/ martes 15 de marzo de 2022

Neurona ciudadana | El amor por Querétaro

Lo que sucedió el pasado sábado 5 de marzo en el estadio Corregidora es un claro llamado de atención muy duro, no sólo a las autoridades de todos los niveles de gobierno, sino a la sociedad en general, ya que es una muestra de lo que vive nuestro país en materia de violencia de muchos tipos y de muchas magnitudes.

Sin embargo, estereotipar, generalizar o discriminar a un sector de la sociedad tampoco es la solución, por lo que considero urgente atender las causas de raíz, pues existe un sector de la población que ha sido desatendido y no nos podemos olvidar de ellos; poner atención en las condiciones del núcleo familiar de Querétaro es prioritario, pues el resquebrajamiento de este, es una dura realidad que enfrentamos en la actualidad.

No podemos pasar página como si nada hubiera ocurrido, ni negar que existe una deuda histórica con muchas y muchos queretanos. No puede haber ciudadanos de primera, de segunda y hasta de tercera.

Nunca vamos a justificar la violencia y menos lo que pasó en el estadio, pero es necesario ir más allá para encontrar soluciones reales, ya que encerrar a los culpables sólo será una pequeña parte de esa gran lista de acciones que hay que emprender para acabar con cualquier signo de violencia y desigualdad en nuestro estado.

Enfocarnos en la seguridad, salud, educación, justicia y bienestar para todos, sin distingo, es una tarea que debe ocuparnos como sociedad y por supuesto, como gobierno. Es momento de demostrar lo que por muchos años hemos construido de manera conjunta: la fortaleza, unidad y resiliencia de los queretanos.

Considero que son mucho más las cosas buenas a destacar y por eso estoy convencida de que es momento de trabajar con más fuerza, unidos, tanto gobierno, iniciativa privada, academia y la sociedad en general para reducir esas brechas sociales y generar un bienestar real en todos los sectores de la población.

Sin duda, hablar de Querétaro es hablar de innovación, de trabajo, de esfuerzo, de calidad, de bellezas naturales, de industria de vanguardia, de excelentes centros de investigación, de calidez de su gente, de historia y de tantas otras cosas positivas, pero no podemos olvidarnos de ese Querétaro que también requiere toda nuestra atención y esfuerzos.

Esté desafortunado evento, así como otros con menor difusión mediática, presentes y futuros, son una prueba para las instituciones que Querétaro ha logrado construir a través de años de estabilidad política y financiera.

Lo que pasó en el estado Corregidora no debe ocurrir nunca más, por eso reconozco el trabajo que ha encabezado el gobernador Mauricio Kuri, quien de manera congruente ha aceptado que hubo errores, pero al mismo tiempo ha actuado y enviado una señal contundente de que aquí no existe la impunidad y la indiferencia a esta situación. Los queretanos esperamos justicia penal y justicia social.

Insisto, no nos podemos olvidar de los retos que tiene Querétaro, todo lo contrario, es momento de trabajar juntos y en sinergia para atender los problemas que existen y resolverlos hoy y todos los días. Sólo así, es como podremos demostrar ese amor que le profesamos a nuestro estado y a nuestro país. Recordemos que Querétaro somos todos y todas, sin distingos.


Lo que sucedió el pasado sábado 5 de marzo en el estadio Corregidora es un claro llamado de atención muy duro, no sólo a las autoridades de todos los niveles de gobierno, sino a la sociedad en general, ya que es una muestra de lo que vive nuestro país en materia de violencia de muchos tipos y de muchas magnitudes.

Sin embargo, estereotipar, generalizar o discriminar a un sector de la sociedad tampoco es la solución, por lo que considero urgente atender las causas de raíz, pues existe un sector de la población que ha sido desatendido y no nos podemos olvidar de ellos; poner atención en las condiciones del núcleo familiar de Querétaro es prioritario, pues el resquebrajamiento de este, es una dura realidad que enfrentamos en la actualidad.

No podemos pasar página como si nada hubiera ocurrido, ni negar que existe una deuda histórica con muchas y muchos queretanos. No puede haber ciudadanos de primera, de segunda y hasta de tercera.

Nunca vamos a justificar la violencia y menos lo que pasó en el estadio, pero es necesario ir más allá para encontrar soluciones reales, ya que encerrar a los culpables sólo será una pequeña parte de esa gran lista de acciones que hay que emprender para acabar con cualquier signo de violencia y desigualdad en nuestro estado.

Enfocarnos en la seguridad, salud, educación, justicia y bienestar para todos, sin distingo, es una tarea que debe ocuparnos como sociedad y por supuesto, como gobierno. Es momento de demostrar lo que por muchos años hemos construido de manera conjunta: la fortaleza, unidad y resiliencia de los queretanos.

Considero que son mucho más las cosas buenas a destacar y por eso estoy convencida de que es momento de trabajar con más fuerza, unidos, tanto gobierno, iniciativa privada, academia y la sociedad en general para reducir esas brechas sociales y generar un bienestar real en todos los sectores de la población.

Sin duda, hablar de Querétaro es hablar de innovación, de trabajo, de esfuerzo, de calidad, de bellezas naturales, de industria de vanguardia, de excelentes centros de investigación, de calidez de su gente, de historia y de tantas otras cosas positivas, pero no podemos olvidarnos de ese Querétaro que también requiere toda nuestra atención y esfuerzos.

Esté desafortunado evento, así como otros con menor difusión mediática, presentes y futuros, son una prueba para las instituciones que Querétaro ha logrado construir a través de años de estabilidad política y financiera.

Lo que pasó en el estado Corregidora no debe ocurrir nunca más, por eso reconozco el trabajo que ha encabezado el gobernador Mauricio Kuri, quien de manera congruente ha aceptado que hubo errores, pero al mismo tiempo ha actuado y enviado una señal contundente de que aquí no existe la impunidad y la indiferencia a esta situación. Los queretanos esperamos justicia penal y justicia social.

Insisto, no nos podemos olvidar de los retos que tiene Querétaro, todo lo contrario, es momento de trabajar juntos y en sinergia para atender los problemas que existen y resolverlos hoy y todos los días. Sólo así, es como podremos demostrar ese amor que le profesamos a nuestro estado y a nuestro país. Recordemos que Querétaro somos todos y todas, sin distingos.