/ miércoles 3 de marzo de 2021

Sólo para villamelones | Al alimón

La frase fue pronunciada por el presidente López Obrador durante su reciente visita a la ciudad de Querétaro para inaugurar, junto con el gobernador de esta entidad, el nuevo hospital regional. Incluso, el primer mandatario de la Nación se refirió a ella como un término taurino al decir que el nosocomio había sido construido por los gobiernos de ambos niveles “al alimón”.

Y efectivamente, “al alimón” es una forma muy especial de ejecutar el toreo, pero el término no es estrictamente taurino, pues, se dice, viene desde épocas lejanas y gracias a una canción de juegos infantiles que iniciaba justamente así: “Al alimón… Al alimón”. Se trata de la suerte en la que dos toreros, con un mismo capote, hacen embestir a la res y ejecutan así toda una tanda.

Dícese que los primeros en realizarla fueron los mexicanos Alfredo Leal y Manolo Martínez, en el ya lejano año de 1968 y en Quito, Ecuador, y aunque no lo sé de cierto, es evidente que esto se ha realizado muy variadas ocasiones a lo largo del mundo, y suele también practicarse en las placitas de tienta, cuando uno de los que toman el capote por una punta suele ser novel en estos temas taurinos.

Lo que sí sé, es que también es muy común confundir las suertes “al alimón” con las “colleras”, que son las que más se practican en la actualidad por esas plazas del mundo y que, a veces, se circunscriben, equivocadamente, al toreo a caballo. Las “colleras”, a diferencia de torear “al alimón”, donde se utiliza un solo capote, son interpretadas por dos toreros que utilizan, cada uno, su engaño. Así, pueden darse tandas de “colleras” por gaoneras, como lo hicieron Leal y Martínez aquella ocasión en Quito, o por chicuelinas, o por cualquier otro lance con el capote.

En estricto sentido también puede torearse “al alimón” con la muleta, aunque esto puede resultar, de solo imaginarlo, bastante extraño y poco elegante, y desde luego, por “colleras”, que tampoco representa un buen ejemplo de purismo taurino.

En fin, que el nuevo hospital general de Querétaro fue construido, según el Presidente de la República, “al alimón”, aunque quizá podríamos decir que fue edificado por “colleras”, pues los gobiernos estatal y federal, cada uno por su cuenta, pusieron, como si se tratara de un capote, su propio presupuesto.

La frase fue pronunciada por el presidente López Obrador durante su reciente visita a la ciudad de Querétaro para inaugurar, junto con el gobernador de esta entidad, el nuevo hospital regional. Incluso, el primer mandatario de la Nación se refirió a ella como un término taurino al decir que el nosocomio había sido construido por los gobiernos de ambos niveles “al alimón”.

Y efectivamente, “al alimón” es una forma muy especial de ejecutar el toreo, pero el término no es estrictamente taurino, pues, se dice, viene desde épocas lejanas y gracias a una canción de juegos infantiles que iniciaba justamente así: “Al alimón… Al alimón”. Se trata de la suerte en la que dos toreros, con un mismo capote, hacen embestir a la res y ejecutan así toda una tanda.

Dícese que los primeros en realizarla fueron los mexicanos Alfredo Leal y Manolo Martínez, en el ya lejano año de 1968 y en Quito, Ecuador, y aunque no lo sé de cierto, es evidente que esto se ha realizado muy variadas ocasiones a lo largo del mundo, y suele también practicarse en las placitas de tienta, cuando uno de los que toman el capote por una punta suele ser novel en estos temas taurinos.

Lo que sí sé, es que también es muy común confundir las suertes “al alimón” con las “colleras”, que son las que más se practican en la actualidad por esas plazas del mundo y que, a veces, se circunscriben, equivocadamente, al toreo a caballo. Las “colleras”, a diferencia de torear “al alimón”, donde se utiliza un solo capote, son interpretadas por dos toreros que utilizan, cada uno, su engaño. Así, pueden darse tandas de “colleras” por gaoneras, como lo hicieron Leal y Martínez aquella ocasión en Quito, o por chicuelinas, o por cualquier otro lance con el capote.

En estricto sentido también puede torearse “al alimón” con la muleta, aunque esto puede resultar, de solo imaginarlo, bastante extraño y poco elegante, y desde luego, por “colleras”, que tampoco representa un buen ejemplo de purismo taurino.

En fin, que el nuevo hospital general de Querétaro fue construido, según el Presidente de la República, “al alimón”, aunque quizá podríamos decir que fue edificado por “colleras”, pues los gobiernos estatal y federal, cada uno por su cuenta, pusieron, como si se tratara de un capote, su propio presupuesto.