/ martes 8 de octubre de 2019

Inseguridad empresarial 

Inseguridad empresarial


En febrero del año pasado Coparmex decidió lanzar un tracking de encuestas que diera seguimiento a las opiniones y actitudes de los empresarios con respecto a diferentes tema de la agenda nacional.

Desde entonces y de manera cuatrimestral se realiza dicho estudio a partir de una muestra representativa de empresarios de cada estado del país que permite conocer la percepción del sector productivo en 10 rubros específicos. Con la información recopilada se puede tener no ya una “fotografía” oportuna de dichas opiniones, sino una tendencia en el comportamiento de cada variable.

Si bien estamos conscientes de que la opinión empresarial no es representativa -en términos estadísticos- de la opinión pública nacional, resulta oportuno difundir como han ido evolucionando dichas tendencias, pues ello ha permitido fijar las consideraciones del sector con respecto a temas de la agenda nacional.

Tomo para esta ocasión la variable más relevante tanto para empresarios como para la población nacional: seguridad pública. Resulta oportuno el diagnóstico dado que se ha cumplido recientemente el plazo propuesto por el mismo Ejecutivo en campaña para reducir los índices de inseguridad, esos índices que parecen estar minando considerablemente el crédito de toda la administración federal y que hoy son del nivel de un feminicidio cada dos horas y media en nuestro país. Más allá, es el año más violento, con 25 mil ciudadanos asesinados y una tasa de crímenes que no deja de crecer, aún con la acción integrada en esa Guardia Nacional con la que se militarizó el país en aras de una propuesta de mayor seguridad.

Los datos de Coparmex no son distintos. De acuerdo al último estudio realizado el mes de agosto, el 56% de los empresarios en México considera que la inseguridad pública se ha agravado y esto ha afectado sus negocios. Cuando dicho indicador se comenzó a medir en febrero de 2018 el porcentaje de entrevistados que expresaba que dicho fenómeno se había incrementado afectando a sus empresas era de 44%. Esto representa que, a nivel nacional, la percepción de inseguridad entre empresarios se incrementó en año y medio en 12 puntos porcentuales, y siendo aún mas significativo que la pendiente se mantiene en constante crecimiento desde el inicio de la medición.

Al desagregar por estados del país existen claros matices. Los empresarios más preocupados por el fenómeno de inseguridad en México son los del estado de Morelos, pues 75% (3 de cada 4) consideran actualmente que las condiciones de inseguridad en la entidad se han agravado.

En sentido contrario, muy por debajo del promedio nacionalse encuentran los empresarios de Chihuahua, pues el porcentaje de estos que considera que hay mayor inseguridad en su estado afectando sus negocios es del 37%.

Par el caso de Querétaro, 52% de los empresarios consideraque las condiciones de seguridad se han deteriorado, aunque este resultado es inferior a la evaluación previa (marzo 2019) por lo que hay una tendencia decreciente en cuanto a percepción de inseguridad en la entidad.

Haciendo una comparación entre el resultado nacional de la encuesta Coparmex a empresarios y la última encuesta publicada por Consulta Mitofsky sobre seguridad (El Economista julio de 2019), parece no haber discrepancia entre la opinión de unos y otros. Como ya se mencionó, el 56% de los empresarios considera que la inseguridad se ha agravado, mientras que la población abierta entrevistada por Mitofsky refleja que el 60% de los mexicanos percibe que dicho problema está peor.

Más allá del comparativo, lo cierto es que la agenda de seguridad pública nos une en torno a la exigencia de un plan de corto, mediano y largo plazos implementado en lo federal y en lo local que contribuya de manera clara y decidida a pacificar al país, a reducir la violencia, a erradicar los feminicidios (principalmente en Veracruz donde el fenómeno es significativamente más grave que en el resto del país) y a procurar la confianza a empresarios pequeños, medianos y grandes que -aunado a la incertidumbre financiera- sienten cercado su actuar cotidiano en pro de la productividad y el empleo nacional.

