/ jueves 13 de mayo de 2021

Sopa de letras | Tecnología para el cerebro

Como el uso de la tecnología al servicio de la medicina y de la investigación abre la puerta a asombros desarrollos que prometen una mejor calidad de vida para las personas, especialmente para aquellos que padecen enfermedades. Se trata de los implantes neuronales, dispositivos tecnológicos que se conectan al cerebro, generalmente en la corteza y actúan cómo prótesis biomédicas en áreas que se han vuelto disfuncionales como consecuencia, por ejemplo, de una lesión cerebral. Se está estudiando y evaluando su utilidad en discapacidades del movimiento. Mediante estos implantes se podría lograr la posibilidad de manipulación de objetos con el pensamiento. Así esta nueva tecnología permitiría que personas con distintos grados de inmovilidad pudieran accionar mecanismos robóticos únicamente con la fuerza de sus pensamientos.

Otro avance representa las experiencias que tratan de lograr la comunicación de cerebro a cerebro. Se pretende conocer lo que una persona piensa a través de un electroencefalograma. Los datos registrados se utilizan para producir un patrón específico de actividad neuronal en otro individuo a través de corriente eléctrica o campos magnéticos, de esta forma, el otro participante piensa lo mismo que la primera persona. Este procedimiento logró llevarse a cabo en un estudio en el que los participantes tenían que comunicarse directamente a través de sus cerebros para realizar una tarea conjunta, un videojuego de barcos piratas, por ejemplo. Uno tenía el rol de emisor de la información, podía ver la pantalla y tomaba la decisión de disparar un cañón para derribar barcos; el otro era el receptor que solo podía presionar el botón para disparar. Para ello tenía que recibir el mensaje del emisor para lograrlo ver imprescindible el trabajo en conjunto. El emisor contaba con un electroencefalograma que medía su actividad. Según imaginara la mano disparando o no, variaban las oscilaciones de baja frecuencia del cerebro.

Entonces el cambio en las oscilaciones era considerado una señal para estimular el cerebro del receptor de manera que se lo incitara a mover la mano, sin ser consiente del impulso a hacerlo. La profundización en este tipo de técnica abre un nuevo universo para los tratamientos.

Claro que estos descubrimientos requieren de una reflexión sobre los dilemas éticos, como lo señala el neurólogo y doctor en ciencias de la Universidad de Cambridge. “La neurótica se encarga de la discusión práctica sobre cómo hacer las investigaciones en esta área y dé interrogarse sobre las implicaciones del conocimiento del cerebro” Por ejemplo, la interface cerebro-computadora puede violar nuestra intimidad y derechos humanos. Es necesario el desarrollo de una neurociencia rigurosa, responsable, ética, y científicamente sólida.

Como el uso de la tecnología al servicio de la medicina y de la investigación abre la puerta a asombros desarrollos que prometen una mejor calidad de vida para las personas, especialmente para aquellos que padecen enfermedades. Se trata de los implantes neuronales, dispositivos tecnológicos que se conectan al cerebro, generalmente en la corteza y actúan cómo prótesis biomédicas en áreas que se han vuelto disfuncionales como consecuencia, por ejemplo, de una lesión cerebral. Se está estudiando y evaluando su utilidad en discapacidades del movimiento. Mediante estos implantes se podría lograr la posibilidad de manipulación de objetos con el pensamiento. Así esta nueva tecnología permitiría que personas con distintos grados de inmovilidad pudieran accionar mecanismos robóticos únicamente con la fuerza de sus pensamientos.

Otro avance representa las experiencias que tratan de lograr la comunicación de cerebro a cerebro. Se pretende conocer lo que una persona piensa a través de un electroencefalograma. Los datos registrados se utilizan para producir un patrón específico de actividad neuronal en otro individuo a través de corriente eléctrica o campos magnéticos, de esta forma, el otro participante piensa lo mismo que la primera persona. Este procedimiento logró llevarse a cabo en un estudio en el que los participantes tenían que comunicarse directamente a través de sus cerebros para realizar una tarea conjunta, un videojuego de barcos piratas, por ejemplo. Uno tenía el rol de emisor de la información, podía ver la pantalla y tomaba la decisión de disparar un cañón para derribar barcos; el otro era el receptor que solo podía presionar el botón para disparar. Para ello tenía que recibir el mensaje del emisor para lograrlo ver imprescindible el trabajo en conjunto. El emisor contaba con un electroencefalograma que medía su actividad. Según imaginara la mano disparando o no, variaban las oscilaciones de baja frecuencia del cerebro.

Entonces el cambio en las oscilaciones era considerado una señal para estimular el cerebro del receptor de manera que se lo incitara a mover la mano, sin ser consiente del impulso a hacerlo. La profundización en este tipo de técnica abre un nuevo universo para los tratamientos.

Claro que estos descubrimientos requieren de una reflexión sobre los dilemas éticos, como lo señala el neurólogo y doctor en ciencias de la Universidad de Cambridge. “La neurótica se encarga de la discusión práctica sobre cómo hacer las investigaciones en esta área y dé interrogarse sobre las implicaciones del conocimiento del cerebro” Por ejemplo, la interface cerebro-computadora puede violar nuestra intimidad y derechos humanos. Es necesario el desarrollo de una neurociencia rigurosa, responsable, ética, y científicamente sólida.