/ sábado 11 de septiembre de 2021

Lo que no nos define | ¿Veinte años no es nada?

Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, en el exquisito tango Volver, revelaron: “Veinte años no es nada.” Ambos lo escribieron, pero Gardel le dio vida. A dos décadas de distancia del lamentable ataque a las Torres Gemelas, es preciso reconocer que estaban equivocados… Veinte años tienen un profundo alcance.

Previo al 11-S el mundo se encontraba frente a un paradigma desconocido: el inicio del siglo XXI. México fue un actor clave en este proceso; en cinco ocasiones ha sido miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Su tercera actuación (2002-2003), se desenvolvió en un ambiente de tensión, marcado por la guerra contra el terrorismo. En dicho bienio, Adolfo Aguilar Zínser, embajador de México ante la ONU, desempeñó un papel importante atendiendo múltiples temas de vasta complejidad, como el de Afganistán e Irak.

Algunos países miembros querían emprender una serie de inspecciones en territorio afgano e iraquí, con el objetivo de determinar la existencia de armas de destrucción masiva; si se rehusaban al desarme, personal militar entraría en escena. México optó por privilegiar la vía diplomática y rechazó el uso de la fuerza. Sin embargo, Estados Unidos, Gran Bretaña y España decidieron intervenir.

En ese entonces, pese a varias reservas y muchos años de intenso trabajo bilateral, México apostaba por una reforma migratoria con EE.UU., denominada “la enchilada completa”, encabezada por el canciller Jorge Castañeda, a fin de regular la situación jurídica de millones de mexicanos indocumentados. No obstante, derivado de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, se frenó tal posibilidad y todo cambió. Cabe señalar que Al Qaeda intentó diversos atentados que no se concretaron, como el de la Navidad de 2019.

Las autoridades norteamericanas endurecieron sus políticas en materia de defensa nacional, con el propósito de impedir ataques terroristas. Irremediablemente, esto alteró los sistemas de seguridad aérea internacional, así como los esquemas de inspección aduanera y migratoria con nuevas reglas y restricciones, cuestiones que obstaculizaron el comercio y el tránsito de personas.

Asimismo, comenzó a predominar la islamofobia en suelo estadounidense, a pesar de que hay aproximadamente 4 millones 150 mil musulmanes en Norteamérica, al igual que en otros países occidentales que también sufrieron los estragos de los atentados. Por otro lado, se desencadenaron elementos de indignación hacia el terrorismo, al tiempo que se cosecharon sentimientos antinorteamericanos en Medio Oriente, Asia y Latinoamérica. Se dice que las llamadas telefónicas de las víctimas del 11-S constituyeron auténticos mensajes de amor.

Recuerdo que aquel día estaba en mi casa, no había asistido a la escuela por algún motivo irrelevante; prendí la televisión y fui testigo de un hecho histórico que cimbró al mundo entero.

¿Veinte años no es nada? Nos damos cuenta de que 20 años han sido mucho: cuatro presidentes norteamericanos; el regreso de los involucrados en el conflicto en Afganistán "con la frente marchita”, especialmente la población vulnerable; una crisis financiera; la Primavera Árabe; el advenimiento del populismo; las variaciones del tipo de cambio; la renegociación del T-MEC; el crecimiento y consolidación de China como potencia; el renacimiento de Rusia; señalamientos sobre el capitalismo; la emergencia climática; una pandemia...

Por lo tanto, ¿en esta ocasión, será el ritmo del famoso tango Volver lo que no nos define?


Consultor y profesor universitario

Twitter: Petaco10marina

Facebook: Petaco Diez Marina

Instagram: Petaco10marina

Carlos Gardel y Alfredo Le Pera, en el exquisito tango Volver, revelaron: “Veinte años no es nada.” Ambos lo escribieron, pero Gardel le dio vida. A dos décadas de distancia del lamentable ataque a las Torres Gemelas, es preciso reconocer que estaban equivocados… Veinte años tienen un profundo alcance.

Previo al 11-S el mundo se encontraba frente a un paradigma desconocido: el inicio del siglo XXI. México fue un actor clave en este proceso; en cinco ocasiones ha sido miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Su tercera actuación (2002-2003), se desenvolvió en un ambiente de tensión, marcado por la guerra contra el terrorismo. En dicho bienio, Adolfo Aguilar Zínser, embajador de México ante la ONU, desempeñó un papel importante atendiendo múltiples temas de vasta complejidad, como el de Afganistán e Irak.

Algunos países miembros querían emprender una serie de inspecciones en territorio afgano e iraquí, con el objetivo de determinar la existencia de armas de destrucción masiva; si se rehusaban al desarme, personal militar entraría en escena. México optó por privilegiar la vía diplomática y rechazó el uso de la fuerza. Sin embargo, Estados Unidos, Gran Bretaña y España decidieron intervenir.

En ese entonces, pese a varias reservas y muchos años de intenso trabajo bilateral, México apostaba por una reforma migratoria con EE.UU., denominada “la enchilada completa”, encabezada por el canciller Jorge Castañeda, a fin de regular la situación jurídica de millones de mexicanos indocumentados. No obstante, derivado de los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001, se frenó tal posibilidad y todo cambió. Cabe señalar que Al Qaeda intentó diversos atentados que no se concretaron, como el de la Navidad de 2019.

Las autoridades norteamericanas endurecieron sus políticas en materia de defensa nacional, con el propósito de impedir ataques terroristas. Irremediablemente, esto alteró los sistemas de seguridad aérea internacional, así como los esquemas de inspección aduanera y migratoria con nuevas reglas y restricciones, cuestiones que obstaculizaron el comercio y el tránsito de personas.

Asimismo, comenzó a predominar la islamofobia en suelo estadounidense, a pesar de que hay aproximadamente 4 millones 150 mil musulmanes en Norteamérica, al igual que en otros países occidentales que también sufrieron los estragos de los atentados. Por otro lado, se desencadenaron elementos de indignación hacia el terrorismo, al tiempo que se cosecharon sentimientos antinorteamericanos en Medio Oriente, Asia y Latinoamérica. Se dice que las llamadas telefónicas de las víctimas del 11-S constituyeron auténticos mensajes de amor.

Recuerdo que aquel día estaba en mi casa, no había asistido a la escuela por algún motivo irrelevante; prendí la televisión y fui testigo de un hecho histórico que cimbró al mundo entero.

¿Veinte años no es nada? Nos damos cuenta de que 20 años han sido mucho: cuatro presidentes norteamericanos; el regreso de los involucrados en el conflicto en Afganistán "con la frente marchita”, especialmente la población vulnerable; una crisis financiera; la Primavera Árabe; el advenimiento del populismo; las variaciones del tipo de cambio; la renegociación del T-MEC; el crecimiento y consolidación de China como potencia; el renacimiento de Rusia; señalamientos sobre el capitalismo; la emergencia climática; una pandemia...

Por lo tanto, ¿en esta ocasión, será el ritmo del famoso tango Volver lo que no nos define?


Consultor y profesor universitario

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