/ miércoles 20 de enero de 2021

Sólo para villamelones | Morante y Miura

No es una combinación que se haya dado, ni que alguien pensara que se daría. De hecho, es una combinación difícil de imaginar.

La nota más relevante de la semana, y seguramente de muchas más, corrió a cargo de Morante de la Puebla, al anunciarse que el sevillano estaba dispuesto a presentarse en su tierra, en la famosa Feria de Abril, con la legendaria, y complicada, ganadería de Miura. Incluso se dijo que la intención del de la Puebla era tan sustentada que ya había visto los toros reservados para el compromiso en la Maestranza sevillana en la finca de Zahariche.

Considerada como una de las ganaderías “duras”, seguramente la más dura de todas, la de Miura es una de esas procedencias que, todos los sabemos, las figuras del toreo prefieren evitar. Sólo unos cuantos toreros, muy identificados en el medio, son los que habitualmente se anuncian con este ganado y otros de características similares. Todo porque, evidentemente, son toros que no garantizan un triunfo, dadas sus características de comportamiento, ajeno a la dulzura y las buenas maneras que han conseguido ganaderías más consentidas.

Morante nunca se ha enfrentado, en su ya larga carrera taurina, con un Miura. Acaso lo intentó hace algunos años cuando, en un festival, que no viene a ser lo mismo, estaba anunciado con uno en la misma plaza sevillana. El toro fue regresado a los corrales en el segundo tercio y todos se quedaron con las ganas de descubrir ese binomio, pues el sobrero era de otra ganadería.

La corrida de los Miuras en Sevilla podría ser, tentativamente, el 25 de abril venidero, y la baraja de alternantes sólo forma parte de especulaciones. Se menciona mucho a Manuel Escribano, y también a Pepe Moral y a Rafaelillo, toreros todos nada alejados de la experiencia de lidiar corridas “duras”. Hay quien asegura, no sin candor evidente, que otro podría ser Julián López, “El Juli”, lo que representaría una de las sorpresas más grandes de los últimos tiempos.

Morante, según se dice en los corrillos taurinos, tiene aseguradas otras dos corridas en la Feria de Abril, con ganado más afín a sus costumbres, y otra en la de San Miguel. De entre todas destaca un posible cartel para el Domingo de Resurrección, en el que alternaría con Pablo Aguado y con Andrés Roca Rey, para lidiar un encierro de Victoriano del Río. La restante de las tres primeras, sería con materia prima proveniente de la dehesa de Juan Pedro Domecq; es decir, la antítesis de Miura.

¿Qué representará está decisión de Morante de la Puebla, si es que se da, para el toreo? Poca cosa, la verdad, más allá de las repercusiones mercadotécnicas. Tan sólo un mensaje del torero para todos aquellos detractores que le echan en cara, como a las demás figuras, su indiferencia para este tipo de ganado. Y es que las estadísticas, y las características de toros y torero, nos indican que seguramente muy poco se podrá ver esa tarde en Sevilla. A menos que nos sorprendan y nos den motivos para señalar la fecha con doble color rojo.

No es una combinación que se haya dado, ni que alguien pensara que se daría. De hecho, es una combinación difícil de imaginar.

La nota más relevante de la semana, y seguramente de muchas más, corrió a cargo de Morante de la Puebla, al anunciarse que el sevillano estaba dispuesto a presentarse en su tierra, en la famosa Feria de Abril, con la legendaria, y complicada, ganadería de Miura. Incluso se dijo que la intención del de la Puebla era tan sustentada que ya había visto los toros reservados para el compromiso en la Maestranza sevillana en la finca de Zahariche.

Considerada como una de las ganaderías “duras”, seguramente la más dura de todas, la de Miura es una de esas procedencias que, todos los sabemos, las figuras del toreo prefieren evitar. Sólo unos cuantos toreros, muy identificados en el medio, son los que habitualmente se anuncian con este ganado y otros de características similares. Todo porque, evidentemente, son toros que no garantizan un triunfo, dadas sus características de comportamiento, ajeno a la dulzura y las buenas maneras que han conseguido ganaderías más consentidas.

Morante nunca se ha enfrentado, en su ya larga carrera taurina, con un Miura. Acaso lo intentó hace algunos años cuando, en un festival, que no viene a ser lo mismo, estaba anunciado con uno en la misma plaza sevillana. El toro fue regresado a los corrales en el segundo tercio y todos se quedaron con las ganas de descubrir ese binomio, pues el sobrero era de otra ganadería.

La corrida de los Miuras en Sevilla podría ser, tentativamente, el 25 de abril venidero, y la baraja de alternantes sólo forma parte de especulaciones. Se menciona mucho a Manuel Escribano, y también a Pepe Moral y a Rafaelillo, toreros todos nada alejados de la experiencia de lidiar corridas “duras”. Hay quien asegura, no sin candor evidente, que otro podría ser Julián López, “El Juli”, lo que representaría una de las sorpresas más grandes de los últimos tiempos.

Morante, según se dice en los corrillos taurinos, tiene aseguradas otras dos corridas en la Feria de Abril, con ganado más afín a sus costumbres, y otra en la de San Miguel. De entre todas destaca un posible cartel para el Domingo de Resurrección, en el que alternaría con Pablo Aguado y con Andrés Roca Rey, para lidiar un encierro de Victoriano del Río. La restante de las tres primeras, sería con materia prima proveniente de la dehesa de Juan Pedro Domecq; es decir, la antítesis de Miura.

¿Qué representará está decisión de Morante de la Puebla, si es que se da, para el toreo? Poca cosa, la verdad, más allá de las repercusiones mercadotécnicas. Tan sólo un mensaje del torero para todos aquellos detractores que le echan en cara, como a las demás figuras, su indiferencia para este tipo de ganado. Y es que las estadísticas, y las características de toros y torero, nos indican que seguramente muy poco se podrá ver esa tarde en Sevilla. A menos que nos sorprendan y nos den motivos para señalar la fecha con doble color rojo.