/ martes 27 de agosto de 2019

Para ayudar al Amazonas

¿Qué no es?

No es que el Amazonas sea el pulmón del planeta como muchos lo quieren llamar, porque no lo es. La totalidad del oxígeno que genera la selva la consume la amplia biodiversidad que existe en la zona. En todo caso es un pulmón del mismo Amazonas.

Tampoco es que el Amazonas sea un gran consumidor de dióxido de carbono al “ingerir” cerca de 2 mil millones de toneladas de dicho gas al año. La realidad es que dicha absorción ocurría a principios de los años 90, pero para 2010 había pasado a consumir la mitad, y estudios recientes (University of Leeds, 2015) concluyen que este filtro planetario se ha reducido aún más como resultado del crecimiento en la mortalidad de árboles por viento y sequía.

Ni tampoco es que esta región se está incendiando a niveles nunca antes vistos. Si bien los registros demuestran que los 74 mil incendios forestales que han ocurrido en Brasil en este año representan un aumento de 83% con respecto al mismo período del año anterior (enero-julio de 2018), también lo es que se llegó a niveles similares de incendios en el mismo período de 2016.

¿Qué sí es?

Es la mano del hombre en su expresión más inconsciente; es la deforestación producida intencionalmente por ganaderos y agricultores para procurar la cría de ganado y la siembra de soja para abastecer un mercado regional (principalmente Mercosur), y mundial, donde está incluido México. Es el resultado de deforestar el 16% del Amazonas en las últimas dos décadas.

Es también el ataque despiadado a un hábitat que alberga a una de cada diez especies que hay en el planeta. Es someter al estrés del consumismo al mayor bosque tropical de nuestro mundo.

Y es a la larga, cambiar un bosque de 6.7 millones de kilómetros cuadrados por una sabana de la misma dimensión en los próximos 25 años, resultando en el cambio de especies animales y vegetales con resultados aún desconocidos a profundidad.

¿Qué hacer?

Contribuir en las redes sociales con el hashtag #PrayForAmazonas es una acción que en términos prácticos resulta insuficiente, aunado a que se ha demostrado que la divulgación de esta información no cambia la opinión de las personas y que por el contrario, al ser un tema especializado puede generar confusión en la mayoría, produciendo una espiral de postverdades o verdades a medias.

Lo que sí está en nuestras manos hacer para contribuir de mejor manera a ayudar al Amazonas es mandar una señal al mercado; México importa de Brasil carne, pieles, soja y maderas que son un incentivo para que los productores locales brasileños requieran mayores espacios, mayor tala y por ende mayor deforestación.

No invito al no consumo, sino al consumo responsable, al consumo que exige certificados de origen que estén comprometidos con prácticas amigables con el medio ambiente. Actuemos desde casa, en el mercado, en nuestro entorno más cercano. Exijamos certificados para todos los productos brasileños (y de las otras 8 naciones que también tienen territorio amazónico) fabricados en o con el Amazonas .

¡Actuemos hoy! Si no lo hacemos nos pareceremos a los dinosaurios contemplando apaciblemente el impacto del asteroide.

¿Qué no es?

No es que el Amazonas sea el pulmón del planeta como muchos lo quieren llamar, porque no lo es. La totalidad del oxígeno que genera la selva la consume la amplia biodiversidad que existe en la zona. En todo caso es un pulmón del mismo Amazonas.

Tampoco es que el Amazonas sea un gran consumidor de dióxido de carbono al “ingerir” cerca de 2 mil millones de toneladas de dicho gas al año. La realidad es que dicha absorción ocurría a principios de los años 90, pero para 2010 había pasado a consumir la mitad, y estudios recientes (University of Leeds, 2015) concluyen que este filtro planetario se ha reducido aún más como resultado del crecimiento en la mortalidad de árboles por viento y sequía.

Ni tampoco es que esta región se está incendiando a niveles nunca antes vistos. Si bien los registros demuestran que los 74 mil incendios forestales que han ocurrido en Brasil en este año representan un aumento de 83% con respecto al mismo período del año anterior (enero-julio de 2018), también lo es que se llegó a niveles similares de incendios en el mismo período de 2016.

¿Qué sí es?

Es la mano del hombre en su expresión más inconsciente; es la deforestación producida intencionalmente por ganaderos y agricultores para procurar la cría de ganado y la siembra de soja para abastecer un mercado regional (principalmente Mercosur), y mundial, donde está incluido México. Es el resultado de deforestar el 16% del Amazonas en las últimas dos décadas.

Es también el ataque despiadado a un hábitat que alberga a una de cada diez especies que hay en el planeta. Es someter al estrés del consumismo al mayor bosque tropical de nuestro mundo.

Y es a la larga, cambiar un bosque de 6.7 millones de kilómetros cuadrados por una sabana de la misma dimensión en los próximos 25 años, resultando en el cambio de especies animales y vegetales con resultados aún desconocidos a profundidad.

¿Qué hacer?

Contribuir en las redes sociales con el hashtag #PrayForAmazonas es una acción que en términos prácticos resulta insuficiente, aunado a que se ha demostrado que la divulgación de esta información no cambia la opinión de las personas y que por el contrario, al ser un tema especializado puede generar confusión en la mayoría, produciendo una espiral de postverdades o verdades a medias.

Lo que sí está en nuestras manos hacer para contribuir de mejor manera a ayudar al Amazonas es mandar una señal al mercado; México importa de Brasil carne, pieles, soja y maderas que son un incentivo para que los productores locales brasileños requieran mayores espacios, mayor tala y por ende mayor deforestación.

No invito al no consumo, sino al consumo responsable, al consumo que exige certificados de origen que estén comprometidos con prácticas amigables con el medio ambiente. Actuemos desde casa, en el mercado, en nuestro entorno más cercano. Exijamos certificados para todos los productos brasileños (y de las otras 8 naciones que también tienen territorio amazónico) fabricados en o con el Amazonas .

¡Actuemos hoy! Si no lo hacemos nos pareceremos a los dinosaurios contemplando apaciblemente el impacto del asteroide.