/ viernes 12 de noviembre de 2021

Humanitas. Arte y pasión


El coleccionista es un personaje especial que le gusta reunir objetos para convertirlos en metáforas y narrativas. Una colección es una suerte de museo personal que genera contenidos y afectos a quien lo posee.

Conocí a un coleccionista llamado el profesor Nikos Calami, quien se preciaba de haber recorrido gran parte del mundo, de conocer grandes ciudades y poblaciones rurales, en donde había obtenido bellos y extraños objetos para su colección que guardaba y cuidaba celosamente. Siempre decía que coleccionaba los objetos que llamaban su atención, es necesario que le guiñan el ojo. Seguro le costó una fortuna formar esa bella colección a la cual le dedicó un libro manuscrito (a pesar de su apellido) que el mismo signó en el que relataba los pormenores de los objetos y la historia del instante en que los adquirió y sobre todo como recordaba ese encuentro con las cosas.

El profesor Niko como le decíamos en el grupo de amigos de restauración, era generoso para mostrar sus cosas, sobre todo sus últimas adquisiciones, las cuales envolvía en finos paños de piel de nappa. Un día que lo visitamos tuvimos la oportunidad de conocer un objeto muy extraño que había comprado en Myanmar (Birmania) una bella pieza de jade imperial, con una incrustación de jade Maw-sit y una hermosa espinela roja, como rubí sangre de pichón. Todo indicaba que era un objeto ritual, una especie de sello con un aro que encajaba en el dedo. El profesor discutía sobre la antigüedad de dicho objeto, pues había investigado que la piedra de Maw-sit apenas se había descubierto en la década de los años sesenta. Mientras que el jade imperial y particularmente la espinela eran muy antiguas, estas se extraían en la provincia de Balascia, entre Afganistán y la India, y en las montañas de Mogok. La región de Balascia es mencionada por Marco Polo en el capítulo trigésimo sexto de su libro y menciona las magníficas minas de preciosos minerales que se extraen en esa región

El misterio de ese objeto que parecía un sello con una inscripción triangular tallada sobre su parte plana, era una tarea pendiente para el profesor, descubrir el significado de tan delicado instrumento.

Otra sorpresa que nos mostró el profesor fue una caja de madera de “lignun vitae” propia de Asia, forrada de pequeñas piezas de marfil y ámbar, la caja era de esas que para abrirse tienen una combinación de ensambles geométricos. También nos halagó ese día con un Brunello Di Montalcino que sirvió en melódicas copas de Baccarat.

Se calcula que la colección de objetos de Nikos Calami es de cerca de tres mil piezas, todas las tiene clasificadas y algunas envueltas en finas pieles y otras en herméticas vitrinas.

Un coleccionista es alguien que ve y lee los objetos del mundo de una manera diferente, entiende que las cosas están para que las dotemos de sentido. OM.


bobiglez@gmail.com


El coleccionista es un personaje especial que le gusta reunir objetos para convertirlos en metáforas y narrativas. Una colección es una suerte de museo personal que genera contenidos y afectos a quien lo posee.

Conocí a un coleccionista llamado el profesor Nikos Calami, quien se preciaba de haber recorrido gran parte del mundo, de conocer grandes ciudades y poblaciones rurales, en donde había obtenido bellos y extraños objetos para su colección que guardaba y cuidaba celosamente. Siempre decía que coleccionaba los objetos que llamaban su atención, es necesario que le guiñan el ojo. Seguro le costó una fortuna formar esa bella colección a la cual le dedicó un libro manuscrito (a pesar de su apellido) que el mismo signó en el que relataba los pormenores de los objetos y la historia del instante en que los adquirió y sobre todo como recordaba ese encuentro con las cosas.

El profesor Niko como le decíamos en el grupo de amigos de restauración, era generoso para mostrar sus cosas, sobre todo sus últimas adquisiciones, las cuales envolvía en finos paños de piel de nappa. Un día que lo visitamos tuvimos la oportunidad de conocer un objeto muy extraño que había comprado en Myanmar (Birmania) una bella pieza de jade imperial, con una incrustación de jade Maw-sit y una hermosa espinela roja, como rubí sangre de pichón. Todo indicaba que era un objeto ritual, una especie de sello con un aro que encajaba en el dedo. El profesor discutía sobre la antigüedad de dicho objeto, pues había investigado que la piedra de Maw-sit apenas se había descubierto en la década de los años sesenta. Mientras que el jade imperial y particularmente la espinela eran muy antiguas, estas se extraían en la provincia de Balascia, entre Afganistán y la India, y en las montañas de Mogok. La región de Balascia es mencionada por Marco Polo en el capítulo trigésimo sexto de su libro y menciona las magníficas minas de preciosos minerales que se extraen en esa región

El misterio de ese objeto que parecía un sello con una inscripción triangular tallada sobre su parte plana, era una tarea pendiente para el profesor, descubrir el significado de tan delicado instrumento.

Otra sorpresa que nos mostró el profesor fue una caja de madera de “lignun vitae” propia de Asia, forrada de pequeñas piezas de marfil y ámbar, la caja era de esas que para abrirse tienen una combinación de ensambles geométricos. También nos halagó ese día con un Brunello Di Montalcino que sirvió en melódicas copas de Baccarat.

Se calcula que la colección de objetos de Nikos Calami es de cerca de tres mil piezas, todas las tiene clasificadas y algunas envueltas en finas pieles y otras en herméticas vitrinas.

Un coleccionista es alguien que ve y lee los objetos del mundo de una manera diferente, entiende que las cosas están para que las dotemos de sentido. OM.


bobiglez@gmail.com