/ martes 2 de febrero de 2021

Neurona ciudadana|La pandemia y la salud mental

Hace unos días, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau subió a sus redes sociales una foto en donde se le observa platicando con uno de sus hijos. El mandatario canadiense explicaba que la impresora familiar está instalada en la oficina que tiene en casa y que eso significaba ser interrumpido varias veces al día por sus hijos al realizar sus tareas escolares. Señaló algunas ventajas de este nuevo escenario que nos ha tocado vivir como consecuencia de la pandemia, como el hecho de pasar más tiempo en familia y poder hablar de temas como la escuela, los deberes, los deportes y de algo muy importante: la salud mental.

Esto me llamó la atención, pues son muy pocos los líderes políticos que se atreven a hablar de este tema. Sin embargo, creo que esto debería convertirse en una prioridad, pues, así como es importante la salud física, lo es también la salud mental.

El tema ha estado satanizado por años, ya que existe miedo de ser tachado como “loco” si se manifiesta alguna señal de debilidad emocional como la depresión, ansiedad, trastornos alimenticios, ataques de pánico o fobias, que por desgracia se han agudizado con esta emergencia sanitaria.

El año pasado, Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud alertaba sobre la necesidad de invertir e incrementar los servicios de salud mental para hacer frente a los estragos que está generando la pandemia por COVID-19. Es así, que, a las complicaciones de la salud física, hay que añadirle el incremento de problemas de salud mental, violencia doméstica, pobreza, desempleo, entre otros.

Si le ponemos número, al 31 de enero de 2021, el mundo ya acumulaba 2 millones 225 mil 773 muertes, de las cuales, 158 mil se han presentado en nuestro país. Es decir, existen más de dos millones de familias afectadas por la muerte de un familiar y eso claro que tiene consecuencias emocionales.

Podemos hacer una analogía con la guerra de Vietnam, en la que se estima murieron más de 2 millones de vietnamitas y 58 mil estadounidenses. Hoy, Estados Unidos ya acumula más de 439 mil muertos por SARS–CoV-2, es decir, el coronavirus ha matado a más estadounidenses que ese conflicto bélico.

El coronavirus ha puesto al mundo de rodillas, pues lo mismo vence a pobres que a ricos, a poderosos como a gente común, a hombres y mujeres, a médicos y pacientes.

Además de fortalecer los esquemas de vacunación y prevención de contagio, es momento de generar estrategias que atiendan la salud mental dentro de la casa, la empresa y el gobierno, de lo contrario, las consecuencias podrían ser catastróficas para todos los sectores de la población. Hoy más que nunca debemos ser empáticos y evitar caer en el prejuicio fácil y estúpido de considerar “loco” a alguien que manifiesta alguna problemática que lo mantiene al borde la depresión, el pánico, el miedo o la ansiedad.

Esta pandemia nos ha venido a enseñar cuáles deberían ser nuestras prioridades como humanidad y la atención a la salud mental es una de ellas. Ojalá que más dirigentes mundiales como Trudeau le prestaran más atención a este tema. No nos queda mucho tiempo.

*Presidenta de la Federación Bajío

Centro de Coparmex

Hace unos días, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau subió a sus redes sociales una foto en donde se le observa platicando con uno de sus hijos. El mandatario canadiense explicaba que la impresora familiar está instalada en la oficina que tiene en casa y que eso significaba ser interrumpido varias veces al día por sus hijos al realizar sus tareas escolares. Señaló algunas ventajas de este nuevo escenario que nos ha tocado vivir como consecuencia de la pandemia, como el hecho de pasar más tiempo en familia y poder hablar de temas como la escuela, los deberes, los deportes y de algo muy importante: la salud mental.

Esto me llamó la atención, pues son muy pocos los líderes políticos que se atreven a hablar de este tema. Sin embargo, creo que esto debería convertirse en una prioridad, pues, así como es importante la salud física, lo es también la salud mental.

El tema ha estado satanizado por años, ya que existe miedo de ser tachado como “loco” si se manifiesta alguna señal de debilidad emocional como la depresión, ansiedad, trastornos alimenticios, ataques de pánico o fobias, que por desgracia se han agudizado con esta emergencia sanitaria.

El año pasado, Carissa F. Etienne, directora de la Organización Panamericana de la Salud alertaba sobre la necesidad de invertir e incrementar los servicios de salud mental para hacer frente a los estragos que está generando la pandemia por COVID-19. Es así, que, a las complicaciones de la salud física, hay que añadirle el incremento de problemas de salud mental, violencia doméstica, pobreza, desempleo, entre otros.

Si le ponemos número, al 31 de enero de 2021, el mundo ya acumulaba 2 millones 225 mil 773 muertes, de las cuales, 158 mil se han presentado en nuestro país. Es decir, existen más de dos millones de familias afectadas por la muerte de un familiar y eso claro que tiene consecuencias emocionales.

Podemos hacer una analogía con la guerra de Vietnam, en la que se estima murieron más de 2 millones de vietnamitas y 58 mil estadounidenses. Hoy, Estados Unidos ya acumula más de 439 mil muertos por SARS–CoV-2, es decir, el coronavirus ha matado a más estadounidenses que ese conflicto bélico.

El coronavirus ha puesto al mundo de rodillas, pues lo mismo vence a pobres que a ricos, a poderosos como a gente común, a hombres y mujeres, a médicos y pacientes.

Además de fortalecer los esquemas de vacunación y prevención de contagio, es momento de generar estrategias que atiendan la salud mental dentro de la casa, la empresa y el gobierno, de lo contrario, las consecuencias podrían ser catastróficas para todos los sectores de la población. Hoy más que nunca debemos ser empáticos y evitar caer en el prejuicio fácil y estúpido de considerar “loco” a alguien que manifiesta alguna problemática que lo mantiene al borde la depresión, el pánico, el miedo o la ansiedad.

Esta pandemia nos ha venido a enseñar cuáles deberían ser nuestras prioridades como humanidad y la atención a la salud mental es una de ellas. Ojalá que más dirigentes mundiales como Trudeau le prestaran más atención a este tema. No nos queda mucho tiempo.

*Presidenta de la Federación Bajío

Centro de Coparmex