/ sábado 8 de mayo de 2021

Lo que no nos define | La salida de lo político y la soledad social

"Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, de que no había vivido.” (David Thoreau).

Hoy en día, al hombre lo caracteriza una marcada apatía hacia lo político. Las relaciones humanas se ciñen a nuevos esquemas de conexión, que no promueven la integración social. Es un hecho que, dada su naturaleza, el ser humano no puede pensarse aislado ni fuera de la sociedad. Somos animales sociales en cuanto a nuestra interdependencia.

En el contexto actual, los intentos por unificar a la comunidad, así como por reconstruir los espacios de convivencia, resultan poco viables en medio del estallido de un clima de polarización generalizada. De esta manera, es posible observar a la humanidad salir, a pasos agigantados, de lo político.

Pareciera que no existen vías para construir una base compartida de mutuo acuerdo, fundamentalmente porque el diálogo está en plena extinción. Nociones como las de justicia y virtud, ya no son objeto de reflexión, mucho menos de discusión. No hay apertura a la verdad, ni cabida para las convicciones morales. Lo que prima es la verticalidad y la imposición de ideologías vacías, que acentúan la identidad, pero no ofrecen respuestas convincentes a las inmensas preguntas.

Con el paso de los años, nos hemos apartado de nuestros semejantes, no obstante, ello se ha traducido en una soledad abrumadora. Entonces, ¿qué hacer cuando la cercanía hiere y el aislamiento congela? ¿Qué es preferible, el dolor o la tristeza?

Distintos grupos de la sociedad experimentan una desgarradora sensación de abandono, misma que motiva la indiferencia frente a lo común. Esto fomenta el resentimiento y crea un manantial de frustración. Bajo esta coyuntura, los gobernantes y la clase política no han sido capaces de realizar una lectura atinada de la realidad. ¿Estamos al tanto de que los ajenos son más cercanos, que también sienten, se preocupan y tienen ideales valiosos?

En la redefinición del hombre en nuestros tiempos, se advierte una desvinculación del plano político, por considerarlo tóxico y fallido, cuando es desde lo político donde podemos articular causas comunes, más allá de lo que estimamos bueno y malo.

Al final del túnel en el cual nos encontramos, aún no es posible distinguir sí habrá pronto un retorno a lo político. En este sentido, es preciso reforzar el valor de la comunidad y hacer factible el ejercicio de nuestras libertades en un marco democrático. ¡Es momento de dignificar y resaltar la grandeza de la acción política!

¿Será la soledad social, y entender que no hemos vivido, lo que no nos define?


Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina

"Quise vivir profundamente y desechar todo aquello que no fuera vida… para no darme cuenta, en el momento de morir, de que no había vivido.” (David Thoreau).

Hoy en día, al hombre lo caracteriza una marcada apatía hacia lo político. Las relaciones humanas se ciñen a nuevos esquemas de conexión, que no promueven la integración social. Es un hecho que, dada su naturaleza, el ser humano no puede pensarse aislado ni fuera de la sociedad. Somos animales sociales en cuanto a nuestra interdependencia.

En el contexto actual, los intentos por unificar a la comunidad, así como por reconstruir los espacios de convivencia, resultan poco viables en medio del estallido de un clima de polarización generalizada. De esta manera, es posible observar a la humanidad salir, a pasos agigantados, de lo político.

Pareciera que no existen vías para construir una base compartida de mutuo acuerdo, fundamentalmente porque el diálogo está en plena extinción. Nociones como las de justicia y virtud, ya no son objeto de reflexión, mucho menos de discusión. No hay apertura a la verdad, ni cabida para las convicciones morales. Lo que prima es la verticalidad y la imposición de ideologías vacías, que acentúan la identidad, pero no ofrecen respuestas convincentes a las inmensas preguntas.

Con el paso de los años, nos hemos apartado de nuestros semejantes, no obstante, ello se ha traducido en una soledad abrumadora. Entonces, ¿qué hacer cuando la cercanía hiere y el aislamiento congela? ¿Qué es preferible, el dolor o la tristeza?

Distintos grupos de la sociedad experimentan una desgarradora sensación de abandono, misma que motiva la indiferencia frente a lo común. Esto fomenta el resentimiento y crea un manantial de frustración. Bajo esta coyuntura, los gobernantes y la clase política no han sido capaces de realizar una lectura atinada de la realidad. ¿Estamos al tanto de que los ajenos son más cercanos, que también sienten, se preocupan y tienen ideales valiosos?

En la redefinición del hombre en nuestros tiempos, se advierte una desvinculación del plano político, por considerarlo tóxico y fallido, cuando es desde lo político donde podemos articular causas comunes, más allá de lo que estimamos bueno y malo.

Al final del túnel en el cual nos encontramos, aún no es posible distinguir sí habrá pronto un retorno a lo político. En este sentido, es preciso reforzar el valor de la comunidad y hacer factible el ejercicio de nuestras libertades en un marco democrático. ¡Es momento de dignificar y resaltar la grandeza de la acción política!

¿Será la soledad social, y entender que no hemos vivido, lo que no nos define?


Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina