/ sábado 21 de noviembre de 2020

Lo que no nos define | Honor, valor, lealtad y disciplina

En medio de un esfuerzo histórico y sin precedentes por parte del cuerpo diplomático de nuestro país, el general del Ejército Mexicano, Salvador Cienfuegos Zepeda, fue absuelto de los cargos que enfrentaba.

Independientemente de las distintas interpretaciones políticas que se le puedan atribuir, quisiera destacar la reacción de un sector de la opinión pública que irresponsablemente puso en tela de juicio la integridad de las fuerzas armadas, con base en las acusaciones —las cuales no son concluyentes— que se le imputaron al general Cienfuegos.

Dichas conclusiones erróneas, o como mínimo, sesgadas, poco aportan a los grandes retos que enfrentan las fuerzas armadas. Por el contrario, únicamente sirven para atizar la polarización y la confrontación social que se viven en la actualidad.

Las fuerzas armadas son una institución conformada por hombres y mujeres, quienes día con día salen de sus hogares para comprometer sus vidas —¡y vaya que las arriesgan!— para cumplir con la valerosa encomienda de salvaguardar y proteger la vida e integridad de las familias mexicanas.

Entre la pandemia y las desafortunadas inundaciones que se viven en Tabasco, así como en los distintos desastres naturales que han azotado a nuestro país, hemos sido testigos de las imágenes heroicas de soldados entregando su vida por la de otros.

En el marco de la coyuntura que estamos atravesando, es importante mencionar que para nuestras fuerzas armadas no hubo una “nueva normalidad”, su normalidad es la misma: salir todos los días a dar la vida por México. Lo menos que debemos retribuirles es un poco de respeto y gratitud; tampoco es una hoja en blanco para actuar con impunidad.

Sirva esta pequeña trinchera para externar mi más profundo reconocimiento y admiración a todos y cada uno de los miles de héroes anónimos que forman parte de nuestras fuerzas armadas, por la patriótica, leal y noble labor que desempeñan. Nuestras fuerzas armadas son la última compuerta que evita una catástrofe de seguridad. Ésta no la debemos abrir, sino reforzarla.


Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina

En medio de un esfuerzo histórico y sin precedentes por parte del cuerpo diplomático de nuestro país, el general del Ejército Mexicano, Salvador Cienfuegos Zepeda, fue absuelto de los cargos que enfrentaba.

Independientemente de las distintas interpretaciones políticas que se le puedan atribuir, quisiera destacar la reacción de un sector de la opinión pública que irresponsablemente puso en tela de juicio la integridad de las fuerzas armadas, con base en las acusaciones —las cuales no son concluyentes— que se le imputaron al general Cienfuegos.

Dichas conclusiones erróneas, o como mínimo, sesgadas, poco aportan a los grandes retos que enfrentan las fuerzas armadas. Por el contrario, únicamente sirven para atizar la polarización y la confrontación social que se viven en la actualidad.

Las fuerzas armadas son una institución conformada por hombres y mujeres, quienes día con día salen de sus hogares para comprometer sus vidas —¡y vaya que las arriesgan!— para cumplir con la valerosa encomienda de salvaguardar y proteger la vida e integridad de las familias mexicanas.

Entre la pandemia y las desafortunadas inundaciones que se viven en Tabasco, así como en los distintos desastres naturales que han azotado a nuestro país, hemos sido testigos de las imágenes heroicas de soldados entregando su vida por la de otros.

En el marco de la coyuntura que estamos atravesando, es importante mencionar que para nuestras fuerzas armadas no hubo una “nueva normalidad”, su normalidad es la misma: salir todos los días a dar la vida por México. Lo menos que debemos retribuirles es un poco de respeto y gratitud; tampoco es una hoja en blanco para actuar con impunidad.

Sirva esta pequeña trinchera para externar mi más profundo reconocimiento y admiración a todos y cada uno de los miles de héroes anónimos que forman parte de nuestras fuerzas armadas, por la patriótica, leal y noble labor que desempeñan. Nuestras fuerzas armadas son la última compuerta que evita una catástrofe de seguridad. Ésta no la debemos abrir, sino reforzarla.


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