/ miércoles 22 de mayo de 2019

Reflexiones en la construcción de un proyecto de educación superior

Las universidades de hoy deben ser socialmente responsables para formar profesionistas de pensamiento independiente, comprometidos con las necesidades actuales, que se desempeñen siempre a favor del bienestar colectivo, pero también ciudadanos críticos y responsables. En el contexto político, las universidades públicas, particularmente las autónomas, debemos establecer una relación respetuosa y bien delimitada con los diferentes gobiernos para evitar entrar en juegos partidistas. La relación de respeto debe ser mutua con la finalidad de lograr colaborar en proyectos que beneficien el bien común y social.

La lucha en los últimos años ha girado alrededor de lograr la suficiencia presupuestal pues durante al menos dos décadas, las universidades públicas hemos padecido el poco compromiso por parte de los diferentes órdenes de gobierno para la asignación de un presupuesto suficiente. Por ello, es indispensable que se defina claramente y en la ley, la corresponsabilidad de la federación, estado y municipios para dotar a las universidades de recursos suficientes, siempre en el entendido de que debemos aplicar los recursos de forma clara, responsable y transparente. La autonomía no es un escudo que nos cubra para la impunidad o la corrupción.

Debemos buscar la asignación de un presupuesto equitativo ya que actualmente el subsidio recibido por alumno fluctúa entre 30 mil y 125 mil pesos. Hay que dotar a los estudiantes de las mismas oportunidades. De igual manera, es indispensable establecer la corresponsabilidad de los gobiernos estatales en la asignación de presupuesto ya que, de las 35 universidades públicas autónomas, solo 25% reciben un subsidio peso a peso, es decir, 50% es aportado por la federación y 50% por la entidad federativa. El resto, recibimos una proporción menor por parte del estado, entre el 40 y el 10%.

Las universidades públicas, autónomas y no autónomas, hemos sido objeto en los últimos meses de una visión generalista que nos percibe a todas como corruptas. Es necesario considerar que cada una tiene diferentes historias y contextos por lo que debe analizarse caso por caso, para atender puntualmente las deficiencias y áreas de oportunidad individuales. Es también importante evitar descalificar a las instituciones. Cuando se señala directamente a la institución, se atenta contra su prestigio. No es la institución la reponsable de acciones indebidas. Si hay responsabilidades, que se señalen y se establezcan las sanciones correspondientes, pero no se debilite a la institución ya que ella es mucho más que directivos y funcionarios. Al señalar y afectar el prestigio institucional, se afecta a la sociedad misma.

Los temas que deberemos tratar y resolver en lo inmediato son muy importantes para resignificar la educación superior en México. Reconstruir un sistema educativo de calidad, calidez e inclusión, es indispensable para nuestro país. Construir juntos el proyecto educativo que necesitamos implica asumir responsabilidades y compromisos. Los cambios siempre llegan con fuertes sacudidas y hay que transformarlos en positivo. Hoy tenemos nuevos retos y oportunidades.

Las universidades de hoy deben ser socialmente responsables para formar profesionistas de pensamiento independiente, comprometidos con las necesidades actuales, que se desempeñen siempre a favor del bienestar colectivo, pero también ciudadanos críticos y responsables. En el contexto político, las universidades públicas, particularmente las autónomas, debemos establecer una relación respetuosa y bien delimitada con los diferentes gobiernos para evitar entrar en juegos partidistas. La relación de respeto debe ser mutua con la finalidad de lograr colaborar en proyectos que beneficien el bien común y social.

La lucha en los últimos años ha girado alrededor de lograr la suficiencia presupuestal pues durante al menos dos décadas, las universidades públicas hemos padecido el poco compromiso por parte de los diferentes órdenes de gobierno para la asignación de un presupuesto suficiente. Por ello, es indispensable que se defina claramente y en la ley, la corresponsabilidad de la federación, estado y municipios para dotar a las universidades de recursos suficientes, siempre en el entendido de que debemos aplicar los recursos de forma clara, responsable y transparente. La autonomía no es un escudo que nos cubra para la impunidad o la corrupción.

Debemos buscar la asignación de un presupuesto equitativo ya que actualmente el subsidio recibido por alumno fluctúa entre 30 mil y 125 mil pesos. Hay que dotar a los estudiantes de las mismas oportunidades. De igual manera, es indispensable establecer la corresponsabilidad de los gobiernos estatales en la asignación de presupuesto ya que, de las 35 universidades públicas autónomas, solo 25% reciben un subsidio peso a peso, es decir, 50% es aportado por la federación y 50% por la entidad federativa. El resto, recibimos una proporción menor por parte del estado, entre el 40 y el 10%.

Las universidades públicas, autónomas y no autónomas, hemos sido objeto en los últimos meses de una visión generalista que nos percibe a todas como corruptas. Es necesario considerar que cada una tiene diferentes historias y contextos por lo que debe analizarse caso por caso, para atender puntualmente las deficiencias y áreas de oportunidad individuales. Es también importante evitar descalificar a las instituciones. Cuando se señala directamente a la institución, se atenta contra su prestigio. No es la institución la reponsable de acciones indebidas. Si hay responsabilidades, que se señalen y se establezcan las sanciones correspondientes, pero no se debilite a la institución ya que ella es mucho más que directivos y funcionarios. Al señalar y afectar el prestigio institucional, se afecta a la sociedad misma.

Los temas que deberemos tratar y resolver en lo inmediato son muy importantes para resignificar la educación superior en México. Reconstruir un sistema educativo de calidad, calidez e inclusión, es indispensable para nuestro país. Construir juntos el proyecto educativo que necesitamos implica asumir responsabilidades y compromisos. Los cambios siempre llegan con fuertes sacudidas y hay que transformarlos en positivo. Hoy tenemos nuevos retos y oportunidades.

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