipona a causa de su estado de salud. Redacta los veintidós libros de “La ciudad de Dios”. En el 429 comienza la invasión de los vándalos desde España al Norte de África. Muere un 28 de agosto del año 430.

Jostein Gaarder en su extraordinaria novela Vita Brevis nos narra la versión de Floria Emilia abandonada por Agustín luego de su conversión al cristianismo. La versión de Gaarder es a través de una carta que Floria le escribió al obispo de Hipona en donde le reclama haber abandonado el verdadero y auténtico amor humano para entregarse al amor divino del que poco sabe.

En el capítulo V relata la experiencia nocturna de un viaje a Cartago, en el que se hicieron a la mar en compañía de Adeodato. Cuenta Floria que en aquella aventura, Aurelio Agustín le hablaba de Eneas y Dido la reina de Cartago, de cómo juntos se marcharían a fundar Roma. Sabemos que Eneas dejó abandonada a Dido en Cartago, con el argumento de que los dioses le demandaban su presencia en la península itálica para fundar la gran Roma con el linaje troyano que el portaba. Dido que estaba enamorada del príncipe Troyano no pudo soportar el abandono y se suicidó.

Floria como compañera de un hombre sabio, era capaz de establecer diálogos y argumentos para conversar con su pareja, compartían el gusto por el teatro y la filosofía.

También en la novela recuerda Floria Emilia su viaje a Milán y Florencia, en donde quedaron extasiados mirando el Arno y las colinas nevadas. Luego fue abandonada.

Durante su juventud fueron una pareja apasionada, amorosa, que retozaban por los campos y la alegría los acompañaba. Él siempre le murmuraba al oído: “Vita Brevis” la vida es breve, para que ella accediera a realizar alguna locura. Su relación siempre tuvo la sombra de Mónica, la madre de Agustín, quien no aceptaba esa relación de una sirviente para su hijo. La vida es breve y sabemos demasiado. Quedo en paz.


bobiglez@gmail.com