/ miércoles 21 de octubre de 2020

La Grabadora


GRABANDO…

Hoy más que nunca es el momento de consumir productos y servicios locales, ahora es cuando nuestros amigos deben adquirir lo que hacemos, fabricamos o distribuimos, así como nosotros debemos consumir lo que los amigos producen y/o elaboran para de esa manera reactivar la economía local.

Vamos a comprar en nuestra papelería, consumamos en las carnicerías, en las fruterías y compremos las verduras en nuestros mercados, vayamos por comida a las fondas, cenadurías, compremos en las tienditas de la vuelta, si así lo hacemos fortaleceremos la cadena económica de nuestros barrios, colonias, comunidades, de nuestro estado, de México.

En nuestro país se tienen estimadas entre un millón 200 mil o un millón 300 mil tienditas, una de éstas en tu calle y varias por donde vives, igual, por donde trabajas hay otra tiendita que tiene lo que necesitas. Si todas venden, sí los que vivimos cerca de ellas consumimos lo que ofertan, también estamos fomentando el flujo de efectivo para que vivan y tengan sustento aproximadamente 3 millones de personas.

Todos recordamos nuestra niñez cuando nuestra madre nos enviaba a la tienda de la calle. Yo viví en mi niñez en la calle de Álvaro Obregón, en Celaya, a 2 cuadras del Jardín, a una cuadra del templo de El Carmen. Recuerdo que mi madre me mandaba a la tienda de don Simeón en 5 de Mayo, a la vuelta de la casa, me encargaba azúcar, otras veces huevos, piloncillo y muchas cosas más y me decía: “Dile a don Simeón que me lo apunte”. Llegaba, me despachaba él o doña Belén, su esposa, y apuntaban el total en una plana de papel de estraza donde estaban todas las cuentas de los deudores, anotaban el total e ignoro cada cuándo pagaba mamá.

Cómo olvidar ir por las tortillas en la calle Tresguerras. Un comal inmenso que rodeaban 4 o 5 chicas que echaban a mano las tortillas, a formarte bajo el candente sol hasta que entrabas a un cuarto de 4 por 4 y pedías, pero antes te regalaban una tortilla recién salida del comal ¡Qué tortilla más rica!. Y la clásica: “se lo apuntan a mi mamá, doña Chata’.

Y cuando le decías a papá: “Ya necesito chones” o te llevaba a comprar una camisa a las “Novedades Chema” o veían tus únicos zapatos ya descocidos y enseñando la lengua, me mandaban a la zapatería París y se aplicaba la misma: “Lo apuntas y luego paso” o “se lo apunta a mi papá, Guille San Román, por favor’.

Qué tiempos aquellos, pero aún hay tienditas cerca de casa, por donde vivo está Don Agustín, que por cierto mi nieto Cristian le dice “Don Gutín”, donde a veces le comentas “luego pasa Lupita a pagarle” y te llevas lo que necesitas. Creo que nunca terminará en este país que haya siempre quien te “fía”.

OFF THE RECORD…

Quería hablar de política, pero me ganaron los recuerdos, los recuerdos para afianzar la economía alrededor de nosotros, de donde vivimos. Todavía podemos vivir sin utilizar aplicaciones ni internet. ¡Qué buenos tiempos, señor don Simón! Yo diría don Simeón.


GRABANDO…

Hoy más que nunca es el momento de consumir productos y servicios locales, ahora es cuando nuestros amigos deben adquirir lo que hacemos, fabricamos o distribuimos, así como nosotros debemos consumir lo que los amigos producen y/o elaboran para de esa manera reactivar la economía local.

Vamos a comprar en nuestra papelería, consumamos en las carnicerías, en las fruterías y compremos las verduras en nuestros mercados, vayamos por comida a las fondas, cenadurías, compremos en las tienditas de la vuelta, si así lo hacemos fortaleceremos la cadena económica de nuestros barrios, colonias, comunidades, de nuestro estado, de México.

En nuestro país se tienen estimadas entre un millón 200 mil o un millón 300 mil tienditas, una de éstas en tu calle y varias por donde vives, igual, por donde trabajas hay otra tiendita que tiene lo que necesitas. Si todas venden, sí los que vivimos cerca de ellas consumimos lo que ofertan, también estamos fomentando el flujo de efectivo para que vivan y tengan sustento aproximadamente 3 millones de personas.

Todos recordamos nuestra niñez cuando nuestra madre nos enviaba a la tienda de la calle. Yo viví en mi niñez en la calle de Álvaro Obregón, en Celaya, a 2 cuadras del Jardín, a una cuadra del templo de El Carmen. Recuerdo que mi madre me mandaba a la tienda de don Simeón en 5 de Mayo, a la vuelta de la casa, me encargaba azúcar, otras veces huevos, piloncillo y muchas cosas más y me decía: “Dile a don Simeón que me lo apunte”. Llegaba, me despachaba él o doña Belén, su esposa, y apuntaban el total en una plana de papel de estraza donde estaban todas las cuentas de los deudores, anotaban el total e ignoro cada cuándo pagaba mamá.

Cómo olvidar ir por las tortillas en la calle Tresguerras. Un comal inmenso que rodeaban 4 o 5 chicas que echaban a mano las tortillas, a formarte bajo el candente sol hasta que entrabas a un cuarto de 4 por 4 y pedías, pero antes te regalaban una tortilla recién salida del comal ¡Qué tortilla más rica!. Y la clásica: “se lo apuntan a mi mamá, doña Chata’.

Y cuando le decías a papá: “Ya necesito chones” o te llevaba a comprar una camisa a las “Novedades Chema” o veían tus únicos zapatos ya descocidos y enseñando la lengua, me mandaban a la zapatería París y se aplicaba la misma: “Lo apuntas y luego paso” o “se lo apunta a mi papá, Guille San Román, por favor’.

Qué tiempos aquellos, pero aún hay tienditas cerca de casa, por donde vivo está Don Agustín, que por cierto mi nieto Cristian le dice “Don Gutín”, donde a veces le comentas “luego pasa Lupita a pagarle” y te llevas lo que necesitas. Creo que nunca terminará en este país que haya siempre quien te “fía”.

OFF THE RECORD…

Quería hablar de política, pero me ganaron los recuerdos, los recuerdos para afianzar la economía alrededor de nosotros, de donde vivimos. Todavía podemos vivir sin utilizar aplicaciones ni internet. ¡Qué buenos tiempos, señor don Simón! Yo diría don Simeón.

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