/ miércoles 20 de enero de 2021

La grabadora

Grabando…

La vida es bella, más cuando fallece alguien cercano a ti y te das cuenta de que quien abandona esta vida fue feliz, recuerdas los grandes momentos que viviste con ella, los momentos inolvidables que disfrutó, cuando en su infancia te hizo reír, fuiste testigo de su desarrollo, te asombraste de lo que descubría, trataba de encontrar respuestas a su curiosidad, pasaron los años y ya era adolescente y luego los logros escolares, de sus coqueteos con chicos de su edad, la amistad que iniciaba con amigos y amigas, fue a la universidad y encontraste que se apasionaba por lo que estudió y cuando ya trabajó se entregó.

Luego se enamoró y fue correspondida, de su unión y amor están dos chiquillos; ahora, ellos nos la recuerdan y son la fortaleza para su esposo y para nosotros, para que exista en nuestra alma por siempre. Volvamos a la realidad y existamos ya el hoy sin ella. Inolvidable, derramemos lágrimas cuando estas vengan a nuestros ojos, pero que ya sean para recordar y que, tiempo al tiempo, estará con nosotros sin el llanto, solo con una sonrisa como la recordamos. Digamos el hasta siempre a su fallecimiento, vamos a vivir con el optimismo de lo que nos dio.

Lo que nos deja nos pertenece para que juntos, mi esposa, mis otros dos hijos, mis nietos, nos mantengamos con la unión familiar que nuestros padres nos heredaron, ahora nos toca a nosotros tener esa unión y continuar la vida, porque la vida es bella. La muerte es un paso más que tarde o temprano enfrentaremos como lo hizo ella. Difíciles momentos que experimentamos en estos últimos meses, hemos perdido, dolorosamente, parte de nuestra familia: una hermana, dos cuñados, cinco amigos muy cercanos y, lo más triste, una hija.

Que termine el llanto, que nazca un nuevo horizonte para enfrentar el futuro muy incierto que estamos viviendo. Todo lo que nos depare el destino ofrecerlo a Dios sin límite y que los designios de la vida se cumplan. Nuestra hija está con nosotros.

Una disculpa por volver a escribir en primera persona, pero es necesario para la aceptación de lo que es nuestra realidad. Gracias por su paciencia. Seguro estoy que todos mis muertos están con el Señor.

Off the record…

Quiero finalizar con este pensamiento de la canción “La vida sigue igual”, que canta Julio Iglesias:

“Siempre hay por quién vivir y a quién amar

“Siempre hay por qué vivir por qué luchar

“Al final las obras quedan, las gentes se van

“Otros que vienen las continuarán

“La vida sigue igual”.

Grabando…

La vida es bella, más cuando fallece alguien cercano a ti y te das cuenta de que quien abandona esta vida fue feliz, recuerdas los grandes momentos que viviste con ella, los momentos inolvidables que disfrutó, cuando en su infancia te hizo reír, fuiste testigo de su desarrollo, te asombraste de lo que descubría, trataba de encontrar respuestas a su curiosidad, pasaron los años y ya era adolescente y luego los logros escolares, de sus coqueteos con chicos de su edad, la amistad que iniciaba con amigos y amigas, fue a la universidad y encontraste que se apasionaba por lo que estudió y cuando ya trabajó se entregó.

Luego se enamoró y fue correspondida, de su unión y amor están dos chiquillos; ahora, ellos nos la recuerdan y son la fortaleza para su esposo y para nosotros, para que exista en nuestra alma por siempre. Volvamos a la realidad y existamos ya el hoy sin ella. Inolvidable, derramemos lágrimas cuando estas vengan a nuestros ojos, pero que ya sean para recordar y que, tiempo al tiempo, estará con nosotros sin el llanto, solo con una sonrisa como la recordamos. Digamos el hasta siempre a su fallecimiento, vamos a vivir con el optimismo de lo que nos dio.

Lo que nos deja nos pertenece para que juntos, mi esposa, mis otros dos hijos, mis nietos, nos mantengamos con la unión familiar que nuestros padres nos heredaron, ahora nos toca a nosotros tener esa unión y continuar la vida, porque la vida es bella. La muerte es un paso más que tarde o temprano enfrentaremos como lo hizo ella. Difíciles momentos que experimentamos en estos últimos meses, hemos perdido, dolorosamente, parte de nuestra familia: una hermana, dos cuñados, cinco amigos muy cercanos y, lo más triste, una hija.

Que termine el llanto, que nazca un nuevo horizonte para enfrentar el futuro muy incierto que estamos viviendo. Todo lo que nos depare el destino ofrecerlo a Dios sin límite y que los designios de la vida se cumplan. Nuestra hija está con nosotros.

Una disculpa por volver a escribir en primera persona, pero es necesario para la aceptación de lo que es nuestra realidad. Gracias por su paciencia. Seguro estoy que todos mis muertos están con el Señor.

Off the record…

Quiero finalizar con este pensamiento de la canción “La vida sigue igual”, que canta Julio Iglesias:

“Siempre hay por quién vivir y a quién amar

“Siempre hay por qué vivir por qué luchar

“Al final las obras quedan, las gentes se van

“Otros que vienen las continuarán

“La vida sigue igual”.

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