Inseguridad empresarial


En febrero del año pasado Coparmex decidió lanzar un tracking de encuestas que diera seguimiento a las opiniones y actitudes de los empresarios con respecto a diferentes tema de la agenda nacional.

Desde entonces y de manera cuatrimestral se realiza dicho estudio a partir de una muestra representativa de empresarios de cada estado del país que permite conocer la percepción del sector productivo en 10 rubros específicos. Con la información recopilada se puede tener no ya una “fotografía” oportuna de dichas opiniones, sino una tendencia en el comportamiento de cada variable.

Si bien estamos conscientes de que la opinión empresarial no es representativa -en términos estadísticos- de la opinión pública nacional, resulta oportuno difundir como han ido evolucionando dichas tendencias, pues ello ha permitido fijar las consideraciones del sector con respecto a temas de la agenda nacional.

Tomo para esta ocasión la variable más relevante tanto para empresarios como para la población nacional: seguridad pública. Resulta oportuno el diagnóstico dado que se ha cumplido recientemente el plazo propuesto por el mismo Ejecutivo en campaña para reducir los índices de inseguridad, esos índices que parecen estar minando considerablemente el crédito de toda la administración federal y que hoy son del nivel de un feminicidio cada dos horas y media en nuestro país. Más allá, es el año más violento, con 25 mil ciudadanos asesinados y una tasa de crímenes que no deja de crecer, aún con la acción integrada en esa Guardia Nacional con la que se militarizó el país en aras de una propuesta de mayor seguridad.

Los datos de Coparmex no son distintos. De acuerdo al último estudio realizado el mes de agosto, el 56% de los empresarios en México considera que la inseguridad pública se ha agravado y esto ha afectado sus negocios. Cuando dicho indicador se comenzó a medir en febrero de 2018 el porcentaje de entrevistados que expresaba que dicho fenómeno se había incrementado afectando a sus empresas era de 44%. Esto representa que, a nivel nacional, la percepción de inseguridad entre empresarios se incrementó en año y medio en 12 puntos porcentuales, y siendo aún mas significativo que la pendiente se mantiene en constante crecimiento desde el inicio de la medición.

Al desagregar por estados del país existen claros matices. Los empresarios más preocupados por el fenómeno de inseguridad en México son los del estado de Morelos, pues 75% (3 de cada 4) consideran actualmente que las condiciones de inseguridad en la entidad se han agravado.

En sentido contrario, muy por debajo del promedio nacionalse encuentran los empresarios de Chihuahua, pues el porcentaje de estos que considera que hay mayor inseguridad en su estado afectando sus negocios es del 37%.

Par el caso de Querétaro, 52% de los empresarios consideraque las condiciones de seguridad se han deteriorado, aunque este resultado es inferior a la evaluación previa (marzo 2019) por lo que hay una tendencia decreciente en cuanto a percepción de inseguridad en la entidad.

Haciendo una comparación entre el resultado nacional de la encuesta Coparmex a empresarios y la última encuesta publicada por Consulta Mitofsky sobre seguridad (El Economista julio de 2019), parece no haber discrepancia entre la opinión de unos y otros. Como ya se mencionó, el 56% de los empresarios considera que la inseguridad se ha agravado, mientras que la población abierta entrevistada por Mitofsky refleja que el 60% de los mexicanos percibe que dicho problema está peor.

Más allá del comparativo, lo cierto es que la agenda de seguridad pública nos une en torno a la exigencia de un plan de corto, mediano y largo plazos implementado en lo federal y en lo local que contribuya de manera clara y decidida a pacificar al país, a reducir la violencia, a erradicar los feminicidios (principalmente en Veracruz donde el fenómeno es significativamente más grave que en el resto del país) y a procurar la confianza a empresarios pequeños, medianos y grandes que -aunado a la incertidumbre financiera- sienten cercado su actuar cotidiano en pro de la productividad y el empleo nacional.