/ sábado 10 de octubre de 2020

Lo que no nos define | Las afores en un entorno de recesión económica (primera parte)

El sistema de pensiones constituye uno de los principales ingredientes de inclusión en el mundo. Representa, en todos los ámbitos, un pilar de certeza, de promoción al desarrollo y de crecimiento económico. No es un tema exclusivamente financiero, sino un asunto de Estado y reflejo claro de un país y su institucionalidad.

Por ello, es un termómetro de efervescencia política y de felicidad pública, en el marco de un entorno vigente de predominio de la cultura antagónica. Aunque vivimos como si fuéramos eternos, parafraseando a Woody Allen, nos preocupa el futuro porque es el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestra vida.

Los Países Bajos y Dinamarca tienen los mejores sistemas de pensiones a nivel global. En Dinamarca la edad de jubilación es de 65 años, aunque a partir de este año será de 67. El esquema danés se divide en tres vertientes: un sistema público de reparto; sistemas complementarios que se financian con contribuciones de empleadores y trabajadores; y uno de aportaciones voluntarias.

Francia encierra un caso especial: el esquema está integrado por 42 sistemas distintos. Los ciudadanos franceses reciben sus pensiones con base en su profesión, si se es empleado en el sector público, entre otros criterios. De hecho, en 2019 el país atravesó por una oleada de protestas, ya que el presidente Emmanuel Macron se propuso reemplazar este modelo de pensiones por uno único que otorgara un mismo piso de derechos a todos los trabajadores. Cabe resaltar que, actualmente, la edad de jubilación es de 62 años. En Estados Unidos, el sistema de retiro contempla las pensiones públicas, mismas que son accesibles desde los 62 años; no obstante, la mayoría de los estadounidenses se retiran a los 67 —edad en que cobran el máximo de sus jubilaciones—.

En México, de origen se encaró una realidad diferente a la actual por tres motivos en concreto: i) existía una menor esperanza de vida y mayor permanencia en el empleo, ii) las personas se jubilaban por poco tiempo, y iii) las familias eran numerosas. Bajo estas premisas, se instrumentó el modelo de pensiones de reparto, en el cual los jóvenes adheridos al mercado laboral financiaban mediante sus contribuciones las pensiones de un número acotado de adultos mayores.

El sistema, como la tierra de Galileo, y sin embargo se mueve… funcionó en tanto permanecieron constantes un par de variables: un bono poblacional conformado por muchos jóvenes y pocos adultos mayores. En 1997, nuestro país dio un paso importante en la materia. Reformó el esquema tradicional de reparto y lo sustituyó por uno público de capitalización de cuentas individuales, administrado y resguardado por las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES). A 23 años de distancia, el sistema de ahorro para el retiro (SAR) cuenta con más de 66 millones de cuentas, y los ahorros de los trabajadores suman 4.2 billones de pesos —lo que representa 17.2% del PIB—. Con arreglo al Índice Global de Envejecimiento 2015, México tiene una esperanza de vida de 74.9 años y se encuentra clasificado en el puesto 33 del ranking, conformado por 96 naciones.

La demografía, la formalidad y el diseño económico de los países definen la naturaleza y estructura de los sistemas de pensiones. Cada uno tiene sus propios desafíos, problemáticas y perspectivas. Ahora bien, no habrá vías para atajar esta cuestión mientras sigan presentes los retos derivados del envejecimiento poblacional, la productividad económica y la afectación a la estabilidad financiera; en medio de un panorama crítico donde se acentúan —a todas luces— la incertidumbre, el malestar social y una recesión económica global.

Sobre esto, y más, continuaremos profundizando en las siguientes entregas.


Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina


El sistema de pensiones constituye uno de los principales ingredientes de inclusión en el mundo. Representa, en todos los ámbitos, un pilar de certeza, de promoción al desarrollo y de crecimiento económico. No es un tema exclusivamente financiero, sino un asunto de Estado y reflejo claro de un país y su institucionalidad.

Por ello, es un termómetro de efervescencia política y de felicidad pública, en el marco de un entorno vigente de predominio de la cultura antagónica. Aunque vivimos como si fuéramos eternos, parafraseando a Woody Allen, nos preocupa el futuro porque es el lugar donde vamos a pasar el resto de nuestra vida.

Los Países Bajos y Dinamarca tienen los mejores sistemas de pensiones a nivel global. En Dinamarca la edad de jubilación es de 65 años, aunque a partir de este año será de 67. El esquema danés se divide en tres vertientes: un sistema público de reparto; sistemas complementarios que se financian con contribuciones de empleadores y trabajadores; y uno de aportaciones voluntarias.

Francia encierra un caso especial: el esquema está integrado por 42 sistemas distintos. Los ciudadanos franceses reciben sus pensiones con base en su profesión, si se es empleado en el sector público, entre otros criterios. De hecho, en 2019 el país atravesó por una oleada de protestas, ya que el presidente Emmanuel Macron se propuso reemplazar este modelo de pensiones por uno único que otorgara un mismo piso de derechos a todos los trabajadores. Cabe resaltar que, actualmente, la edad de jubilación es de 62 años. En Estados Unidos, el sistema de retiro contempla las pensiones públicas, mismas que son accesibles desde los 62 años; no obstante, la mayoría de los estadounidenses se retiran a los 67 —edad en que cobran el máximo de sus jubilaciones—.

En México, de origen se encaró una realidad diferente a la actual por tres motivos en concreto: i) existía una menor esperanza de vida y mayor permanencia en el empleo, ii) las personas se jubilaban por poco tiempo, y iii) las familias eran numerosas. Bajo estas premisas, se instrumentó el modelo de pensiones de reparto, en el cual los jóvenes adheridos al mercado laboral financiaban mediante sus contribuciones las pensiones de un número acotado de adultos mayores.

El sistema, como la tierra de Galileo, y sin embargo se mueve… funcionó en tanto permanecieron constantes un par de variables: un bono poblacional conformado por muchos jóvenes y pocos adultos mayores. En 1997, nuestro país dio un paso importante en la materia. Reformó el esquema tradicional de reparto y lo sustituyó por uno público de capitalización de cuentas individuales, administrado y resguardado por las Administradoras de Fondos para el Retiro (AFORES). A 23 años de distancia, el sistema de ahorro para el retiro (SAR) cuenta con más de 66 millones de cuentas, y los ahorros de los trabajadores suman 4.2 billones de pesos —lo que representa 17.2% del PIB—. Con arreglo al Índice Global de Envejecimiento 2015, México tiene una esperanza de vida de 74.9 años y se encuentra clasificado en el puesto 33 del ranking, conformado por 96 naciones.

La demografía, la formalidad y el diseño económico de los países definen la naturaleza y estructura de los sistemas de pensiones. Cada uno tiene sus propios desafíos, problemáticas y perspectivas. Ahora bien, no habrá vías para atajar esta cuestión mientras sigan presentes los retos derivados del envejecimiento poblacional, la productividad económica y la afectación a la estabilidad financiera; en medio de un panorama crítico donde se acentúan —a todas luces— la incertidumbre, el malestar social y una recesión económica global.

Sobre esto, y más, continuaremos profundizando en las siguientes entregas.


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