/ martes 20 de abril de 2021

Psicología para todos | El estrés lo pagamos y sufrimos todos

Todos los días podemos escoger, usar un color o tipo de ropa, decidir el tipo de comida, en cierta medida sentimos con cierta seguridad, que también podemos decidir con quién compartiremos nuestra vida laboral y personal, esta sensación construida de ejercicio de nuestra voluntad es útil mientras funciona, la pandemia y el mal manejo del gobierno federal, no lo están permitiendo; desafortunadamente para este fin es necesario estar en un estado emocional de serenidad, cuando el estrés nos inunda esta construcción, puede evaporarse con muchas consecuencias para nuestra salud emocional y física.

El estrés es la reacción del cuerpo, a un desafío o demanda. Cada vez más personas lo sufren; vivimos demasiado de prisa, la pandemia, los cambios económicos y los nuevos retos de estos tiempos, nos han llevado a diferentes trastornos psicológicos.

Aunque muchos se quejan de largas y variadas presiones, horas interminables de transporte y trabajo; en realidad, este es un tipo de estrés tolerable; el verdadero se escribe con mayúscula “E”, y comenzamos a entenderlo en mayor detalle. El primer tipo aunque es desagradable podemos categorizarlo como manejable, en la medida correcta incluso puede fortalecernos.

El segundo puede hacernos más vulnerables, enfermarnos, incapacitarnos o matarnos. ¿Cómo o quién puede distinguirlos?. Los estudios científicos hasta la fecha han adoptado una explicación extraña y subjetiva, mientras más indefenso se sienta una persona cuando se enfrenta a un estresor o fuente de estrés, más tóxicos serán los efectos. Esta sensación de poder ejercer algún control sobre un estresor tiende a disminuir a medida que se desciende en la escala socioeconómica y aumenta la edad; con consecuencias potencialmente graves. Los que están ubicados en la parte inferior de la escala socioeconómica tienen tres veces más probabilidades de morir prematuramente que los que están en la parte superior. También son más propensos a sufrir depresión, enfermedades del corazón y diabetes. Tal vez lo más devastador, el estrés asociado a la pobreza temprana puede tener consecuencias que duran hasta la edad adulta ( Nelson, Lau, and Jarcho 2014).

Incluso aquellos que más tarde logran ascender económicamente pueden presentar efectos persistentes de las dificultades instaladas en los primeros años de vida. Son más propensos a la enfermedad que los que nunca sufrieron carencias materiales o pobreza. Pero los efectos del estrés durante los primeros años de vida también parecen persistir, desfavorablemente moldeado nuestro sistema nervioso y posiblemente incluso acelerando la velocidad a la que envejecemos. El epidemiólogo británico Michael Marmot le ha llamado a este problema: "síndrome del estatus” durante años ha hecho estudios de funcionarios británicos y de otros países, que trabajaron en una jerarquía rígida durante décadas y encontró el papel protagónico de los sospechosos de siempre –el fumar, la dieta y el acceso a la atención sanitaria- no cancelaban por completo el efecto.

Querétaro es la única entidad del país con el índice más alto de oportunidades de empleo y para todos los emprendedores. Partidos comprometidos con la familia ofrecen una gran alternativa para mejorar el ingreso al hogar, más seguridad, oportunidades de desarrollo y de desarrollo parejo en los municipios.

Hay una relación directa entre la salud, el bienestar y el lugar que ocupamos en el gran organigrama: “Cuando más alto se encuentra una persona en la jerarquía social”, según Marmot “mejor su salud”.Marmot (2004) ha identificado un tipo particular de estrés que no solo incluye las conocidas presiones de un jefe autoritario o las preocupaciones de los padres en relación con las posibilidades de que su hijo sea aceptado en una escuela con alta demanda.

SEGUNDA PARTE EN QUINCE DÍAS

Todos los días podemos escoger, usar un color o tipo de ropa, decidir el tipo de comida, en cierta medida sentimos con cierta seguridad, que también podemos decidir con quién compartiremos nuestra vida laboral y personal, esta sensación construida de ejercicio de nuestra voluntad es útil mientras funciona, la pandemia y el mal manejo del gobierno federal, no lo están permitiendo; desafortunadamente para este fin es necesario estar en un estado emocional de serenidad, cuando el estrés nos inunda esta construcción, puede evaporarse con muchas consecuencias para nuestra salud emocional y física.

El estrés es la reacción del cuerpo, a un desafío o demanda. Cada vez más personas lo sufren; vivimos demasiado de prisa, la pandemia, los cambios económicos y los nuevos retos de estos tiempos, nos han llevado a diferentes trastornos psicológicos.

Aunque muchos se quejan de largas y variadas presiones, horas interminables de transporte y trabajo; en realidad, este es un tipo de estrés tolerable; el verdadero se escribe con mayúscula “E”, y comenzamos a entenderlo en mayor detalle. El primer tipo aunque es desagradable podemos categorizarlo como manejable, en la medida correcta incluso puede fortalecernos.

El segundo puede hacernos más vulnerables, enfermarnos, incapacitarnos o matarnos. ¿Cómo o quién puede distinguirlos?. Los estudios científicos hasta la fecha han adoptado una explicación extraña y subjetiva, mientras más indefenso se sienta una persona cuando se enfrenta a un estresor o fuente de estrés, más tóxicos serán los efectos. Esta sensación de poder ejercer algún control sobre un estresor tiende a disminuir a medida que se desciende en la escala socioeconómica y aumenta la edad; con consecuencias potencialmente graves. Los que están ubicados en la parte inferior de la escala socioeconómica tienen tres veces más probabilidades de morir prematuramente que los que están en la parte superior. También son más propensos a sufrir depresión, enfermedades del corazón y diabetes. Tal vez lo más devastador, el estrés asociado a la pobreza temprana puede tener consecuencias que duran hasta la edad adulta ( Nelson, Lau, and Jarcho 2014).

Incluso aquellos que más tarde logran ascender económicamente pueden presentar efectos persistentes de las dificultades instaladas en los primeros años de vida. Son más propensos a la enfermedad que los que nunca sufrieron carencias materiales o pobreza. Pero los efectos del estrés durante los primeros años de vida también parecen persistir, desfavorablemente moldeado nuestro sistema nervioso y posiblemente incluso acelerando la velocidad a la que envejecemos. El epidemiólogo británico Michael Marmot le ha llamado a este problema: "síndrome del estatus” durante años ha hecho estudios de funcionarios británicos y de otros países, que trabajaron en una jerarquía rígida durante décadas y encontró el papel protagónico de los sospechosos de siempre –el fumar, la dieta y el acceso a la atención sanitaria- no cancelaban por completo el efecto.

Querétaro es la única entidad del país con el índice más alto de oportunidades de empleo y para todos los emprendedores. Partidos comprometidos con la familia ofrecen una gran alternativa para mejorar el ingreso al hogar, más seguridad, oportunidades de desarrollo y de desarrollo parejo en los municipios.

Hay una relación directa entre la salud, el bienestar y el lugar que ocupamos en el gran organigrama: “Cuando más alto se encuentra una persona en la jerarquía social”, según Marmot “mejor su salud”.Marmot (2004) ha identificado un tipo particular de estrés que no solo incluye las conocidas presiones de un jefe autoritario o las preocupaciones de los padres en relación con las posibilidades de que su hijo sea aceptado en una escuela con alta demanda.

SEGUNDA PARTE EN QUINCE DÍAS