/ sábado 14 de agosto de 2021

Lo que no nos define | El calor que nos pudimos ahorrar

Este lunes, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), órgano de las Naciones Unidas encargado de evaluar los conocimientos científicos en materia de cambio climático, publicó su sexto reporte con el propósito de difundir el impacto de este fenómeno, los riesgos previsibles, así como un conjunto de medidas de adaptación y mitigación.

Previamente, en su quinto informe (2013-2014), el IPCC concluyó que disponíamos de los medios necesarios para limitar el cambio climático. A poco más de cinco años de distancia, podemos asegurar que la situación se ha revertido. En el documento más reciente, dicho órgano apunta que el cambio climático se ha intensificado a un ritmo acelerado y de forma generalizada —en todas las regione—.

Una de las posibles vías para contener el problema en el largo plazo, consiste en la reducción sustancial e inmediata de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. De ser así, según los expertos, las temperaturas mundiales podrían estabilizarse dentro de 20 ó 30 años. De lo contrario, mantener el calentamiento global cercano a 1.5 ºC, o inclusive a 2 ºC, será una meta inalcanzable. Cabe señalar que derivado del confinamiento por COVID-19 se percibió una mejora temporal.

En el advenimiento de las nuevas generaciones, aún hay quienes o niegan la existencia del cambio climático o no logran atenderlo con una perspectiva de desarrollo sostenible. Tras varias investigaciones, ha quedado acreditado que la acción humana ha influido de manera negativa en el sistema climático, particularmente en la formación de olas de calor extremas, precipitaciones intensas, sequías e inundaciones.

Es preciso reconocer que se ha manifestado interés por tratar el asunto. Por ejemplo, se ha propuesto modificar las líneas de negocios con un enfoque económico-ambiental; sin embargo, esto es insuficiente para resolver de fondo la crisis climática.

Este tipo de decisiones ya no representan cuestiones de buena voluntad ni son atribuibles a las industrias, sino que deben centrarse en el control de los patrones de consumo personal. Aquello que no nos genera presión, lo echamos en saco roto; de modo que nos hemos acostumbrado a administrar una mala calidad de vida.

Pareciera que no hay resultados convincentes por el momento. No estamos cumpliendo con los objetivos climáticos trazados.

Ya transcurrió la etapa para ser sensibles… Optamos por taparnos los oídos y trasladar las culpas a otros factores, cuando pudimos atajar oportunamente el conflicto climático. Mientras la Tierra y los océanos siguen calentándose, ¿la humanidad seguirá cruzada de brazos o actuará en consecuencia?

¿Será el frío de nuestras decisiones lo que no nos define?



Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina

Este lunes, el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), órgano de las Naciones Unidas encargado de evaluar los conocimientos científicos en materia de cambio climático, publicó su sexto reporte con el propósito de difundir el impacto de este fenómeno, los riesgos previsibles, así como un conjunto de medidas de adaptación y mitigación.

Previamente, en su quinto informe (2013-2014), el IPCC concluyó que disponíamos de los medios necesarios para limitar el cambio climático. A poco más de cinco años de distancia, podemos asegurar que la situación se ha revertido. En el documento más reciente, dicho órgano apunta que el cambio climático se ha intensificado a un ritmo acelerado y de forma generalizada —en todas las regione—.

Una de las posibles vías para contener el problema en el largo plazo, consiste en la reducción sustancial e inmediata de las emisiones de CO2 y otros gases de efecto invernadero. De ser así, según los expertos, las temperaturas mundiales podrían estabilizarse dentro de 20 ó 30 años. De lo contrario, mantener el calentamiento global cercano a 1.5 ºC, o inclusive a 2 ºC, será una meta inalcanzable. Cabe señalar que derivado del confinamiento por COVID-19 se percibió una mejora temporal.

En el advenimiento de las nuevas generaciones, aún hay quienes o niegan la existencia del cambio climático o no logran atenderlo con una perspectiva de desarrollo sostenible. Tras varias investigaciones, ha quedado acreditado que la acción humana ha influido de manera negativa en el sistema climático, particularmente en la formación de olas de calor extremas, precipitaciones intensas, sequías e inundaciones.

Es preciso reconocer que se ha manifestado interés por tratar el asunto. Por ejemplo, se ha propuesto modificar las líneas de negocios con un enfoque económico-ambiental; sin embargo, esto es insuficiente para resolver de fondo la crisis climática.

Este tipo de decisiones ya no representan cuestiones de buena voluntad ni son atribuibles a las industrias, sino que deben centrarse en el control de los patrones de consumo personal. Aquello que no nos genera presión, lo echamos en saco roto; de modo que nos hemos acostumbrado a administrar una mala calidad de vida.

Pareciera que no hay resultados convincentes por el momento. No estamos cumpliendo con los objetivos climáticos trazados.

Ya transcurrió la etapa para ser sensibles… Optamos por taparnos los oídos y trasladar las culpas a otros factores, cuando pudimos atajar oportunamente el conflicto climático. Mientras la Tierra y los océanos siguen calentándose, ¿la humanidad seguirá cruzada de brazos o actuará en consecuencia?

¿Será el frío de nuestras decisiones lo que no nos define?



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