/ miércoles 3 de junio de 2020

Sólo para villamelones

La suspensión de la tradicional corrida del 15 de septiembre en Juriquilla viene a sumarse a las de otras muchas a lo largo del país, siendo las más significativas las de la feria de San Marcos, en Aguascalientes, cita ineludible del calendario taurino nacional.

Y aunque la suspensión en el coso comandado por Juan Arturo, El Pollo, Torres Landa, es la lógica reacción a la suspensión de las celebraciones de independencia por parte del gobierno queretano, no deja de ser desalentador que, a tres meses y medio de las patrióticas fechas, tengamos ya la certeza de que no habrá corrida de toros.

Ello habla de la delicada situación sanitaria que se prevé en las próximas semanas en México y de la dificultad que representará para las empresas taurinas levantar el espectáculo desde la ausencia total que vive y convencer a una población, más preocupada por la salud y la economía familiar, de asistir a una corrida de toros.

Los pensamientos de los taurinos mexicanos están ahora centrados, más que nunca, en la Plaza México; no tanto por la importancia que tiene como máximo coso taurino del país, sino por las fechas en las que tradicionalmente desarrolla su temporada. Es precisamente la actividad en el llamado “embudo de Insurgentes” la que determinará si los toros volverán este aciago año, o no.

De la México, de su fuerza, y quizá también de la Nuevo Progreso, de Guadalajara, depende el futuro inmediato, la actividad necesaria de la industria taurina, o su desesperanza. Aunque, más que de esas plazas, como en toda actividad productiva que tiene la necesidad de contar con espectadores, la del toro está sujeta a que tanto se avance en contra del virus que ha puesto de cabeza a la humanidad toda.

Por lo pronto, no habrá corrida septembrina en Juriquilla, rompiéndose así una larga tradición, ininterrumpida hasta este sufrido 2020. Un punto negativo más, un escalón adicional de desesperanza, para esta Fiesta que vive, quizá, los peores momentos de su historia.

La suspensión de la tradicional corrida del 15 de septiembre en Juriquilla viene a sumarse a las de otras muchas a lo largo del país, siendo las más significativas las de la feria de San Marcos, en Aguascalientes, cita ineludible del calendario taurino nacional.

Y aunque la suspensión en el coso comandado por Juan Arturo, El Pollo, Torres Landa, es la lógica reacción a la suspensión de las celebraciones de independencia por parte del gobierno queretano, no deja de ser desalentador que, a tres meses y medio de las patrióticas fechas, tengamos ya la certeza de que no habrá corrida de toros.

Ello habla de la delicada situación sanitaria que se prevé en las próximas semanas en México y de la dificultad que representará para las empresas taurinas levantar el espectáculo desde la ausencia total que vive y convencer a una población, más preocupada por la salud y la economía familiar, de asistir a una corrida de toros.

Los pensamientos de los taurinos mexicanos están ahora centrados, más que nunca, en la Plaza México; no tanto por la importancia que tiene como máximo coso taurino del país, sino por las fechas en las que tradicionalmente desarrolla su temporada. Es precisamente la actividad en el llamado “embudo de Insurgentes” la que determinará si los toros volverán este aciago año, o no.

De la México, de su fuerza, y quizá también de la Nuevo Progreso, de Guadalajara, depende el futuro inmediato, la actividad necesaria de la industria taurina, o su desesperanza. Aunque, más que de esas plazas, como en toda actividad productiva que tiene la necesidad de contar con espectadores, la del toro está sujeta a que tanto se avance en contra del virus que ha puesto de cabeza a la humanidad toda.

Por lo pronto, no habrá corrida septembrina en Juriquilla, rompiéndose así una larga tradición, ininterrumpida hasta este sufrido 2020. Un punto negativo más, un escalón adicional de desesperanza, para esta Fiesta que vive, quizá, los peores momentos de su historia.